Secciones
Servicios
Destacamos
Una pequeña gran cumbre, pedregosa y con forma de pequeño cordal. Se levanta a casi 1500 metros e invita a mirar a todos los puntos cardinales, deleitándose con un paisaje inmenso y muy verde, salvaje, fértil, de altura… en él se mueve un mundo entero poblado por bosques tupidos y viejos, paredones calizos, brañas con memoria, valles profundos, pueblos con fuerte arraigo y aguas cristalinas. Estamos en el Parque Natural de Redes, en la peña La Conyonada, y las vistas desde aquí son una auténtica gozada.
Tipo de ruta: Ida y vuelta
Dificultad: Moderada
Distancia aproximada: 17,72 km
Tiempo aproximado: 7 horas
Desnivel aproximado: 845 m
Para llegar a esta cumbre, plantada sobre territorios casinos, hay muchos senderos; pero aquí se ha seguido el que parte de la Encrucijada, un lugar ubicado al fondo del valle de Caleao que es punto de encuentro vecinal y cruce de caminos.
Desde ahí, en ascensión casi constante, los pasajes hasta la Conyonada van transitando ante distintas reliquias: ermitas con alma, árboles centenarios, resilientes cabañas, colladas con magia, arroyos tranquilos… un conjunto discreto pero magistral que combina de maravilla con la visión del conjunto montañoso circundante, que abarca desde los cordales de Ponga y Caso hasta el valle del Nalón o cimas de mítico renombre como el Cantu´l Osu.
La caminata, sin ser difícil, ha de plantearse como una ruta de jornada completa y conlleva salvar 800 metros de desnivel cuesta arriba. Eso sí, por un paisaje tranquilo, silencioso y de ensueño que, repecho tras repecho, lleva primero hasta una bella collada y de ahí, ladera mediante, hasta una cima especial, cercada por hayas, de largas y espaciosas vistas, conocida por los lugareños como La Conyonada o la Peña del Casar.
Resumiendo: que si lo que se busca es un plan de senderismo por el Parque Natural de Redes, la peña La Conyonada es un destino montañero perfecto para disfrutar caminando veredas silenciosas que, adornadas de detalles etnográficos y naturales, permiten conocer de cerca un buen pedazo de este territorio natural protegido tan lleno de magia.
El trayecto hacia la Conyonada comienza en la Encrucijada, una pequeña zona de casas a medio camino entre Caleao y la Felguerina. Desde la zona del bar (en la que se puede dejar el coche) hay que empezar a andar con rumbo hacia la Felguerina por una ancha pista de hormigón que pasa por delante de la ermita de Ricao, un edificio que data del siglo XIII.
Sin abandonar la pista, se avanza un trecho más ignorando el cruce que va hacia la Infiesta para (tras 1,5 kms aproximados de caminata) coger un ancho camino de tierra que se abre a mano izquierda. En moderada pero constante ascensión, el nuevo camino va enredándose por zonas de camperas, pastizales y cabañas para, a continuación, perderse por bosques de robles hasta encontrar una nueva pista de cemento: viene de la Felguerina y hay que seguirla hacia arriba.
Las vistas, a medida que se avanza y se van ganando alturas, conquistan el corazón: un inmenso circo de montañas rodea la caminata. La exuberante vegetación entre la que se avanza se asienta en un espacio salvaje encuadrado entre sierras, peñas y picos importantes de este lugar, como el señor Retriñón o la misma peña La Conyonada, que ya se vislumbra desde este punto del trayecto.
El recién encontrado camino de hormigón no se alarga mucho: en medio kilómetro encuentra la aldea de Pereu, bien cuidada y acogedora, a los pies de Peña Blanca. En este lugar hay que encontrar una senda que, en constante ascenso, lleva hasta el Collau Les Fuexes: en él se debe girar a mano derecha para empezar a andar por zona de majadas y cabañas hasta recalar en La Braña, un precioso recodo de bellas vistas perfecto para sentarse a respirar.
Ya queda menos: la peña la Conyonada así lo atestigua, bien cercana y protagonista. Tan sólo resta volver a andar, virando a mano izquierda desde la Braña para coger una pequeña pista que, a la sombra de viejas hayas y en suave ascenso, alcanza La Collaina, nuevo cruce de caminos a más de 1200 metros, tapizado de verde césped y adornado de acebos y buenas vistas montañeras.
De todos los senderos que parten de la Collaina hay que tomar el que va hacia el norte: recala enseguida en la Collada de Incós, a los pies mismos de la Conyonada. Sólo queda «atacar la cumbre», ganando metros por el medio, serpenteando entre matorrales y piedras calizas. Una vez alcanzada la mitad de la marcha a la cima, el sendero se guía por jitos que, salvando repechos, esquivando hayas y dibujando giros conducen a la cumbrera y, enseguida, a la cima principal, coronada por jito de piedras y cercada por un bosque de hayas.
Desde esta guapa cumbre se contempla el cordal de Ponga, el de Caso, el valle del Nalón, la sierra de Peñamayor…así como diminutos pueblos esparcidos por un paisaje que parece ondularse al ritmo de los aires y mutar de tonos de verde en cada pestañeo.
Para regresar, hay que partir de la cumbre tomando el mismo trayecto, reandando los pasos ya dados hasta el cruce con la Felguerina. Una vez en el cruce, se sigue de frente por pista (obviando el camino de tierra) para encontrar, sin problemas, la carretera. Una vez allí, sólo queda caminar un poco por firme de hormigón rumbo a La Encrucijada, punto final de este silencioso y guapo periplo por el Parque Natural de Redes.
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.