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La cumbre del Paisano está adornada con una capilla en honor a San Antonio M.LL
Ruta al pico Paisano desde Alevia (Peñamellera Baja)- Asturias
PEÑAMELLERA BAJA

Al pico Paisano: un recorrido desde Alevia para mirar al mar y al Urriellu

Los Picos de Europa a un lado y, al otro, el mar: en la zona más oriental de la sierra del Cuera se alza el Paisano, un monte discreto en altura que parece una ola, luce capilla en su cumbre y es mirador de excepción

Jueves, 10 de noviembre 2022

La ruta al pico Paisano es una de esas rutas que sorprenden. Parece una cima sencilla, puesto que conquistar sus alturas (poco más de 800 metros) no requiere superar enormes desniveles. Sin embargo, desde sus primeros metros el sendero que asciende a este monte va colmando de regalos al caminante: serpenteando por una ladera escarpada, visitando unas minas de hierro abandonadas, recorriendo brañas, mirando a los Picos de Europa, deslizándose entre montañas sencillas, asomándose a la mar…

Pico paisano, al fondo M.LL

Además, la ascensión es cómoda, bien marcada en todo su trayecto, y combina ligeros esfuerzos verticales con llaneos aderezados de paisajes ondulantes que acaban en los Urrieles. Al final, ganando altura por la ladera, se llega a la cima estirada del pico Paisano, en la que hay una pequeña capilla dedicada a San Antonio que es testigo de una fiesta cada verano.

Un recorrido sencillo y con mucho encanto por la zona más oriental de la sierra del Cuera que asciende a las alturas celestes de los pueblos de Panes y Alevia para acabar, elegante y altivo, en una pica que observa– a la par- el mar Cantábrico y las agujas más altas de Picos.

M.LL

RUTA AL PICO PAISANO DESDE ALEVIA (PEÑAMELLERA BAJA)

  • Tipo de ruta: Circular

  • Distancia: 13 kilómetros (aprox)

  • Tiempo aproximado: 5 horas

  • Altitud máxima: 804 metros

  • Dificultad: Moderada

Descripción de la ruta:

Para coronar el picu Paisano, debemos ubicarnos primero en la localidad de Alevia, precioso pueblo de Peñamellera Baja emplazado en la ladera sur de la sierra del Cuera y con preciosas vistas hacia el valle del Cares.

Una vez allí, comenzamos a andar desde la entrada del pueblo, cerca de la Torre del Reloj y la Ermita de San Antonio. En las inmediaciones, encontramos una zona de paneles indicativos de varias rutas que pueden hacerse por la zona: la del pico Paisano se corresponde con el PR AS-191, bien señalizada y con un recorrido circular que nos permitirá variar el trayecto de ida con respecto al de vuelta, ampliando un poco más nuestra prospección senderista.

Siguiendo las marcas del PR, comenzamos la ruta atravesando el pueblo hasta encontrar un lavadero delante del cuál nace una pista de hormigón. La seguimos y, a los pocos metros de andarla, nos encontraremos con una bifurcación: en ella debemos abandonar la pista y coger el camino que asciende a mano izquierda, obviando el firme hormigonado que sigue ascendiendo a mano derecha.

Lavadero y pista ascendente derecha que inicia la ruta. A los pocos metros de andarla encontraremos una bifurcación que, con forma de sendero y a mano izquierda, abandona la pista M.LL

En realidad, los dos caminos de la bifurcación conducen al Paisano. De hecho, por el de la derecha volveremos a este punto en nuestro regreso. Sin embargo, el de la izquierda tiene más esencia montañera, dibujándose y avanzando sigiloso entre piedras, vegetación y árboles, sin dejar por ello de ser cómodo ni de estar bien marcado. Además, faldea el monte Llueres, con inmejorables vistas de los tres macizos de los Picos de Europa, y en su difuso y desarmado empedrado aún queda esencia de camino viejo. Le llaman «La Escalá».

Cogiendo, pues, la bifurcación izquierda en la pista, empezamos a subir por el sendero antiguo. Al principio avanza por un firme estrecho, con piedras sueltas, que recuerda a una canalización abandonada de agua. Enseguida, se alcanza una portilla y, al cruzarla, el paisaje comienza a cambiar, creciendo el camino en comodidad y el alrededor en verde, mientras la pica Peñamellera adorna las vistas al fondo.

Por el camino de la Escalá se asciende hasta las Minas del Pilar faldeando el monte Llueres y con buenas vistas de los Picos de Europa y de la Pica Peñamellera M.LL

Las líneas blancas y amarillas van marcando el trazado, recorriendo en suave ascenso las faldas pedregosas del monte hasta encontrar una especie de canal que, en zigzag, hace más dura la pendiente a salvar. Por un momento, la pendiente parece llevarnos contra las paredes, como si fuera a atravesarlas o el camino muriera en ellas, pero ganando pasos el sendero avanza librándolas, acercándose sin prisa hasta un terreno más abierto.

El camino de la Escalá, en su ascenso hacia las Minas del Pilar, se enreda entre laderas y murallones de piedra, siempre señalizado con marcas PR M.LL

Tras el culebreo ganando altura, cruzamos una nueva portilla y vamos dejando atrás la zona de ladera pegada a murallones de piedra para, ahora, abrirnos paso por un terreno más amplio y menos colgado que nos va acercando a la zona de las antiguas Minas del Pilar (de hierro y manganeso), que utilizaban este camino para transportar el mineral ladera abajo. A medida que avanzamos hacia ellas, el camino va mutando al verde y al mullido, como compensando el esfuerzo de la subida anterior, y nos da tregua tranquila para apreciar las preciosas vistas que se van abriendo a medida que ganamos pasos.

Los Picos de Europa, al fondo, y la Pica Peñamellera acompañan con buenas vistas los pasos por la pendiente que conduce hasta las abandonadas minas del Pilar M.LL

Cómodamente, un sendero en lo alto de la sierra nos conduce sin problemas hasta los restos de lo que fueron las Minas del Pilar, completamente abandonadas pero con numerosos vestigios de su actividad aun difusos por el paisaje. Las bocaminas tapiadas, algún vehículo abandonado y comido ya por el óxido, un castillete, cercados de piedra… el lugar juega a transportarnos a la época que aquí hubo actividad minera mientras que la naturaleza va ganando espacio y hunde, sin piedad, los restos industriales que aún sobreviven en esta collada.

Vista de los restos de las minas del Pilar M.LL

Finalizado el paseo por las minas, retomamos el camino para proseguir el PR. Nuestra dirección ahora es la braña La Pipa. Avanzamos entre cercados ganaderos, muros de piedra y cabañas por un camino ancho y un terreno que cada vez se inclina más hacia arriba. Al fondo, marcando la meta, el Pico paisano se nos muestra ya: distinguible por la capilla que adorna su cima y por su forma de ola gigante, como si estuviera a punto de romperse y convertirse en espuma de caliza. A mano derecha, el Cantu el Teju –con su antena y su caseta- nos sirve de referencia. Y, al fondo, contemplando nuestras espaldas ganar terreno hacia arriba, el Urriellu presume de belleza y de su categoría de icono.

Picu paisano, bien indicado. Vistas a Picos de Europa. Cantu´l Texu M.LL
Imagen principal - Picu paisano, bien indicado. Vistas a Picos de Europa. Cantu´l Texu
Imagen secundaria 1 - Picu paisano, bien indicado. Vistas a Picos de Europa. Cantu´l Texu
Imagen secundaria 2 - Picu paisano, bien indicado. Vistas a Picos de Europa. Cantu´l Texu

En la braña la Pipa, un cartel nos marca el rumbo y la distancia que resta hasta el paisano. Toca seguir subiendo, por un camino montañero que nos va acercando a su base de manera cómoda.

Una vez alcanzados sus pies, ascendemos sus laderas rodeándolo siguiendo jitos. Aunque hay numerosos «atajos» bien visibles que también llevan a su cima, algunos con pendientes fuertes, si seguimos el camino marcado (que en ocasiones desciende tramos antes de volver a coger altura) la traza se hará más cómoda. De cualquier manera, no hay pérdida, ya que la pequeña capilla dedicada a San Antonio que hay en su cumbre nos hace de faro. Sólo resta conquistar sus laderas para arribar a su punto más alto, corroborando, una vez más, que la sierra del Cuera se enclava en una posición maravillosa y que no hacen falta cimas de miles de metros para atisbar vistas de impresión.

Cumbre del Pico Paisano M.LL

Los macizos oriental y central, con el Urriellu reinando, protagonizan una estampa que se viste de verdes valles, de brañas, de dibujos pedrosos, de orografía ondulante, de sierra montañosa que se extiende serpenteando como la aleta de un enorme réptil… de vistas al mar y olor a salitre que se esparce por las vegas y los rincones, colgándose de las piedras y del ambiente de altura y uniendo, casi en un suspiro, la línea del horizonte marítimo con la cresta del Cuera que pisamos. La capilla cumbrera, mandada construir por un indiano y alrededor de la cual se desarrolla una fiesta veraniega, completa la estampa de altura.

Vistas al pico Llueres. Interior de la capilla de San Antonio. Vistas hacia la costa desde la cumbre M.LL
Imagen principal - Vistas al pico Llueres. Interior de la capilla de San Antonio. Vistas hacia la costa desde la cumbre
Imagen secundaria 2 - Vistas al pico Llueres. Interior de la capilla de San Antonio. Vistas hacia la costa desde la cumbre

Para regresar, reandamos el camino que nos trajo hasta alcanzar, de nuevo, la altura de las Minas del Pilar y, desde ellas, tenemos la opción de coger el sendero que sube al pico Llueres, popular mirador de esta zona con fácil ascenso y cómodo recorrido. Desde él, el paisaje muta ligeramente las perspectivas, flotando por encima de los tejados de Alevia y Panes y contemplando a vista de pájaro el terreno a recorrer en nuestro sendero de vuelta.

Descendemos de esta enorme loma que es el monte Llueres cogiendo una pista que baja desde esta misma cima: es la misma que evitamos a mano derecha en el cruce del lavadero, al principio de la ruta, y ahora nos llevará de vuelta hacia Alevia en un cómodo descenso con buenas vistas y buen firme.

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