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El Sueve: impresionante sierra montañosa que puede presumir de ser la altura más cercana al mar de toda Europa. Desde ella, el picu Pienzu, con sus 1161 metros de altura, se asoma por su ladera norte a los vaivenes hipnóticos del mar cantábrico y a muchos de los pueblos que adornan su costa mientras que, en dirección sur, contempla los Picos de Europa, así como la sierra del Cuera o verdes valles profundos como el del Sella y el Piloña.
Pero, además de belleza, singularidad y panorámicas excelentes, la sierra del Sueve puede presumir de otra característica de indudable atractivo: en ella sobreviven desde hace muchos años grandes rebaños de gamos, cérvidos que fueron introducidos en varios hábitats montañeros de Asturias en los años 60 y que encontraron en estas laderas un refugio perfecto, aclimatándose y adaptándose de forma magnifica a este territorio calizo regado por brisas marinas y nordestes salados.
La preciosa ruta que hoy proponemos discurre por estas tierras, recorriendo en círculo una parte bellísima de esta sierra montañosa, a medio camino entre el mar y la cordillera Cantábrica, transitando por zonas de pastos que los gamos (además de los rebaños de vacas, asturcones, cabras y ovejas) recorren a diario.
Y aunque en esta excursión no vamos a subir a ninguno de los puntos de altura de los que el Sueve presume, pasaremos muy cerca de su cimas más altas (el picu Pienzu y el Miruellu -o Mirueñu-) y ascenderemos por sus laderas aterrizando en una majada de altura que observa muy de cerca las cumbres señeras de este mágico lugar. En nuestro periplo, recorreremos trozos de bosque, saludaremos cabañas, oleremos a manzanilla silvestre y brisa marítima y nos introduciremos, de forma profunda, en los siempre encantadores paisajes de una sierra única, muy especial, que resulta ideal para salidas senderistas sencillas y placenteras.
Tipo de ruta: Circular
Distancia: 7 kilómetros
Dificultad: Fácil-Moderada
Tiempo: 4 horas 30 min (aprox.)
Altura máxima: 864 metros
Desnivel: 544 metros
Punto de salida y llegada: Pandiellu (Parres)
Partimos de la localidad de Pandiellu (Parres) un pequeño pueblo ubicado a los pies del Sueve en el que encontraremos un panel indicativo que señala el inicio de nuestra ruta, denominada PR AS273.
Para comenzar, empezamos a andar por una pista marcada y ascendente que, tras dejar atrás algunas casas, comienza a introducirse y a subir por las laderas del Sueve alternando pista de hormigón y camino de tierra, tramos de bosque de robles y castaños, y cortados impresionantes de altura sobre laderas rotas rellenas de verde y agua.
El camino es cómodo y, aunque en esta primera parte sube sin tregua, la ascensión no resulta especialmente dura. Mientras avanzamos, vamos sorteando pequeños tramos de riachuelos que cruzan el sendero en su descenso desde las alturas montesinas y se pierden en caída sinuosa por los precipicios que bajan a morir al valle, entre árboles y enormes rocas que adornan el depresión que se abre a la izquierda de nuestros pasos.
Tras una hora aproximada de subida, alcanzamos las praderías de El Toyu y encontramos en ellas un cruce de caminos que discurren en distintas direcciones: la nuestra pasa por girar a mano derecha, cogiendo un camino verde que asciende hasta una collada en la que encontramos un par de cabañas, vacas y (en los meses de verano) una explosión de manzanilla salvaje cubriendo el suelo.
Nuestros pasos deben pasar por delante de una de las cabañas, siguiendo el sendero verde que nos trajo hasta esta collada y que ahora comienza a estrecharse, avanzando con forma de eses por la ladera ascendente, entre matorrales y helechos, sorteando un pedrero que destaca sobre los pastos y llegando a un bebedero con forma de fuente que se ubica en la parte baja de una ladera empinada.
Toca volver a subir: un corto pero fuerte repecho sobre la hierba, avanzando entre rebaños de cabras y con la impresionante cruz de hierro que señala el punto más alto de esta sierra, el picu Pienzu, en nuestro ángulo de visión.
Tras salvar la fuerte y verde subida, coronaremos el conocido como collado la Hume, nuestro punto más alto del día: una preciosa campera rodeada de rocas y bosques desde la que contemplamos el Miruellu y el Pienzu y desde la que vamos a comenzar a descender para volver a nuestro punto de inicio.
No obstante, aún queda caminata y debemos permanecer atentos: el descenso de la campera puede complicarse ligeramente si perdemos de vista las marcas PR que marcan el camino a seguir. La mejor manera de no perdernos es continuar por el sendero natural que vemos remarcado en el firme, buscando los jitos y las marcas amarillas y blancas, procurando que nuestro avance no se desvíe en exceso a la derecha y discurra ligeramente pegado a las sombras del Miruellu y el Pienzu, que se alzan a la izquierda haciendo de imponentes murallones que impiden mirar el mar.
Enseguida alcanzaremos otra fuente abrevadero en medio de nuestro descenso: desde ella, debemos continuar bajando, desviándonos siempre hacia la izquierda y evitando las zonas cerradas de matorral y helechos que se vuelven cada vez más amplias a mano derecha.
El camino nos va llevando en descenso cómodo hasta la orilla misma del arroyo de Fonfria, el cual debemos cruzar para coger un camino adornado de jitos de piedra que, tímidamente, va internándose en el bosque.
Una vez alcanzada la senda forestal que sigue este arroyo, bellísima y muy cómoda, todo lo que resta es seguir este camino, que discurre siempre a la vera del arroyo, unas veces con más altura y otras casi por su cauce (en muchos tramos completamente seco) pero siempre entre árboles centenarios y en dirección descendente derecha.
En el último tramo, atravesamos una zona de matorral en la que el camino parece perderse, pero son sólo unos metros: enseguida superamos la zona de helechos y cogemos una traza fácil de andar que va descendiendo hasta el núcleo rural de Villar de la Cuesta, donde abandonamos el firme de verde tierra y comenzamos a dar los últimos pasos de esta ruta por carretera.
Así, sobre firme de hormigón, volvemos de nuevo al punto de partida: Pandiellu, situado un kilómetro más abajo (aproximadamente) de la aldea de Villar de la Cuesta y lugar donde ponemos fin a esta bonita ruta senderista.
Un recorrido sin excesiva dificultad que regala estupendas panorámicas y resulta sumamente agradable para el caminante por no ofrecer complicaciones técnicas y regalar, a cambio, la maravillosa sensación de recorrer una sierra montañosa llena de magia, fauna, flora y olor a salitre.
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