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PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Domingo, 5 de agosto 2018, 04:21
Son las diez menos cuarto de la mañana en Arriondas y el rey Pelayo pasa con la Cruz de la Victoria a cuestas. Se cruza con una tritona que carga con su tridente, unos gaiteros, dos chicas con remos y a punto está de chocar ... con los gigantes de Telva y Pinón. Un grupo de jóvenes, con aspecto de llevar unas cuantas horas de fiesta, le hace la ola al primer monarca de Asturias y él responde con un saludo lleno de regia jovialidad. A la vuelta de la esquina se encuentra con el rey Aurelio: «¡Coño, apareciste!». En la capital de Parres no se rueda la versión asturiana de 'Amanece que no es poco'. Es el Sella, la Fiesta de les Piragües.
«Se trata de no pensar en lo que hacen los demás sino en cómo te puedes divertir tú mismo respetando a otros», asegura Ángel Luis Menéndez 'Kevi', presidente de la peña piloñeta los Tritones, la más veterana de esta folixa y que, además de seguir el consejo que sugiere su portavoz, tiene encomendada la importante tarea de despejar el río de posibles obstáculos humanos a la hora de la salida de la competición. El grupo cuenta con 120 socios y fue fundado por el padre de la fiesta, Dionisio de la Huerta, con el objetivo de que la animasen y le diesen color. Con sus tridentes y sus trajes de vivos colores, su presencia no pasa inadvertida ni durante el desfile de la mañana ni en las aguas del Sella momentos antes de que suene el cañonazo de inicio.
Con el cortejo ya en marcha 'Kevi' jalea a sus cofrades con una gran bandera asturiana y animándoles a cantar. Muy cerca marchan los Selleros -una de las peñas más numerosas con 900 socios-, compitiendo en 'xaréu' con una 'batukada'. Su abanderado, Jorge Suco, da el secreto para aprovechar al máximo una de las mayores folixas del verano asturiano: «No abusar de la noche y ser prudentes. Sin pasarse también se puede disfrutar». Este año los parragueses recuperan un clásico: el dios Cronos, para recordar que el tiempo corre solo y no es preciso adelantarlo con excesos. Tampoco con rivalidades absurdas. «Entre las peñas todas vamos a una», afirma Jenny Rodríguez, presidenta de la riosellana Entaina -170 socios-, que desfila con los gigantes de Telva y Pinón y un cabezudo de Pinín. «En los últimos años hemos recuperado el espíritu festivo original y eso es muy positivo», expresa su presidenta para quien «el Sella hay que sentirlo. Si no es así, vale más quedarse en casa». El cuarteto de los grupos decanos lo completan los cangueses de los Botijos, revoltosos que este año se han traído una discoteca rodante animada por dos gogós 'drag queen': «La rubia es Rafaela Carrá y la morena Beyoncé», explica Berta Martínez, quien ve en la diversión representada por estas animadoras un reflejo de la identidad de la fiesta: «Aquí da igual el qué dirán: la cosa es vivir y dejar vivir», declara.
Al desfile del Sella acudían ayer dos peñas debutantes. La asociación Roblón de Coya se estrenaba reivindicando el lugar desde el que Dionisio de la Huerta inició la primera singladura hasta Arriondas. Su efigie presidía la pancarta con la que se abrían paso estos piloñeses: «Cagonrós. Salí de Coya a dar una vuelta y mira la que lié». Un cabezudo recreaba también al fundador enredando con una chica sobre zancos. «Siendo de Coya no podíamos faltar», manifestaba su portavoz Aurora Hevia. Igualmente novatos eran el grupo 'Concejo de Ponga', encabezado por su alcaldesa Marta Alonso y que además de recordar la proximidad física del municipio beyusco aportaban un nuevo rey asturiano a la fiesta, Ramiro, encarnado por el joven Sergio de Abiegos. «Es nuestro primer año y queremos repetir», expresaba la regidora.
En medio de las peñas veteranas y debutantes, selleros de primera hora como el Grupo de Cultura Covadonga de Gijón, abanderado por el piragüista Gonzalo Cuesta. «Mi primer descenso fue en el 52 y desde entonces nunca hemos fallado», relataba. Y participantes venidos desde el otro lado del atlántico, como los argentinos del Club la Plata de Río Negro. Al frente de ellos, otro deportista senior, Raúl Gruta, que a sus 73 años venía dispuesto a todo en el Sella. «Los jóvenes están muertos», sentenció.
A escasos minutos del mediodía los Tritones despejaban el río y la multitud se arracimaba en torno al puente de Arriondas. Oskar Roy cantaba su 'Asturias Patria Querida' y a esa hora era posible ver al rey Pelayo, junto a Aurelio, Ordoño y Maragato coreándole.
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