JOSÉ L. GONZÁLEZ
RIBADESELLA.
Domingo, 5 de agosto 2018, 04:33
Hacía ya un buen rato que Milín Llamedo y Pedro Vázquez habían abandonado el podio. Para entonces habían repartido abrazos, dado saltos de alegría, lucido la montera picona y saboreado las mieles de un esperado triunfo que se resistió durante años y que llegó en un espectacular final que hizo vibrar a los miles de aficionados a las piraguas en Ribadesella. 51 minutos más tarde de la última palada de los campeones, esa que acaba con los brazos en alto, pasaban por debajo del puente de meta Tomás Fernández, piragüista de 19 años del Club deportivo Los Cuervos de Pravia, y Guillermo Martínez, consejero de Presidencia del Principado de Asturias, quien acudió por primera vez al Sella como deportista y por última como miembro del Gobierno regional. «El objetivo era completar la prueba y por mi parte ha sido muy satisfactorio», afirmó el consejero tras bajar de la piragua.
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No hubo grandes gestos ni celebraciones, pero sí la satisfacción de haber completado el reto que se habían propuesto. «Unos amigos comunes nos pusieron en contacto. Este año no iba a bajar y él tiene poca experiencia en piraguas. El objetivo era acabar la prueba», explicó el joven Tomás Martínez, encargado de pilotar la embarcación y que durante días se ha estado entrenando junto a Guillermo Martínez en el río Nalón.
Lo que más temía esta dupla de piragüistas era lo mismo que la mayor parte de competidores: la salida. Con razón, porque su único incidente a lo largo de los 20 kilómetros de prueba sucedió precisamente ahí, a pocos metros del puente de Arriondas. «Volcamos, fue un momento muy comprometido, pero luego todo ha ido bien», explicó Guillermo Martínez, quien ya había hecho, hace años, sus pinitos con una pala. «Había hecho kayak, pero es mi primera vez con una piragua y no fue tan mal, por lo menos para conseguir estabilizarla», explicó mientras compañeros de Gobierno se acercaban al pantalán para darle la enhorabuena e inmortalizar el momento móvil en mano. «Desde el vuelco hemos ido remontando todo el río hasta llegar a meta», señaló satisfecho Tomás Martínez tras lograr junto a su compañero un tiempo de 1 hora y 57 minutos que les dejó en el puesto 89 de su categoría, k-2 senior, y el 417 de la general.
Otro papel fue el que le tocó jugar al jefe del Ejecutivo asturiano, Javier Fernández, quien también vivió su último Sella en el cargo. Relajado, con el pañuelo de Asturias al cuello, al presidente se le pudo ver charlar y contar anécdotas con compañeros de Gobierno antes de la entrega de premios, donde a solo dos metros estaba la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, para quien también es el último Sella como máxima representante de Gijón. Lo mismo que Charo Fernández, alcaldesa de Ribadesella, que anunció que no repetiría y vivió también las que, de momento, son sus últimas piragüas como primera edil de la corporación riosellana.
Quien no acudió este año a la cita fue el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, a quien los Tritones reclamaron al grito de «no estamos todos, falta Revilla». El mandatario de la comunidad vecina se disculpó a través de las redes sociales y explicó que se encontraba en la fiesta del «día grande de Valderredible».
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El que estrenó puesto en la fiesta de les Piragües fue el secretario general de la FSA, Adrián Barbón, a quien se pudo ver durante la ceremonia de salida en Arriondas con un atuendo de lo más sellero que incluía el tradicional collar de flores al cuello. Un Sella de llegadas y despedidas vividas de muy distintas maneras.
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