Secciones
Servicios
Destacamos
A veces, hacer una ruta de montaña tranquila por ciertas zonas de Asturias, sobre todo en días festivos o vacacionales, puede suponer algunos incordios; sobre todo si lo que se pretende es tener una jornada de caminata sosegada, bañada de silencios montunos, soledad en las majadas y cumbres despejadas para disfrutar largamente.
Por ello, para quienes busquen rutas de montaña de una jornada completa por Asturias, pero por lugares sin excesiva masificación y sin renunciar a estupendas vistas o a territorios míticos, este artículo propone 3 rutas de montaña, intensas y relativamente fuera de los circuitos tradicionales: tres rutas para caminatas de más de seis horas que se pierden por lugares solitarios sin renunciar a las visiones reinas de la mágica Asturias.
La sierra del Sueve, los Picos de Europa y el concejo de Aller son los escenarios de estas tres propuestas. Pero no para subir el Pienzu, ni para visitar los lagos de Covadonga o tratar de llegar a Peña Mea: el destino son los picos Mua y Mirueñu, segundo y tercero en altura de la sierra del Sueve; un lago celeste, Las Moñetas, perdido entre los enormes riscos calizos del macizo central de Picos de Europa; y dos picos hermanos, el Faro y el Huevo, tan inolvidables como sus nombres.
Hay muchas más: subir al Tiatordos desde Taranes, para mirar Ponga y Redes desde un balcón sin igual; perderse por las laderas de la sierra de Peñamayor para luego crestear una colección de cimas; alzarse al Vízcares para mirar un mar de montañas, o caminar sin prisas ni dificultades hasta la Portiecha para admirar Ubiña… las propuestas montañeras alternativas en Asturias son múltiples, y todas bellas; las tres que siguen son sólo un pequeño ejemplo de que se puede disfrutar de la soledad y de la enorme magia de la montaña asturiana sin encontrarse con nadie (o casi nadie) aunque sean días de fiesta.
Con 1136 y 1020 metros de altura, el Mirueñu y la Mua son dos cimas perfectas para encumbrar, crestear y rastrear los mágicos aposentos de la sierra del Sueve. Desde sus altos, el mar cantábrico y los Picos de Europa dominan los horizontes.
Y vale que (se mire como se mire) en la sierra del Sueve el rey es el picu Pienzu, techo de estas piedras: una cima alzada a 1150 metros y jalonada por una enorme cruz herrumbrosa que observa con admiración y afecto los tres macizos de los Picos de Europa, extasiada por el flujo de las estaciones que los moldean. Pero tras el Pienzu, los príncipes de este territorio de relieves kársticos son el Mirueñu y la Mua, dos crestas de roca picudas ubicadas a muy poca distancia de él. Tan poca, que parecen un apéndice sinuoso e intrincado de este pico, unidas a él con orgullo e imitándolo en altura, tono, terreno y visiones.
Y aunque bien es cierto que hay muchas excursiones para subirse al Mua y al Mirueñu, la que recorre las laderas occidentales del Sueve (saliendo del altu la Llama y pasando por la majada de Espineres) dibuja un sendero relativamente sencillo pero de importante desnivel acumulado que -siempre aderezado de panorámicas variadas y placenteras- se adentra sin miramientos en las tripas de esta bella sierra, tatuada desde hace siglos por las brisas de una costa de color verde y los aires helados de las cumbres más abruptas de Asturias.
(Para ver la descripción de la ruta completa al Mua y al Mirueñu, así como el track, puedes pinchar en este enlace)
Este camino tiene dos tramos: uno transcurre por pista, sobre un sendero marcado como GR-PNPE 202 «Ruta de la Reconquista» y el otro avanza por caótico terreno calizo, cruzando majadas y vegas, en constante pendiente, por los característicos paisajes de apariencia alpina de los Picos de Europa, siempre con vistas a impactantes e imponentes montañas que alzan la cabeza por encima de los 2000 metros de altura.
El caso es que arriba, mucho más arriba de los lagos de Covadonga, a 1730 metros de altitud, hay un redondo hoyo relleno de aguas turquesas al que llaman Moñetas, que duerme a los pies mismos del Paredón de Albo, en la zona más oriental del macizo de los Urrieles, envuelto en un silencio de montaña profunda, como antiguo, y en reflejos acuáticos caleidoscópicos.
Eso sí: el camino que lleva hasta las Moñetas es abrupto y empinado. Discurre serpenteando, adentrándose por laberintos calizos, camperas, majadas, vegas y canales, siempre con vistas privilegiadas hacia los imponentes macizos oriental y central, avanzando por un paisaje alpino, cautivador, empedrado y cuesta arriba que suma belleza a cada paso.
Y aunque la subida es dura, ganando altura por orografía caprichosa, la ruta no tiene complicaciones técnicas, está bien marcada por jitos y en los tramos más confusos dibuja un terroso y estrecho sendero, gastado de pasos, que avanza entre rocas y hierba, siempre hacia arriba. El esfuerzo de andarlo lleva hasta un paisaje de postal y de altura: el lago de las Moñetas, impresionante anfiteatro natural relleno de aguas brillantes y turquesas, redondo como una moneda, privilegiadamente situado a los pies de un vertical paredón blanco que muere, lamiendo nubes, 400 metros más arriba.
(Para ver la descripción completa y el track de esta ruta puedes pinchar en este enlace)
Hay montañas que van siempre de la mano. Cumbres cercanas, hijas de la misma crestería, que siempre se suben juntas, como si conformasen una sola cima partida por la mitad, inconcebible de ascender en una sola de sus partes. Este es el caso de los picos Faro y Huevo, dos potentes montañas a medio camino entre León y Asturias que se elevan a más de 2000 metros de altura para mirar ampliamente.
Faro y Huevo son dos cumbres hermanas que cambian, radicalmente, de verano a invierno: en las estaciones cálidas representan una excursión relativamente sencilla y accesible (mucho más si se emprende desde el puerto, evitando el tramo de pista inicial), mientras que en invierno, cargadas siempre de las pesadas nieves y hielos que les han dado forma, suponen un reto complicado sólo recomendado para personas con experiencia y para los amantes de la escalada en hielo.
Además, estas dos preciosas montañas lucen fisionomías muy distintas: una es picuda, cargada de aristas rocosas, y la otra redonda, recordando la parte de arriba de un enorme huevo enterrado en la tierra.
Sus cimas, casi iguales en altura, distan entre sí diez minutos de pasos y están situadas ambas en las inmediaciones del puerto de Vegarada, un lugar que se alza a 1555 metros de altura y al que –si queremos- podemos llegar con el vehículo (siempre con precaución y mucho mejor si es todoterreno).
Una excursión relativamente sencilla y muy hermosa, un poco peleona, que se disfruta mucho y que resulta perfecta para conocer la zona del alto Aller, plagado de bosques, caminos de cruce hacia la meseta y hábitats de pastores. Un recorrido serpenteante por una zona de las divisorias montañosas que separan Asturias y León.. Una ruta diferente, llena de desafios en forma de cuestas y adornada de muy buenos paisajes.
(Puedes ver el track y la descripción de la ruta completa al Faro y el Huevo pinchando en este enlace)
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.