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Hay montañas que van siempre de la mano. Cumbres cercanas, hijas de la misma crestería, que siempre se suben juntas, como si conformasen una sola cima partida por la mitad, inconcebible de ascender en una sola de sus partes. Este es el caso de los picos Faro y Huevo, dos potentes montañas a medio camino entre León y Asturias que se elevan a más de 2000 metros de altura.
Faro y Huevo son dos cumbres hermanas que cambian, radicalmente, de verano a invierno: en las estaciones cálidas representan una excursión relativamente sencilla y accesible (mucho más si se emprende desde el puerto, evitando el tramo de pista inicial), mientras que en invierno, cargadas siempre de las pesadas nieves y hielos que les han dado forma, suponen un reto complicado sólo recomendado para personas con experiencia y para los amantes de la escalada en hielo.
Además, estas dos preciosas montañas lucen fisionomías muy distintas: una es picuda, cargada de aristas rocosas, y la otra redonda, recordando la parte de arriba de un enorme huevo enterrado en la tierra.
Tipo de ruta: Ida y Vuelta
Distancia: 18,9 km (desde Ruayer) 10 kilometros menos (aprox) si la excursión comienza en Vegarada
Dificultad: Moderada-Fácil
Tiempo: 5-6 horas (aprox.)
Altura: 2155 metros
Sus cimas, casi iguales en altura, distan entre sí diez minutos de pasos y están situadas ambas en las inmediaciones del puerto de Vegarada, un lugar que se alza a 1555 metros de altura y al que –si queremos- podemos llegar con el vehículo (siempre con precaución y mucho mejor si es todoterreno).
Nos vamos, pues, a conocer el Faro y el Huevo: una excursión relativamente sencilla y muy hermosa, un poco peleona, que se disfruta mucho y que resulta perfecta para conocer la zona del alto Aller, plagado de bosques, caminos de cruce hacia la meseta y hábitats de pastores. Un recorrido serpenteante por una zona de las divisorias montañosas que separan Asturias y León, dos provincias tan agarradas de la mano como nuestras cumbres de hoy.
Nuestro camino comienza en el concejo de Aller, a casi 20 kilómetros de la capital del municipio (Cabañaquinta) en un pequeño núcleo rural que responde al nombre de Río Aller (Ruayer, si atendemos a la toponimia asturiana). Desde aquí, podemos comenzar a andar cogiendo una pista que parte del pueblo mismo en dirección Vegarada. Hay que tener en cuenta que el tramo de pista es largo, y con una pendiente acusada, aunque tiene a su favor el hecho de discurrir haciendo pequeñas eses por un paisaje boscoso y lleno de trazas de pastoreo, agradable de andar.
De todas formas, este trecho es opcional: podemos caminarlo extendiendo más de 10km la excursión o podemos hacerlo en vehículo, empezando a andar en la parte alta de esta pista, en el puerto de Vegarada, preciosa y elevada frontera natural entre Asturias y la vecina León en la que contemplamos una línea de cimas que se levantan más de 2000 metros de altura, así como sus valles, de origen glaciar y horadados por aguas heladas.
Desde esta zona del puerto, entre amplias praderías, se contempla el extenso valle y, en su fondo, presumiendo elegante, un murallón calizo de formas caprichosas: ahí están las peñas del Faro, con su punto más alto (el pico Faro) elevado 2110m a la derecha del paisaje ante nuestros ojos. Algo más allá, el Huevo, haciendo honor a su nombre, con unos 60m de altura más. Y en el medio de ellos la Portina, puerta de entrada para alcanzar sus bases.
Para llegar a ellos, hay que atravesar la pradera en dirección la Portina del Faro, claramente visible al final del paisaje que se abre ante nuestros ojos: una especie de U –como un corte abierto en la cresta calcárea- a la que llaman Puerta (o Portina). Ahí nos dirigimos. Para llegar haremos un recorrido serpenteante, con tendencia siempre hacia el lado derecho del paisaje, como si quisiéramos dibujar una enorme S desde abajo.
Con este rumbo, iremos superando los sucesivos resaltes del terreno, ascendiendo y acercándonos a la famosa y seductora Portina, explorando lo profundo del valle entre vegetación, amarillos, verdes y piedras blancas que nacen, yacen y se desplazan salpicadas por el terreno.
Llegado un momento, y ya a la altura de la base de las Peñas del Faro, atravesamos una zona de pedreros en la que destaca un sendero marcado, hecho por el ganado, que discurre de manera diagonal por la gravera.
Una vez lleguemos a la Portina, y con estupendas vistas del valle, nos desviamos ahora hacia la derecha: en esta zona el camino se vuelve intenso, con una fuerte pendiente tallada sobre la ladera de hierba que avanza pegada a la crestería y que nos lleva, directos, a lo alto del cordal. Ya arriba, volvemos a girar a la derecha para seguir andando unos minutos y acabar trepando de forma leve por unos grandes bloques que nos elevan, por fin, a las Peñas del Faro.
Desde el Pico Faro, mirando en la dirección opuesta a la que nos trajo aquí, se contempla ahora una arista cubierta de hierba que dibuja una suave línea divisoria y conduce a nuestro segundo pico del día, de 2155metros, el pico Huevo, al que se llega de manera rápida siguiendo esa línea natural y elevándonos unos metros más sobre el verde terreno plagado de montes que se divisa a nuestros pies.
Conquistada la redonda cumbre del Huevo, sólo resta reandar camino, regresando sobre nuestros pasos hasta el puerto de Vegarada y, si esa ha sido nuestra opción al comenzar, por pista hasta Ruayer.
Una ruta diferente, bien provista de pequeños desafíos en forma de cuestas y adornada de buenos paisajes, recorriendo con gusto esas zonas de pastoreo y roca que esconden en su trazado los pasos de caminos que antaño cruzaban a la meseta.
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