Vistas al Urriellu (bien vigilado por el Neverón y los Albos) desde el collau Valleyu, ya muy cerca de la vega de Urriellu M.LL
Rutas por los Picos de Europa

A los pies del «señor» picu Urriellu

Esta no es una ruta complicada ni conlleva requisitos técnicos: sólo superar los muchos metros de desnivel que, por sendas y caminos tallados llevan desde Sotres hasta la Vega de Urriellu, a los pies mismos del más famoso pico de Asturias

Jueves, 13 de junio 2024

Es complicado que haya alguien que no lo conozca: hay quien se refiere a él como Naranjo de Bulnes y hay quien prefiere llamarlo por su nombre de pila, Urriellu. Nomenclaturas aparte, sobre lo que no hay discusión es que esta enorme roca vertical y lisa es la joya de los Picos de Europa; un coloso impresionante que —allá donde aparezca— evoca la imagen de Asturias.

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Y aunque llegar hasta su alta y achatada cima no es un periplo apto para cualquiera (para escalarlo sin experiencia mejor recurrir a la ayuda de un guía experto) lo que sí es más accesible es llegar hasta sus pies, plantados majestuosamente sobre la Vega de Urriellu, desde dónde la visión del «picu» y de su cara oeste resultan impresionantes.

Cara oeste (la más lisa, agreste y complicada) del picu Urriellu desde los alrededores del refugio de la vega de Urriellu M.LL

Datos de la ruta

  • Tipo de ruta: Lineal (ida y vuelta por el mismo trayecto)

  • Dificultad: Moderada (más allá del desnivel a salvar no tiene dificultad)

  • Distancia: 20 km

  • Tiempo: 8 horas

  • Desnivel aproximado: 1.106 metros (si se deja el coche en Pandebano, se reduce a 900)

Lo bueno es que para llegar hasta la Vega de Urriellu no hace falta ser un montañero experto ni tener nociones de escalada ninguna: el camino que lleva hasta los pies del picu fue tallado en la piedra misma hace casi 50 años y se sigue sin dificultades.

Para colmo, resulta sumamente hermoso, adentrándose por collados de altura y zonas de ruda roca caliza en pleno macizo de los Urrieles, siempre con la visión monumental del Urriellu (o Naranjo de Bulnes) en el horizonte frontal de la caminata.

Llegando a la Tenerosa

Como guinda, aparte de poder contemplar, tocar y hasta (si se quiere) besar las paredes de esta mítica montaña, el paisaje que se recorre en esta ruta está cargado de bellos matices, historia de los Picos de Europa, cabañas, bosques y pasos estrechos sobre precipicios profundos: una excursión que recorre buena parte del enorme alma del Parque Nacional de los Picos de Europa.

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En definitiva: que esta es una excursión que –aunque no esté regulada por ley- debería ser obligatoria para todo montañero de Asturias, amante de los Picos de Europa o enamorado de estas montañas y sus agresivos contrastes y relieves calizos, únicos y excepcionales.

A medio camino entre los macizos oriental y central de los Picos de Europa se encuentra Sotres, una localidad cabraliega ubicada a 940 metros de altitud. Para llegar a ella toca hacer un recorrido por carretera que ya resulta espectacular: paulatinamente, según se asciende, la intrincada y salvaje orografía del Parque Nacional se va imponiendo por todas partes, dando buena cuenta de que la excursión que espera no defraudará a la vista ni al corazón.

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Una vez en Sotres, se recomienda dejar el vehículo en la zona conocida como «la curvona» (unos metros antes de recalar en la citada población) para comenzar a andar por la pista que lleva a Aliva. En el cartel, también se señala que es el camino para subir al Urriellu, así que sólo resta seguirlo.

Aunque la pista es clara, toca deambular un poco: a los pocos metros de andarla, se abandona para coger un atajo a mano derecha que desemboca cerca de un puente, el de Moyeyeres, un vestigio de la calzada romana que atravesó estas tierras.

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Ya en la zona del puente, se vuelve a coger la pista durante un pequeño trecho más, antes de volver a abandonarla (en una curva) para tomar un camino marcado con marcas rojas y blancas (GR): un sendero agradable entre avellanos que lleva de forma cómoda hasta el Collado la Argaña.

Una vez en Argaña, vuelve a salir al pasola pista principal: hay que cogerla y seguirla hasta su final, llaneando ligeramente entre collados y visiones de grandes picos hasta recalar en Pandébano (dotado con un aparcamiento) y, desde ahí, tomar un sendero que conduce al collado Pandébano, muy cerca.

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Desde este punto, la visión del pico Urriellu, del Neverón y de los Albos ya resulta perfecta, cercana, única y diferente: espectacular. Al fondo del collado, se atisban un grupo de cabañas amontonadas sobre la alfombra de césped y la mancha de bosque: es la majada de la Tenerosa, dotada de un refugio y una fuente de agua fresca.

Una vez alcanzada la zona de la Tenerosa, para seguir avanzando hay que tomar un camino evidente que va bordeando por encima del bosque y del monte de la Varera, ganando lentamente desnivel, con subida en diagonal, de forma sencilla y por un paisaje sublime.

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El pequeño sendero cogido en la Tenerosa conduce a un nuevo collado, estrecho y con vistas geniales: el de Valleyu. Desde esta espectacular zona, mirando al frente ya impera imponente el paisaje de roca, gobernado por la visión vertical de la cara norte del Urriellu asomando. Tallado en la roca, bien claro, se distingue la trocha de camino que hay que seguir ahora. Mirando atrás queda el verde, así como la visión lejana del camino seguido desde Pandebano.

Aquí el paisaje muda. La zona de Valleyu semeja un enorme tajo, abierto y profundo, sobre la roca misma. Antiguamente, en esta zona el camino se volvía muy peliagudo y complicado, arrimado a enormes precipicios y rocas gigantes. Pero allá por los años 80 se labró, casi a cincel sobre la piedra, un sendero que evita dificultades y hace este paso –ya metido en el alma ruda de los Picos de Europa- mucho más cómodo y sencillo de seguir.

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Lo primero que hay que hacer es descender ligeramente desde el collado: hay un camino bien marcado y sin pérdida que realiza un rodeo bastante largo, salvando una canal y pasando por la zona de las Traviesas (antaño un paso realmente malo que, a partir de la construcción del camino, perdió toda dificultad).

Tras el flanqueo por este mundo pétreo, se alcanza ya un punto clave: la última (y pronunciada) subida que conduce a los pies del Urriellu; una zona que los habituales conocen como «las zetas» y representa el último tirón hasta la buscada Vega del Urriellu.

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Queda, pues, comenzar a subir, siempre siguiendo un camino evidente que va cruzando zonas de jous, entre enormes bloques de roca desprendida hace milenios de los Picos cercanos. Sobre la cabeza, impertérrita, la parte alta del Urriellu y sus paredes norte y oeste impresionan en cada nuevo paso dado.

Andar esta zona de jous y zetas puede llevar entre una hora o dos (dependiendo de la forma física, el calor del día y la energía de cada quién). Luego, una vez superado este fuerte desnivel final (más de 400 metros hacia arriba, todos seguidos) el sendero se ladea en su parte última, allanándose ligeramente y pasando por debajo de la pared del Naranjo antes de alcanzar la Vega y el Refugio de Urriellu, a los pies mismos del coloso.

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Lo cierto es que, aun sin ser una cima, la Vega de Urriellu tiene sabor a cumbre, a victoria y a magia. Un lugar increíble a casi 2000 metros de altura, con una amplitud acogedora que permite tumbarse a mirar, sin obstáculos y en primerísima plana, las sobrias paredes del picu Urriellu, impresionantemente bello.

Además, la zona también tiene enormes vistas hacia otros grandes colosos de los Urrieles, así como un horizonte que acaba en el mismo mar Cantábrico, muy cercano y lejano al mismo tiempo.

La bajada se hace por el mismo itinerario de subida, volviendo a sumergirse por este fabuloso mundo de roca hasta encontrar el verde que, poco a poco, va tomando el mando según se desciende. La Tenerosa es el último sitio para un descanso antes de encarar el recorrido de pista que, desde Pandebano, devuelve sin pérdida hasta la curvona de Sotres, en la que concluye esta preciosa (e imprescindible) ruta por los adentros de Picos y del macizo de los Urrieles.

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