Candy y Urban rompen la tradición en un Sella multitudinario

Terminó la sequía foránea en el Descenso del Sella. Los franceses Quentin Urban y Jeremy Candy se impusieron debajo del puente de Ribadesella después de superar en los últimos metros a los ocho veces campeones de la prueba Bouzán y Fiuza, que no pudieron mantener la cabeza desde La Boticaria. En categoría femenina, Eva Barrios y Amaia Osaba lograron su tercera victoria consecutiva en el k-2 e Irene Gana se hizo con el triunfo en K-1. Volvió el Sella y con ello el espectáculo de una prueba irremplazable. Habían pasado tres años del último antecedente y había muchas ganas de vibrar con los mejores piragüistas del mundo en la prueba de maratón y éstos no decepcionaron. La prueba tuvo todos los ingredientes que lo hacen una competición única.

Los hermanos Balboa marcaron el ritmo en las primeras paladas. Los argentinos tiraban de un grupo nutrido al paso de La Remolina, con la pareja Julio Martínez y Emilio Llamedo un poco más retrasados, cambiando la estrategia de la última edición en la que acabaron pagando el esfuerzo de tirar durante la prueba.

El grupo cabecero al paso por Triongo estaba formado por seis embarcaciones, con los Balboa llevando el peso por delante. Si su apuesta era por desgastar a los rivales lo consiguieron. Los últimos campeones Becerro y Castañón fueron los primeros en perder contacto con los favoritos, dejando varios metros al paso de Toraño. Una sorpresa y más después del papel destacado que hicieron durante el Europeo y ser primeros en la crono del jueves.

Sin embargo, el Sella no perdona. Bouzán y Fiuza se refugiaron dentro del grupo, dejando a los rivales hacer. Plaza y Llorens, que llegaban tras conquistar el trono continental hace una semana, asumieron el liderato, marcando un ritmo constante que no logró descolgar a las otras cuatro embarcaciones.

Conscientes de la igualdad entre todos los participantes, ninguno de los K-2 quería romper la carrera. Al paso de Fríes, los hermanos Balboa se quedaban rezagados y veían como las opciones de triunfo se les escapaban. Mucha táctica en el Descenso en el que nadie quería enseñar las cartas. Todo hacía indicar que la prueba se iba a resolver en los últimos metros, con cuatro embarcaciones con aspiraciones.

Plaza y Llorens probaron las fuerzas de Quentin Urban y Jeremy Candy, a los que ya ganaron en el Europeo de Dinamarca. Los franceses no cedieron, a sabiendas de que su oportunidad era alcanzar los últimos metros, en los primeros puestos.

Todo apuntaba al tramo de La Boticaria. Con el nivel del río bajo, daba la impresión de que la decisión de las embarcaciones al paso del famoso islote podía decantar la balanza para decidir el podio.

En el K-1, mientras, el piraguista de Soto del Barco Javi López consiguió dejar atrás al gran favorito, Mads Pedersen. Milín Llamedo, sobresaliente, se aferraba a la tercera plaza. Todo un mérito para el parragués, que siempre está delante cuando llega el Descenso.

Al paso por Norniella, las cuatro embarcaciones estaban soldadas, sin apenas diferencias entre ellos. Más atrás, Castañón y Becerra seguían con su remontada, aunque lejos de la cabeza para pensar en la victoria.

En La Boticaria se rompió la prueba pero no se decidió. Las cuatro embarcaciones tomaron trazadas diferentes para entrar en la ría de Ribadesella en cabeza. Bouzán y Fiuza tomaron la cabeza, con Llorens y Plaza muy cerca. Los franceses parecían un tanto rezagados, pero fue un espejismo. Candy y Urban aceleraron sobre la piragua y superaron a todos los rivales en un esprint de doscientos metros en el que superaron a Bouzán y Fiuza, segundos en meta. Ambos se quejaban de alguna maniobra ilegal de algunos rivales en los primeros tramos del Descenso, pero reconocían su error al ceder metros ante la pareja francesa, que aprovecharon la ocasión para conseguir una victoria que engalana un currículum fantástico y les une a la leyenda del Sella.

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