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olga jiménez
Jueves, 7 de enero 2021, 23:19
A sus 64 años, el hombre con más cumbres por encima de los 8.000 metros del planeta cesa la actividad que tanta vida le ha dado y que, también, tan cerca de la muerte le ha dejado. Evitar los ochomiles no es dejar las ... montañas porque la relación con ellas es el idilio de un vasco que ha sabido sortear sus múltiples peligros, amarlas y disfrutarlas «a la antigua usanza», cuando, en esas expediciones de los años 80 y 90, la ilusión se compartía con amigos apasionados del alpinismo.
Oiarzabal logró en 1999 ascender los 8.091 metros del Annapurna y convertirse en el sexto del mundo en conquistar las catorce cumbres más altas del mundo, el tercero sin oxígeno artificial. Tras varias colaboraciones con el programa de televisión española 'Al filo de lo imposible', volvió a ascender otros 10 ochomiles, por lo que en el año 2017 junto con el malogrado Alberto Zerain se embarcó en el proyecto 2x14x8000 para subir los cuatro que le faltaban, repetir la hazaña y convertirse en el único montañero de la historia en lograr semejante hito. Su cuerpo y su cabeza han dicho basta. «En 2018 sufrí mi segundo edema pulmonar intentando subir el Dhaulagiri. Fue el primer detonante para abandonar. Pero sin duda, el accidente mortal de Alberto Zerain me hizo tomar ya la decisión. Me resistía a dejarlo, pero estoy medicado de por vida, y a partir de los 7000 metros me cuesta. He decidido finalizar mi carrera deportiva con los ochomiles, pero no con la montaña», recalcó. El alpinista continuará como guía de montaña.
Su palmarés acumula récords que difícilmente alguien podrá igualar, con 47 expediciones al Himalaya. Una trayectoria que, afortunadamente, puede relatar. «La grandeza de Juanito Oiarzabal es la suerte que he tenido en no tener accidentes mortales y poder contarlo», subrayó con cierta tristeza cuando quiso recordar a todos los amigos que se quedaron por el camino. «Después de 30 años de himalayismo no puedo dejar de acordarme de los compañeros y amigos que me han acompañado y se quedaron allá como Atxo Apellániz, José Luis Zuloaga, Mikel Ruiz de Apodaka, Alberto Zerain o Félix Iñurrategi entre muchos».
Vértebras y amputaciones
A nivel personal, múltiples lesiones desde que en 1982 todo empezara en el Kangchutse (7.300 metros) y quedara prendado de la magia del Himalaya. Tres años después lograba su primer ochomil en el Cho Oyu. Además de dos embolias pulmonares, aplastamiento de vértebras y congelaciones, las secuelas más graves se produjeron en 2004 en el descenso del K2. Le provocaron la amputación los diez dedos de sus pies, además de estar cerca de perder parte de la nariz.
Orgulloso de su trayectoria, tuvo tiempo para ensalzar el alpinismo de otros tiempos, «en los que hemos protagonizado ascensiones limpias, sin oxígeno. Me da mucha pena lo está ocurriendo en algunas montañas de 8.000 metros. Vamos para atrás».
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