Tania Plaza: «No querría ver la montaña con basura y eso es lo que casi siempre conlleva la masificación»

Pero desde el refugio todo se ve de otra manera y es que la vida allí también requiere de mucho esfuerzo y trabajo diarios, para eso cuenta con la ayuda de su equipo de porteadores: sus fieles perros Ur, Hera y Dante y sus dos caballos Cuco y Napoléon, siempre guiados por ella y por su marido Gummo. Un equipo capaz de resistir el sol en pleno verano, la nieve, el frío y la lluvia y sin el nadie podría disfrutar de la comida, bebida y del resto de víveres.

Para ella el refugio y la montaña son su vida por eso, aunque asegura que disfruta con cada persona e historia que pasa por allí, confiesa que tampoco le gustaría que la masificación se antepusiera nunca al respeto por la naturaleza.

- ¿Cómo se lleva este tipo de vida tan social pero a la vez tan solitaria?

- Los días que te levantas muy temprano y que a las 6 de la mañana ya empiezas a dar desayunos se hace difícil porque cuando llegan las 6 de la tarde ya hiciste 12 horas trabajando y todavía quedan otras 5 o 6 horas más por delante. Pero a la vez me gusta estar con la gente, me gusta la conversación y para eso estoy aquí de cara al público, así que en ese aspecto es positivo. Otros días son más solitarios y esos también los agradezco sobre todo para poder descansar un poco y poner en orden el refugio. Pero cuando son varios días seguidos sin gente también agobia. Es importante encontrar el término medio de cada cosa para poder llevarlo lo mejor posible.

-La ubicación en la que se encuentra este refugio es clave sobre todo porque el camino para subir a él es muy accesible ¿Habéis notado masificación en esta zona?

- Este no es un refugio que esté masificado, de hecho en pernoctaciones suele estar a medias. En invierno si hace bueno, sí que se suele llenarse los fines de semana. Lo bueno y lo malo, por así decirlo, es que la situación que tiene este refugio hace que lleguen a él todo tipo de personas. Hay gente que sube y que valora el trabajo que hay detrás de un refugio de montaña, pero hay otra que piensa que esto es un hotel o un restaurante y ni mucho menos. Esto al fin y al cabo es un refugio de montaña y para que cada persona que está en él pueda comer, primeramente nosotros tenemos que subir esa comida en la mochila. Todo eso hay que valorarlo.

- ¿Cómo crees que podría afectar la masificación al macizo de Ubiña?

- No querría ver la montaña llena de basura y lamentablemente eso es lo que conlleva casi siempre la masificación en plena naturaleza. Además la masificación también incrementaría el número de accidentes en montaña y la cantidad de personas en el refugio. Con tanto cúmulo de personas no podríamos dar una atención tan cercana en el refugio como llevamos haciendo hasta ahora. Aquí una de las cosas que nos encanta es interactuar con la gente, saber a dónde van, de donde vienen… Otra de las cosas que tampoco podríamos garantizar, es el poder abastecer todos los días a todas las plazas que tiene este refugio, que son un total de 46. Si la masificación llegase Ubiña el trabajo para nosotros se complicaría un poco más.

- En ese constante ir y venir de gente y de familias que van a pasar el día en la montaña ¿Habéis notado más consciencia en el respeto por la naturaleza?

- Lamentablemente falta bastante por hacer. Aunque te encuentras gente concienciada con la montaña y con la naturaleza, ahora los niños han vuelto para atrás. Creo que las generaciones anteriores estaban mucho más concienciadas con todo esto y que no se les ocurriría tirar un papel en medio del monte. Muchas veces vemos a los padres con los niños y delante tienes tirada la bolsa de patatas. Cuando vemos esas situaciones intentamos dar el toque a los padres para que expliquen a los niños que toda esa basura se tiene que bajar otra vez al pueblo porque el ganado lo puede comer y porque contamina.

- ¿Todas esas personas vienen bien preparadas para estar en la montaña?

- Ubiña es una montaña que está muy cerca de la carretera y mucha gente cuando viene aquí piensa que es como decir 'voy a dar un paseo'. Hasta aquí vienen muchas veces sin agua, sin comida, sin abrigo y esto no deja de ser alta montaña. Es importante traer una ruta preparada y todos estos mínimos que permitirán que si baja la niebla, te retuerces un pie o por cualquier cosa te tienes que quedar quieto durante horas en el monte y empieza a hacer frío, no te mueras por hipotermia. Esto es algo que muchos no entienden. En general hay de todo, pero aún queda mucho trabajo por hacer sobre todo con los nuevos.

- Los accidentes en la montaña son otra de las situaciones con las que os encontraréis más a menudo ¿Cómo actuáis cuando esto ocurre?

- Tenemos botiquín y curso de primeros auxilios, así que una cura de primeros auxilios sí que la podemos hacer. Pero siempre depende de la gravedad del accidente. Cuando es algo leve tipo hipotermia o alguna cosa que veamos que no es necesaria la intervención de un médico, la hacemos nosotros. Por lo general la gente que tiene accidentes y que es montañera no suele querer que llamemos al helicóptero porque piensan que puede haber un accidente más grave en otro lugar y que podría interrumpir el rescate de algo más serio. En cambio cuando nos encontramos con un accidente más grave normalmente baja alguien a dar aviso al refugio y lo primero que hacemos es llamar al 112, a partir de esa llamada actuamos. En unos minutos suele estar aquí el helicóptero. Si hay niebla y el GREIM no puede acceder solemos ir a donde está la persona para taparle y hacer un primer auxilio pero siempre dependiendo de la gravedad y hasta el momento en el que sea atendido.

- En comparación con zonas como Picos de Europa, se podría decir que en el macizo de Ubiña hay cumbres pero mucho menos frecuentadas ¿Qué recomendarías a la gente que quisiera ascenderlas?

Si nunca han hecho montaña y no tienen experiencia, les recomiendo que prueben la subida hasta el refugio. Es una pequeña ruta de aproximadamente una hora que no tiene ninguna dificultad. Una vez aquí, podrían hacer el Peña Cerredo (2.111 m). Sería una buena opción para hacer un 2.000 y sin ninguna dificultad. Para la gente que quiera ir un poco más allá, recomiendo que hagan la cumbre de Ubiña (la grande) y por la ruta fácil que, aunque tiene algo de trepada, no tiene nada expuesto. Lo mejor es ir metiéndose poco a poco en la montaña y no meterse de primeras en algo alpino.

Para los que tengan más experiencia recomiendo que hagan la Integral desde los Fontanes hasta Ubiña, que son unas 8 horas de caminata y cresteando hasta llegar a Ubiña. Es una ruta preciosa entre Torrebarrio y Asturies que merece la pena hacer.

- Otro de los puntos importantes a la hora de subir a la montaña es la meteorología, algo sobre lo que muchas veces te vemos informar en Instagram, al igual que haces con los porteos de comida con los que abastecéis el refugio ¿Crees que en este aspecto las redes sociales son una herramienta esencial incluso tratándose de un refugio de montaña?

- Hoy en día creo que si no estás en las redes sociales no existes. Me parecen una buena herramienta para que la gente vea también como se suben las cosas al refugio, para que cuando lleguen aquí valoren lo que hay y para que vean que lo poco que tenemos está traído con gran esfuerzo. La información meteorológica a través de fotos y vídeos es para que la gente que quiera subir no tenga la necesidad de llamar para saber las condiciones que tenemos y para que estén informados. También contamos con una webcam en la página web del refugio en la que todo el mundo puede ver cómo está Ubiña en ese momento.

- También tienes un blog en el que cuentas tus historias en el monte ¿Cómo surge esa idea?

- Empecé con él hace tres años y sobre todo porque la gente me lo pedía. También doy charlas y todo el mundo me decía en ellas que tenía que animarme a hacer uno para contar mis experiencias en la montaña, hablar sobre mi experiencia recorriendo sola la ruta Transcantábrica o de mi vida en el refugio… Poco a poco empecé contando alguna historia y cuando me di cuenta tenía una burrada de visitas. Me di cuenta de que a la gente le gusta como hablo, como me expreso y cómo cuento las historias que vivo aquí arriba porque lo hago de una manera bastante sencilla.

- Está claro que para ti la montaña es una forma de vida con la que disfrutas diariamente, pero después de estos seis años también entrarán en juego el cansancio a nivel físico y psicológico ¿Te ves en un futuro siguiendo al frente de este refugio?

- En el futuro espero seguir viviendo aquí, pero también espero que la vida me de un poco de tregua sobre todo porque el cansancio va notándose cada vez más. El trabajo que llevo a cabo en el refugio me encanta, pero a nivel físico y psicológico también va agotando. Abrimos durante todo el año y no hay días de vacaciones, ni de desconexión porque estás pendiente del teléfono en todo momento. En un futuro espero poder tener a alguien de confianza trabajando con nosotros para que el trabajo aquí sea más llevadero.

- ¿Qué consejo le darías a alguien que quisiera dedicar su vida a la montaña y a sacar adelante un refugio como has hecho tú?

- Sobre todo le diría que no lo tome como un trabajo, sino como una manera de vida. No podría ver esto como un trabajo porque para mí el refugio es mi vida en la montaña. A mi marido le dejé claro desde el primer momento que tenía un refugio, que mi vida estaba aquí arriba y que si él estaba dispuesto a cambiarlo todo por estar conmigo. Él aceptó y aquí estamos los dos. Tengo claro que esto conlleva un aislamiento de la familia, los amigos y de muchas cosas y hay veces que se hace difícil. Pero si eso no te asusta y es algo que te apasiona yo diría que adelante.