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Xana Menéndez Prendes
Miércoles, 16 de julio 2014, 12:31
La obesidad puede llevarte a un punto de no retorno donde cambiar las cosas puede ser un tarea prácticamente imposible. Robert y Jessica Foster, una pareja estadounidense que se encontraban envueltos en una espiral de amargura debido a su sobrepeso, decidió poner punto y final a su creciente y desorbitado peso. Gracias a un cambio total de vida lograron perder 130 kilos entre los dos.
En 2011, este matrimonio de Colorado, padres de cuatro hijos, pesaba entre los dos 278 kilos; Robert 148 kilos y Jessica 130 kilos. Su adicción a la comida basura estaba acabando con sus vidas y había logrado que mermara, además, su relación con sus cuatro niñas. Robert Foster se encontraba cansado hasta para jugar con sus hijas y eso le hacía sentirse culpable y tras muchas conversaciones sobre qué hacer, que nunca llegaban a buen puerto, fue su mujer la que empezó con el cambio; Jess explica que las críticas por su sobrepeso la habían llevado a que se diese asco y este fue el detonante, "¿Voy a permitir que esto continúe o voy a ponerme en pie y hacer esos cambios?", la respuesta ya la han contestado positivamente con su esfuerzo y han logrado que sus hijas sigan un buen ejemplo: Si no estábamos comiendo bien, nuestras hijas iban a imitar en su vida nuestros hábitos de alimentación.
En marzo de 2012, poco antes de cumplir los 30 años, Jess Foster se matriculó en las clases de Zumba y en poco tiempo vio como bajaba 6 kilos y animó a su marido que la acompañara en este viaje; Rob era más reacio a la idea de hacer ejercicio, pero comenzó a practicar tennis y a reducir la comida en la cena. Poco a poco empezaron a practicar deportes juntos; hacían excursiones, senderismo y empezaron a aficionarse al running, hasta el punto que corrieron su primera media marathon en la que Jessica ganó a su marido. El cambio de alimentación también fue progresivo y dejaron para siempre la costumbre, muy americana, de pedir la comida fuera de casa. Su cambio de vida también consistió en dedicar tiempo a cocinar juntos hasta el punto que decidieron convertirse en veganos.
Hoy, los Foster son una familia feliz que disfruta del deporte en familia y que incluso han participado en una marathon completa. Su vida ya no es la misma y, aunque saben que no van a ser modelos, han conseguido estar agusto con su cuerpo: "Me quiero a mi misma. Me gusta lo que estoy viendo en el espejo, afirmo Jess en la CNN, Con sus 75 kilos cree que todavía puede ir más allá y seguro que lo logrará, "sé que hay mucho trabajo que hacer todavía, pero soy una persona muy diferente de lo que era antes", agregó.
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