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Vistas al Tiatordos rodeado de frondosos bosques.

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Vistas al Tiatordos rodeado de frondosos bosques. Fotos: M. Llamedo
Parque de Redes y Picos de Europa

Una ruta llena de bosque al Maciedome y al Tiatordos

Son dos altas cumbres, recomendadas para gente acostumbrada a caminar e inolvidables, pero la excursión puede adaptarse llegando sólo a sus collados para disfrutar de un precioso y sin igual paseo por bosques profundos de Redes

Jueves, 4 de julio 2024

He aquí una ruta preciosa, inolvidable e impresionante: se mire como se mire. Un sendero que discurre en constante sube y baja por los adentros boscosos del Parque Natural de Redes y de Ponga. Una excursión ideal para eso tan moderno (y, a la vez, tan natural y antiguo) que llaman «baño de bosque».

Durante esta ruta el bosque es protagonista junto con las alturas impresionantes del Tiatordos y el Maciedome.

Eso sí, el trazado completo que se describe (así como el track que acompaña a estas líneas) es todo un reto montañero, largo y con importantes desniveles, que asciende a dos cumbres de renombre en estos territorios y en Asturias entera: el Maciedome y el Tiatordos.

Sin embargo, para las personas menos acostumbradas a caminar o para aquellos que quieran reducir el esfuerzo y disfrutar de un largo y buen paseo montuno, está la posibilidad de acortarla, obviando las ascensiones a ambas cumbres y dejando la ruta en una intensa circular por territorio de bosques impresionantes.

Datos de la ruta

  • Tipo de ruta: Circular

  • Dificultad: Difícil

  • Distancia: 21,33 km

  • Tiempo: 7 horas

  • Desnive: 1.196 m

No hay complicaciones: si se quiere hacer más accesible, las cumbres del día pueden ser el Collau Llagos y el Collau Tiatordos, a los pies de las dos moles de piedra que dan título a esta ruta.

Para el que se sienta preparado, la sensación de coronar dos cumbres tan icónicas y con vistas tan amplias es condenadamente buena: eso sí, requiere recorrer unos 20 kilómetros totales y salvar más de 1.700 metros de desnivel hacia arriba, culminando en los casi 2.000 sobre los que se levanta el bello Tiatordos, con magnificas vistas a los Picos de Europa y a los verdores ponguetos.

Cumbre del Tiatordos mirando hacia Ponga y los Picos de Europa.

De cualquiera de las dos formas, lo que sí puede decirse y es común a todo caminante es que esta ruta es un diez: una profunda inmersión por territorio salvaje que lleva, regalando espectáculos visuales, de bosque en bosque, a través de solitarios y viejos senderos, bellísimos, recorriendo con maestría parte del enorme corazón y de los pulmones del Parque Natural de Redes y la Reserva de la Biosfera de Ponga.

Imagen principal - Una ruta llena de bosque al Maciedome y al Tiatordos
Imagen secundaria 1 - Una ruta llena de bosque al Maciedome y al Tiatordos
Imagen secundaria 2 - Una ruta llena de bosque al Maciedome y al Tiatordos

El punto de partida es la población casina de Pendones, ubicada a casi 800 metros de altitud en un entorno de cuento. En el mismo pueblo hay zonas disponibles y amplias para aparcar y comenzar a caminar, callejeando primero hasta encontrar una pista con señales claras.

Enseguida, la pista se encuentra con un cruce: hay que ir a mano derecha, siguiendo las señales, para encontrar rápidamente la zona de la Foz del Congostín: casi un pasadizo entre piedras y verdes intensos; un primer tramo ascendente que encandila por bello y abrupto.

Entrando a la Foz del Congostín.

La pista discurre clara a lo largo de todo el tramo de Foz y sólo se abandona al acabarse el pasadizo rocoso: tras dejar atrás Congostín hay que coger un estrecho sendero que se adentra sin remilgos en el fascinante bosque de la Cuchiella, un oasis de árboles que resulta maravilloso y que, zigzaguendo, culmina en la majada Recuenco.

Bosque Cuchiella .
Majada Recuenco.

Tras recalar en la majada, hay que seguir subiendo: ahora por una zona de pradería con forma de canal que obliga a salvar un acusado ascenso. La recomendación es ir paso a paso, disfrutando del entorno inigualable que rodea por todas partes y de la profunda soledad silenciosa del recodo. Concluida la subida, se llega al collau y a la majada Llagu, ligeramente entornada y recubierta de restos de cabañas.

Llegando al Collau Llagu, con la majada Recuenco al fondo.

Una vez aquí, si se quiere subir al Maciedome lo que toca es girar a mano izquierda, para atacar ya el cordal en el que se ubica esta agreste y preciosa cima. Enseguida se encuentra el camino: una subida bien marcada y muy entretenida que en algunos tramos se pone aérea y obliga a echar las manos. Culmina a 1900 metros, mirando a vista de pájaro Ponga, Redes, los Picos de Europa…

Cresteando una zona aerea llegando al Maciedome.

Una vez conquistada la parte más alta del Maciedome, hay que regresar a la collada Llagu por el sendero que nos trajo y con mucha precaución. Una vez en la collada, el sendero continua girando a mano derecha y cogiendo el camino más bajo de los dos que están disponibles.

Este sendero lleva hasta una nueva collada que es el lugar en el que se cambia de vertiente para empezar a bajar, ligeramente, adentrándose en un frondoso y profundo bosque por el que se camina durante varios kilómetros. Una de las mejores partes de esta ruta.

Tramo de bosque que hay que cruzar para llegar a la base del Tiatordos.

Tras el bosque, la caminata encadena una sucesión de collados sin perder de vista el sendero, que concluye casi casi a los pies del Tiatordos y, enseguida, recala en la majada homónima. En este punto hay que ser realistas: la ascensión final hasta la cumbre del Tiatordos es dura y empinada. Sin pasos técnicos ni aéreos, pero dura de pelar igualmente.

Como siempre, está la opción de descansar en la majada: ubicada en una zona idílica y con buenas vistas, es un gusto descansar en ella. Para subir, hay carteles indicando caminos que pueden servir como guía; aunque en realidad, no hay pérdida: es todo hacia arriba, por un camino terroso y pedregoso entre vegetación baja, viendo la población de Pendones tan diminuta como si fuera un hormiguero.

Subiendo al Tiatordos con Pendones en la distancia enclavada entre montes.

Eso sí, la cumbre es un lugar sublime: un trono para disfrutar de las vistas y la verticalidad imposible que se asoma hacia Ponga, que desde esta altura luce salvaje e indómita, tan verde y bella que resulta arrebatadora. Además, la visión de los Picos de Europa no va a la zaga, conformando una estampa que –una vez se disfruta- ya no puede olvidarse

Pared este del Tiatordos, impresionante, con vistas hacia Picos de Europa.

Para regresar, hay que poner rumbo de nuevo a la majada tiatordos y –una vez en ella- seguir las indicaciones de las señales que marcan la vuelta a Pendones. Aunque ya se esté terminando, a esta ruta todavía le quedan muchos rincones para descubrir: para empezar, la foz del Palombar (profunda, misteriosa y muy bella), a la cual se llega enseguida.

Foz del Palombar.

Con mucha precaución, hay que descender paso a paso el tobogán vegetal que es esta foz intensa y luego coger una pista, a mano derecha: conduce al collado Sen de la Vara. Desde él, se encuentra enseguida un cruce señalizado que indica la dirección a Pendones así que sólo hay que seguir el camino para aterrizar de nuevo en la acogedora población casina, en la que se había empezado a andar y así poner fin así a esta espectacular ruta, cargada de increíbles paisajes, bosque y rincones montunos de impresión de esos que nunca se olvidan.

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