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Vista de las dos cimas del Ibéu, con la sierra del Sueve al fondo M.LL
Ruta al pico Ibéu desde la Robellada, Onís
ONÍS

Al Ibéu: un recorrido sencillo por una sierra caliza y verde que une costa y montaña

En la sierra de Hibeo encontramos el pico Ibéu, también llamado cabeza Juralisa: una discreta montaña de 880 metros que cuenta con dos cimas asomadas en distintas y espectaculares direcciones

Jueves, 12 de enero 2023

Los montes de Ponga, los tres macizos de los Picos de Europa, la sierra del Sueve y la del Cuera, el mar cantábrico… la cima del pico Ibéu (también llamado Cabeza Juralisa o monte Hibeo) es una de esas cumbres modestas y fáciles de conquistar que goza de una ubicación envidiable para contemplar, a la vez, los relieves montañosos y marítimos, así como los verdes y poblados valles del oriente asturiano.

A poco menos de 1000 metros de altura, el Ibéu puede presumir de ser la cota más alta de la sierra en la que se enclava y con la que comparte nombre, la sierra de Hibeo, una línea de crestas que une los concejos de Llanes y Onís por una zona de pastos de altura, caliza y marcados relieves, toda ella cargada de remembranzas ganaderas y tradición quesera.

Vistas desde la majada de Los Collaos, uno de los puertos ganaderos por los que se pasa de camino al Ibéu M.LL

En la excursión, andaremos un trayecto sencillo que avanza de collada en collada y que casi desde los primeros pasos observa cumbres tan icónicas como el Tiatordos, Peña Blanca, el Picu Pienzu o el rey Urriellu.

El camino a seguir, bien señalizado, limpio y cuidado, asciende en la mayor parte del recorrido por pista de cemento y grava, abriéndose paso sin prisas entre los verdes pastos y laderas plagadas de matorrales bajos. En el último tramo, el firme ancho se convierte en sendero y, sin perderse nunca ni dejar de estar señalizado, sigue ganando altura hasta la cima misma.

En lo más alto de esta ruta, encontraremos dos cumbres, separadas entre sí por muy poca distancia y unidas a través de un fino apéndice de cresta montañosa: una mira hacia la bella panorámica de los Picos, flanqueada en su frente por los cordales ponguetos; la otra, pierde su mirada en el mar, adornado poco más allá de sus orillas por las sierras del Sueve y del Cuera, vestidas de piedra, verdores y salitre.

RUTA AL PICO IBÉU DESDE LA ROBELLADA (ONÍS)

  • Tipo de ruta: Lineal (ida y vuelta por el mismo trayecto)

  • Distancia: 11 kilómetros (aprox)

  • Tiempo aproximado: 4 horas

  • Dificultad: Fácil (levemente más difícil en su último tramo)

  • Altura máxima: 880m (aprox)

  • Desnivel aproximado: 580m (aprox)

Una ruta sencilla, sin complicaciones técnicas ni excesivo desnivel, que discurre por verdes terrenos y buenos caminos mirando de forma continua soberanos paisajes y panorámicas inolvidables.

Descripción de la ruta:

En Onís, a sólo 4 kilómetros de la capital del concejo, encontramos la parroquia de la Robellada, un pequeño pueblo de montaña en el que aparcamos vehículo y comenzamos a andar en busca de la conquista del pico Ibeu.

No hay pérdida: desde el primer momento la ruta está muy bien señalizada, con flechas y carteles indicativos con información que nos van llevando en moderado ascenso por una pista de hormigón y grava que pasa enseguida por Fresneu, cruce de caminos en el que aún sobreviven las ruinas de las cabañas que en otro tiempo fueron refugio y hogar de pastores de la zona.

Ruinas de cabañas en la zona de Fresneu M.LL

Desde aquí, cogemos un desvío perfectamente señalizado a mano derecha que, aún por pista, nos interna en una cómoda y continua subida que va ganando metros sin parar de dibujar curvas. Poco a poco, las zonas de árboles y amplias praderías que cruzábamos van dando paso a zonas más de montaña, adornadas por matorrales bajos, brezos y pastos de altura entre los que nos deslizamos.

En este tramo, emerge la figura del Tiatordos y, más allá, los Picos de Europa, siluetas montañosas y agujas que no dejaremos de contemplar a lo largo de todo lo que resta de recorrido. También observaremos (aún lejana) nuestra montaña de destino, colocada al final de una pista que atraviesa las laderas montunas y pasa bajo los pies del monte Tebia, otro de los techos de la sierra que andamos.

Vista parcial de la pista que se recorre. Al fondo, el pico Ibéu M.LL

Una fuerte pendiente nos aúpa, aún por pista ancha y bien marcada, hasta la Collada Pozabal, zona de buenos pastos a 650 metros de altura. Nos recibe vestida de amplitud y verdes, muy quieta, como tendida al sol observando el panorama de valles y montañas que la rodean y que la hacen aún más hermosa.

Collada Pozabal m.ll

Pasando junto a un cierre ganadero, seguimos ascendiendo por pista durante una centena aproximada de metros más. La subida se suaviza, pero avanza sin tregua, y nos deja rápidamente en Los Collaos, otra preciosa majada a 750 metros, bien distinguible por una pequeña laguna artificial que sirve de bebedero para el ganado.

Los Collaos m.ll

A partir de este punto, abandonamos la cómoda pista que nos trajo desde la Robellada para empezar a avanzar por un sendero modesto, bien limpio y señalizado, que asciende hacia la derecha abriéndose paso por un terreno en el que dominan las rocas.

La subida no cesa y toca ir conquistándola paso a paso hasta llegar a una nueva collada, profunda y verde: Juralisa, antesala de la cumbre del Ibéu que nos sitúa en la parte baja de sus laderas, las cuáles vamos pisando y conquistando siguiendo un camino de flechas y jitos que nos encarama sin complicaciones en las alturas que buscábamos.

Vistas desde la collada Juralisa m.ll

Dos cumbres nos reciben en los altos aposentos del Ibéu, separadas por pocos metros: una mira al oeste y la otra al este. Desde cualquiera de ellas, el espectáculo visual es grandioso y la modesta altura de la montaña subida parece mayor, teniendo en cuenta las amplias perspectivas a las que se asoma.

Vistas a Picos de Europa desde la cumbre oeste del Ibéu m.ll
Vistas al Tiatordos desde la cumbre este del Ibéu M.LL

Para regresar, lo haremos por el mismo camino, poniendo mucha precaución en nuestro andar por la cresta y nuestro descenso por las laderas para, luego, volver a coger la pista que nos trajo y, siguiendo su traza,regresar sin problemas, atajos ni dificultades hasta el núcleo rural de la Robellada, donde concluye este periplo senderista.

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