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Vistas hacia el Jultayu y hacia el macizo central desde el Collau del Jitu, en pleno corazón del macizo del Cornión M.LL
El Jultayu: un mirador de impresión hacia el Cares y los Urrieles

El Jultayu: un mirador de impresión hacia el Cares y los Urrieles

Ascender al Jultayu es caminar el Cornión, conocer los Picos de Europa, admirarlos desde atalayas privilegiadas o disfrutar sus bellezas y sus alturas sin riesgos ni trepadas

Viernes, 18 de agosto 2023, 13:27

En la zona nororiental del Macizo Occidental de los Picos de Europa, plantado en medio de un caótico desierto de caliza en el que predominan las alturas, hay una redonda montaña, recia y enorme, desde la que se pueden contemplar el alma y los huesos del Cornión y los Urrieles. Una roca alta, escarpada y con un largo y profundo corte de casi 2000 metros sobre el río Cares. La llaman Jultayu, un nombre que hace referencia a su esencia de alta piedra, como cortada a plomo, y a la profunda tajada sobre la que se asoma.

Un jitu, muy presentes en esta zona, marca el punto más alto del Jultayu, a casi 2000 metros sobre la garganta del Cares M.LL

Desde la preciosa cima del Jultayu se ven muchas cosas que impresionan. Como una enorme y recta caída vertical que acaba en la garganta del Cares, profunda y bañada de humedad y de ruidos azules de agua; una espectacular hendidura en medio de este terreno de moles rocosas que es separación natural entre macizos, por la que discurre la mítica ruta del Cares y su trazado casi cosido a las peñas, siempre tan transitado.

Ruta al Jultayu desde Lagos de Covadonga-Parque Nacional Picos de Europa

  • Tipo de ruta: Lineal (ida y vuelta por mismo trayecto)

  • Dificultad: Moderada

  • Distancia: 18 kilómetros

  • Tiempo aproximado: 6-7 horas

  • Altura máxima: 1939 metros, aproximadamente

  • Desnivel aproximado: 836 metros

Desde el Jultayu también se ve Caín, pueblo montaraz que –desde esta perspectiva- parece hacer malabares con sus tejados, colgados de la roca y lo vertical. Y, más allá pero aquí mismo, los Urrieles. El macizo central de este reino conocido como Parque Nacional de los Picos de Europa. El más salvaje, pindio, escarpado y deseado de los tres. Y se ve a modo espectáculo, bien centrado en el ángulo de visión, con las cumbre más altas de Asturias destacando en la estampa. Las más icónicas y sacralizadas por pastores y escaladores. Las que más leyenda acumulan. Las más inaccesibles.

Vistas hacia el trazado de la ruta del Cares desde los altos del Jultayu M.LL

La excursión que aquí se propone parte y regresa a los lagos de Covadonga ascendiendo el picu Jultayu en una sola jornada, lo que la convierte en una ruta de intensidad moderada a pesar de que la cumbre a conquistar no presenta hostilidades más allá del desnivel a salvar para abrazarla. Pero claro, son más de mil metros de subidas, casi 20 kilómetros de recorrido y alrededor de 8 horas de caminata por un entorno arisco, entornado y pedregoso.

Vistas hacia Peña Santa de Castilla, Peña Blanca, La Robliza y Los Traviesos desde el fantástico mirador a Picos de Europa que es el Jultayu M.LL

Descripción de la ruta:

No obstante, la ruta puede adaptarse: dividiéndola en dos jornadas menos intensas y pernoctando en el refugio de la Vega de Ario para ascender a la impresionante cima del Jultayu al día siguiente, tras el oportuno descanso. De cualquier manera (del tirón o dividida) esta es una excursión exenta de dificultades o pasos técnicos (más allá, claro, del esfuerzo muscular que requiere salvar desniveles en Picos de Europa) y aunque sólo se hiciera hasta la altura del Collau del Jitu o Ario, aún podría definirse –sin duda ninguna y sin lugar a equívoco- como una ruta de esas «para enmarcar» y recomendar, de las que se clavan para siempre en la retina y en el rincón de los buenos recuerdos.

Vistas hacia la vega de Ario y el refugio que hay en ella durante la ascensión al Jultayu M.LL

El punto de partida para empezar la caminata hacia el Jultayu comienza en el lago Ercina, con vistas a la Torre Santa y un murmullo de cencerros enredado en la niebla del amanecer. Los primeros pasos bordean el lago por su lado izquierdo para coger un marcado sendero señalado como PR-PNPE4 que sube a la vega de Ario.

Lago Ercina M.LL

El sendero, evidente y sin complicaciones, deambula por el paisaje sin apenas entornarse, proporcionando una nueva perspectiva casi cada diez pasos. Las ruinas de antiguas cabañas que se van encontrando atestiguan la cantidad de personas que habitaban estos lares hasta hace no tanto, moldeando el terreno y labrando los caminos que siempre subieron a los altos pero sólo andaban los pastores.

Enseguida, tras 3 kilómetros de andar sin apenas esfuerzo, se alcanza la majada las Bobias, ataviada con pequeñas cabañas y un ambiente de cuento, silencioso y acogedor, que aquí –a más de 1200 metros - se siente como santificado. Es la primera majada que encontramos y la última que encontraremos hasta alcanzar Ario. Desde ella, el sendero sigue avanzando, sin obstáculos ni rémoras, serpenteando tranquilo y salvando pequeños repechos entre laderas, tejos, arbustos, piedra y matorrales.

Majada las Bobias M.LL

Pocos pasos más allá de las Bobias, tras dejar atrás una buena fuente ataviada de agua fresca, el camino toma rumbo hacia un hayedo entornado: hay que atravesarlo, ascendiendo por la árida marca de un sendero siseante, tatuado entre repechos rocosos, que avanza entre las sombras retorcidas del ramaje. Las hayas que adornan esta subida recuerdan a monumentos, erguidas y retorcidas, prendidas de la piedra misma con fuerza y seguridad, sabiéndose ánimas vegetales de estimada importancia que tienen el privilegio de acariciar con sus raíces las profundas simas desconocidas que hay en este fascinante mundo hecho de roca calcárea.

Después del bosque, hay un trecho que llanea, que juega a descender como riega que busca el río, hasta alcanzar el Jou del Llaguiellu, profundo llano y antesala de una de las pendientes más duras del recorrido: la canal de las Reblagas, larga tal que lengua de camaleón que, tal y como su nombre señala, requiere un importante esfuerzo de piernas para ser superada.

Uno de los tramos de la canal de las Reblagas M.LL

Al fondo, justo en el horizonte de este paisaje pétreo salpicado de amarillos y verdes, allá donde el final de la montaña acaricia el cielo, está el final de esta canal y la impresionante panorámica que el camino regala a cambio de superarla: el macizo central, los desafiantes y bellos Urrieles, vistos de frente y en todo su esplendor, esperan.

Collau el Jitu, con vistas de premio tras superar las Reblagas, mirando al Jultayu y a los salvajes Urrieles M.LL

Collau el Jitu. Una zona que, ya por sí, tiene sabor a cumbre, plantada a 1600metros de altura y con forma de mirador. Las vistas, desde este punto, son de auténtica postal, privilegiadas, mirando de frente hacia gigantes como el Torrecerredo o la Peña Santa de Castilla, emblemas de estos lares, rey y reina de este Parque Nacional de los Picos de Europa, que se lucen muy cercanos rodeados de su corte de rocas imponentes.

Aquí, en el jitu, está también la entrada de una de las simas más profundas registradas y exploradas en Picos de Europa, la sima del jitu: una profunda cavidad que abre su boca aquí y estira su garganta durante 1600 metros subterráneos que llegan a las aguas del Cares. Además, también hay una redonda mesa de orientación (colocada por el grupo montañero Vetusta) que señala con flechas el nombre de las cumbres que se atisban. Y, finalmente, un cartel indicador que cuenta que el refugio de la Vega de Ario está sólo a diez minutos.

Desde el collau el Jitu hasta la vega de Ario hay un trecho pequeño por sendero de tierra bien andado M.LL

Las opciones desde el Jitu son dos: la primera, continuar hasta el refugio y –desde allí- avanzar siguiendo las marcas de pintura amarillas dispersas entre las rocas que marcan la senda para conquistar el Jultayu. La segunda (opción que sigue el track que acompaña a esta ruta)pasa por evitar el acercamiento al refugio y «atajar», cruzando de frente por el Jou de la Cistra hasta el Collau de las Cruces, dónde empieza el sendero que va a la canal de Trea y dónde hay que girar a la derecha –por un camino bien marcado con numerosos jitos- para alcanzar la base del Jultayu y (un tramo después) su magnífica cumbre.

En cualquiera de los dos casos, el trayecto hasta la cima del Jultayu (que desde esta zona se distingue perfecto y parece estar a tiro de piedra) consta de una hora larga de caminata por un terreno plagado de roca y bien empinado, hábitat de valientes manadas de rebecos y lleno de profundos jous (únicos en la zona de Picos de Europa).

Vega de Ario vista durante la subida por las laderas del Jultayu M.LL

La cumbre se aparece repentina, como un jito gigante y pedregoso que parece cortado a plomo por su cara sur y desfila vertical, en caída impresionante, hacia el Cares y Caín. De frente, un ejército grandioso de enormes rocas de más de 2000 metros observa sin pestañeos, alzado sobre esa garganta a la que llaman «divina» que es frontera entre el mundo rocoso del Cornión y el desafiante mundo de los Urrieles

Macizo central desde la cumbre del Jultayu

Tras la merecida parada en cumbre, que en esta ocasión merece ser larga y contemplativa por el fabuloso espectáculo al que se asoma, la vuelta se emprende siguiendo el mismo camino de subida, hasta la Vega de Ario. Una vez allí, todo lo que queda es coger la traza del PRPNPE y caminar, sin pérdida ni complicaciones, de vuelta al lago Ercina,otro emblemático lugar de los Picos de Europa en el que toca poner fin a esta incursión, inolvidable, hasta la cima y los ojos mismos de esa enorme piedra, cortada como a plomo sobre el Cares, a la que llaman Jultayu.

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