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De todos los montes de Asturias, el picu Urriellu es –probablemente- el más mítico y conocido: la imagen más icónica de nuestro paisaje o, desde luego, una de las más reconocidas; asimismo, los Picos de Europa y sus afilados perfiles también son claros iconos. Y ... observarlos completos, desde alguna altura montuna, con la silueta del Urriellu destacada en ellos, es una de las visiones más bellas de nuestro paisaje.
Pues bien, de todo esto hay abundancia en esta ruta, una excursión a dos montes que nunca deja de mirar a los Picos de Europa, bien brillantes y cercanos, con la silueta vertical del Urriellu abriendo este plano reinante.
Y es que Asiegu, en el corazón de Cabrales, es un lugar privilegiado para otear estas montañas. Y el Paisaje protegido del Cuera, por el que transita esta caminata, la sierra que más enamorada está del Naranjo de Bulnes. Así que, sin dejar de mirar al Urriellu y sus aposentos, la ruta aquí propuesta camina hacia el extremo oeste del Cuera para alzarse al Tiedu y al Cabeza Ubena, dos picos que rondan los 1200 metros de altitud.
Una ruta de recorrido accesible pero con un desnivel fuerte que conviene afrontar despacio, disfrutando el terreno y las panorámicas a las que se asoma. El premio final, las modestas alturas del Tiedu y el Ubena, dos picos insignia de la sierra del Cuera que suelen presumir de mirar, sin pausas ni censuras, al picu Urriellu, los Picos de Europa y la mar.
Tipo de ruta: Ida y vuelta
Dificultad: moderada
Distancia aproximada: 11,2 km
Tiempo aproximado: 4 horas
Desnivel: 763 metros
Aunque el Cabeza Ubena es el techo de Llanes, el recorrido aquí propuesto por la sierra del Cuera comienza en Asiegu, aldea cabraliega de renombre que se ubica bajo las estribaciones del Cuera en su tramo más occidental.
Para empezar, hay que dejar el coche estacionado en el amplio parking de la entrada al pueblo. Y ya aquí, en este punto, cuando aún no se ha dado un paso, hay un estupendo mirador hacia los Picos de Europa, con un panel para identificar sus principales cumbres.
Luego de ponerle nombre a las afiladas agujas que destacan en el horizonte, se echa a andar atravesando el pequeño pueblo, lleno de encantos rurales y detalles que alegran la vista y el paseo. Asiegu es un lugar muy querido y mimado por los que lo habitan, con rincones especiales que hacen especial visitarlo.
Recorriendo la aldea, enseguida se da a parar con un característico callejón estrecho y, traspasándolo, se da vista a un camino que avanza rumbo norte, a mano derecha: hay que seguirlo.
Este primer tramo de ruta avanza por pista de cemento, entre cabañas y praderías,subiendo de manera constante pero ligera para llevar hasta el collado Cruz de Pedreyada, desde el que ya se divisa claro el pico Tiedu. Las panorámicas al Urriellu desde este punto son magníficas: casi parece que se pudiera llegar hasta él dando un par de saltos.
A partir de este punto, el sendero cambia: predomina la vegetación baja y la pista asfaltada comienza a desdibujarse, aunque la subida no cesa, y sigue avanzando ligera y constante hasta encontrarse con el Rebollal, vetusta y querida braña con inmejorables pastos y vistas.
Un tramo más arriba, casi sin ningún esfuerzo, se conquista otro terreno mítico del Cuera: la majada Trebandi, punto de reunión de numerosas cabañas que dan buena cuenta de la actividad ganadera que copó estos lares y sitio dónde se dice adiós a la pista asfaltada.
Desde aquí, las vistas siguen mejorando a cada paso, deleitándose sin cansarse con las perspectivas que ofrecen los Picos de Europa. Además, a mano izquierda, la silueta cercanísima del pico Trebandi destaca; mientras que, a mano derecha, se puede admirar una roca singular famosa por estas tierras: la Señora, peña caliza desgastada por mil aguas que ha tomado la caprichosa forma de una mujer sentada.
Tras dejar atrás la pista, hay que bordear un redil ganadero y tomar un sendero que asciende haciendo zetas rumbo norte. La pendiente se endurece, contrastando con la subida plácida anterior, y avanza sin recatos en busca de la siguiente braña, La Mata, la cual hay que atravesar para afrontar un nuevo tramo de repecho y coronar en la collada de Virzu, marcada con una cruz.
Es desde este punto desde donde hay que afrontar el camino hasta la primera cima. Debajo, en caída abierta y vertical, se puede ver la braña de Asiegu –por la que se pasará a la vuelta-. Pero, de momento, toca seguir ascenso: casi un cresteo por un terreno arrugado en el que un delgadísimo sendero conduce hasta la cumbre del pico Tiedu, que espera tranquilo mirando la costa y el vaivén marítimo.
Aunque el mar Cantábrico y la costa llanisca no son las únicas bellezas que mira el Tiedu. Allá enfrente, el flamante pico Urriellu, los tres macizos de Picos, la sierra del Sueve o los montes ponguetos también adornan las miradas, atestiguando –una vez más- que casi cualquier rincón de altura es buen balcón para mirar la caprichosa orografía asturiana.
Al norte, muy cerca de aquí, se divisa el cabeza Ubena. Para alcanzarlo, sólo hay que descender hasta un pequeño jou y, desde ahí, volver a caminar en remontada durante un pequeño trecho para poder sentarse en su cima, hermana de altura del Tiedu y techo de Llanes, adornada con cruz, buzón de cumbre y magníficas vistas a la redonda.
Para descender, hay que avanzar unos metros por el cordal hasta encontrar una pequeña collada en la que se gira a la derecha. Desde ahí, el sendero se mete por terreno alfombrado y con bastante pendiente buscando el valle, en el que enfila rumbo sur por grandes camperas hasta dar con la Braña Asiegu y su laguna, La Salgar.
Todo lo que queda es atravesar la braña, subir un pequeño tramo para conectar con la collada Virzu y, ya desde ella, tomar el camino andado en la subida. Por él se regresa–repitiendo los mismos pasos, pero a la inversa- de vuelta a la acogedora aldea de Asiegu, en la que se pone fin a esta excursión bañada de estupendas vistas por la Sierra del Cuera.
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