Ruta desde Posada de Valdeón a Caín

Posada de Valdeón - Mirador del Tombo - Chorco de los Lobos - Ermita de Corona - Caín - Mirador del Tombo - Posada de Valdeón

La ruta de hoy la comenzaremos desde el mismo centro de Posada de Valdeón y concretamente junto al ayuntamiento, donde podremos reconocer fácilmente una senda marcada con las señales de PR y por la que tendremos que adentrarnos para poco a poco dejar atrás este pueblo y también la aldea de Los Llanos.

Un agradable primer tramo en el que podremos aprovechar para disfrutar de cada rincón de esta villa repleta de bonitas casas, muros de piedra, cuidados jardines y longevos hórreos.

Esta cómoda y ancha senda hormigonada, pronto dará paso a un camino ancho de tierra por el que tendremos que seguir recto y sin desviarnos y por lo que a los pocos metros no tardaremos en encontrarnos con el río Cares, que primeramente tendremos que atravesar por un cómodo puente.

Una vez cruzado el puente y a los pocos metros, nos encontraremos con un desvío por el que tendremos que tomar el camino que baja hacia la derecha, para continuar hacia el que será el primer objetivo del día: el mirador del Tombo.

Por esta cómoda senda de tierra y piedras, nos encontraremos primeramente con pequeños tramos boscosos y de vegetación, que pronto se abrirán para brindarnos espectaculares vistas a los Picos de Europa. Todo ello a través de una senda por la que acompañaremos un poco por encima al famoso río Cares.

Las altas cumbres del Macizo de La Bermeja y del Cordal del Friero, del Lambrión o las vistas a Cordiñanes de Valdeón con la Canal de Asotín como protagonista, se encargarán de convertir este, en un tramo de gran belleza.

Seguiremos esta senda, que poco a poco irá convirtiéndose en un ancho camino de tierra y por la que encontraremos un siguiente desvío que tendremos que tomar hacia la derecha y guiándonos por la vista de esas altas cumbres.

Seguiremos por el camino de tierra en todo momento evidente, que pronto nos obligará a cruzar un pequeño tramo de carretera, tras el que nos encontraremos con una verde pradería en la que el camino se desdibuja. Desde aquí simplemente tendremos que atravesar la pradera hasta alcanzar un camino de tierra algo más estrecho que nos seguirá desviando hacia la izquierda.

Este nos obligará a superar un segundo tramo de carretera, desde el que podremos reconocer a nuestra izquierda una de las paradas obligatorias en nuestro recorrido y desde donde podremos admirar la grandiosidad de Picos de Europa, con una de las mejores panorámicas de la ruta.

Un impresionante mirador que lleva en este lugar desde 1964 y que fue erigido en memoria del montañero Julián Delgado Úbeda. En este precioso lugar nos encontraremos, además de con unas vistas magníficas a las cumbres más características del macizo Central, también con dos monolitos rematados con un rebeco y otro con una cruz de forja.

Ambos rodeados por un muro de piedra semicircular orientado hacia el Llambrión y donde también encontraremos reproducidas todas las cumbres y el paisaje montañoso que rodea a este bello lugar.

Tras disfrutar de estas maravillosas vistas y realizar las fotos correspondientes, toca continuar con la ruta de hoy. Para lo cual tendremos que continuar por el camino antiguo que encontraremos por la izquierda de la carretera y que nos volverá a obligar a cruzarla para continuar después por la derecha y según vayamos avanzando.

Siguiendo las marcas de PR-PNPE-3, no tardaremos en encontrarnos con un primer desvío en el que tendremos que seguir rectos para continuar en dirección a la aldea de Caín, nuestro objetivo de hoy.

Pero por este camino en poco menos de un kilómetro la senda nos volverá a obligar a salir a la carretera, por la que tendremos que seguir en descenso hasta volver a ver las indicaciones del PR a Caín que nos volverán a integrar en la ruta y esta vez a través de un bonito tramo de bosque, que alternará más adelante tramos de asfalto y con otros de pista hormigonada.

Un camino por el que será inevitable pararnos a hacer una visita al Chorco de los Lobos, que encontraremos señalizado a la izquierda a través de un cómodo y estrecho camino de tierra.

Un camino que atravesaremos hasta llegar a un bonito merendero, frente al que encontraremos esta antigua trampa para cazar lobos. Un llamativo sistema en forma de embudo y con final en un pozo circular, que antaño era utilizado para la caza del lobo y donde llaman la atención una especie de chozos en los que se escondía el encargado de impedir que los lobos diesen la vuelta cuando llegaban al tramo final de esta trampa. Su último uso tuvo lugar en 1964.

Tras esta segunda parada en la ruta, toca volver a desandar el camino andado hasta regresar a la pista hormigonada, por la que seguiremos el camino antiguo y por la que a los pocos metros volveremos a cruzar el río Cares por un nuevo puente. Este nos conducirá hasta la Ermita de Corona.

Una ermita situada a mitad de camino entre las localidades de Cordiñanes y de Caín y en un claro del bosque, en la que según cuenta la leyenda fue coronado Don Pelayo al comienzo de la Reconquista.

Entre praderas y cabañas volveremos a alcanzar el camino que nos integra en un auténtico pasillo entre árboles, que pronto nos conducirá a pasar un nuevo puente, esta vez de piedra, y por el que tendremos que seguir en todo momento las indicaciones del PR a Caín.

Tras cruzar ese último puente, el camino muere y nos volverá a obligar atravesar un último tramo por carretera hasta Caín. Pero para los que quieran evitar el asfalto, más adelante encontrarán una estrecha senda en ascenso que después baja a Caín. Un último tramo que corresponde al camino original que se utilizaba antes de que se hiciese el nuevo, que actualmente se ha convertido en carretera.

Tanto si elegimos esta alternativa, como la que nos conduce por carretera, el camino nos volverá a obligar a cruzar de nuevo el Cares para entrar a la bonita aldea de Caín, atravesando este imponente desfiladero.

Desde aquí solo nos quedará disfrutar paseando y conociendo cada uno de los lugares llenos de encanto que nos tiene preparados Caín, para después afrontar la vuelta por el mismo lugar por el que hemos venido.