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Su nombre suena a cumbre inmensa… a montaña desafiante. Y aunque, en realidad, la Rasa de la Inagotable sea una montaña inmensa, lo cierto es que no es una cima sólo para caminantes inagotables sino que se trata de un destino montañero bastante accesible a todo tipo de excursionistas. Una cumbre de más de 2000 metros, relativamente fácil de alcanzar, que permite mirar, muy de cerca, la indescriptible belleza de Picos.
Tipo de ruta: Lineal (ida y vuelta por el mismo trayecto)
Dificultad: Moderada
Distancia: 14,69 km
Tiempo aproximado: 8 horas
Desnivel aproximado: 990 m
En realidad, su toponimia no viene dada por su dificultad ni por su altura (aunque no deja de ser una montaña que se levanta casi hasta los 2.300 metros) sino por su forma rasa, casi plana, que recuerda una lengua enorme asomada a un paisaje pétreo y ondulado. Lo de «inagotable» le viene dado por el nombre de una mina que, durante mucho tiempo, estuvo activa muy cerca de sus paredes.
Pero vayamos al caminar: la ruta a la Rasa de la Inagotable no es –para nada- difícil. De hecho, y aunque existan otras muchas recomendables y accesibles para conocer el macizo oriental, puede decirse que es una opción muy asequible para conocer el más modesto de los tres macizos que componen los Picos, así como para adentrarse en sus recovecos pedregosos sin enfrentarse a desafíos, enormes verticalidades o caminos complicados.
Otro rasgo peculiar del macizo de Andara es que en él se observan de forma muy clara los rastros de la explotación minera que se llevó a cabo en los Picos de Europa durante el siglo XIX y una buena parte del XX; una actividad que modificó y moldeó el paisaje y que en esta ruta está muy presente desde los primeros pasos.
Por lo demás, el desnivel a salvar para poder asomarse a esta cumbre es de casi 1000 metros. Eso sí, el grueso de esa dificultad se completa durante el primer tramo de ruta, hasta alcanzar la zona del Refugio de Andara. Y aunque no dejan de ser muchos metros cuesta arriba, las buenas y anchas pistas por las que se discurre –así como el paisaje alrededor, que parece crecer y estirarse a cada paso- ayudan a llevar mejor la caminata.
Para más señas, la excursión que aquí se plantea alcanza a mirar mucho más, ya que llega a alzarse no sólo a una, sino a dos cumbres: al Grajal de Abajo, una «pequeña» mole de 2250 metros, se llega andando en pocos pasos desde la Rasa de la Inagotable, permitiendo presumir de doble conquista de dosmiles sin apenas sobresfuerzo.
En definitiva: que esta es una ruta bellísima, perfecta para un plan de esos de día completo en las montañas de Picos de Europa. Un plan senderista por el macizo de Andara que planta a quién camina sobre los 2000 de altura permitiendo otear esos paisajes increíbles y esas verticalidades mágicas y brillantes que caracterizan al siempre atractivo e inolvidable Parque Nacional de los Picos de Europa.
El punto de inicio de esta guapa caminata es en el parking del Jitu Escarandi, a 1306 metros de altura. En el mismo aparcamiento ya hay postes y paneles explicativos de varias rutas: se coge la dirección que indica el camino al refugio del Casetón de Andara.
Este primer tramo de ruta discurre completo por ancha y marcada pista sin posibilidad de pérdida y con unas vistas impresionantes. El sendero, cómodo aunque bastante pindio, pasa primero por la Horcada de Entrecuetos para seguir avanzando (entre grises y verdes) 4 kilómetros en los que se ganan unos 450 metros de altura. La panorámica hacia el macizo central, con Peña Castil y la cima del Urriellu asomando, resulta bellísima y hace más llevadero el avance.
Al cabo de bastantes revueltas, sin abandonar la pista, se alcanza el refugio de Andara, ubicado a los pies del pico Mancondiú, al final de la canal de las Vacas y a 1750 metros de altitud. Este lugar es un antiguo casetón minero construido (de forma literal) pegado a la pared oeste del Mancondiú y rehabilitado como refugio montañero hace ya años: una buena muestra del pasado minero de esta zona de Picos de Europa.
Desde el mismo refugio, se toma ahora una buena pista que –dibujando zetas- sube sin prisas hacia el collado de la Aldea: una zona importante no sólo por su intensa belleza y la paz que la habita sino porque en este lugar hay que trazar un giro a la izquierda que lleva a pisar un nuevo sendero (también claro y con pasado minero) que aupará unos cuantos metros más hasta un lugar ya cercano a la cumbre buscada.
El nuevo camino avanza ahora entre restos de la actividad minera que ocupó estos lares durante largo tiempo: es curioso como la naturaleza se ha comido esos vestigios, casi ya invisibles y, sin embargo, determinantes en el paisaje. Durante este tramo se avanza dejando atrás bocaminas y agujeros hasta alcanzar la zona de la Providencia, otra zona clave en la que el pico Samelar y el Sagrado Corazón hacen de vigías.
Desde este lugar, hay que seguir subiendo por pista y por senda, pasando ahora por debajo del Castillo del Grajal para comenzar a dibujar varias revueltas en cuesta que culminan ya a 2200 metros de altura y con unas vistas para enmarcar: es el Collado Mojón, punto clave y cercano para alcanzar la Rasa de la Inagotable.
Desde aquí, caminando ahora hacia el lado izquierdo y siguiendo las marcas dispersas de jitos de piedra, sólo resta avanzar casi en línea recta para coronar sin problemas la cumbre plana de la Rasa de la Inagotable, un balcón genial y cómodo para mirar la grandeza de los Picos de Europa.
Luego, volviendo al collado del Mojón siguiendo los mismos pasos, sólo hay que andar unos pocos metros más hacia la derecha para asomarse, sin dificultad ninguna, al Grajal de Abajo: doble cumbre y mucha más amplitud de campo para deleitarse con las bellezas que habitan este territorio calizo y abrupto plantado sobre mares de verde.
El regreso se emprende por el mismo itinerario de subida: primero se alcanza el refugio de Andara (donde hay una buena fuente en la que cargar agua y donde se puede aprovechar para comer o tomar algo). Desde ahí toca seguir descenso hasta el Collau de la Aldea y, siempre por pista, regresar de nuevo al Jitu Escarandi para dar por finalizada esta preciosa e interesante ruta por el macizo oriental de los Picos de Europa.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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