Un sendero que atraviesa bosques, un río de color negro, los idílicos territorios del concejo de Aller, abundante agua y –como guinda- una ancha y larga cascada que se precipita desde una altura de 20 metros, salpicando sin cesar toda la vegetación que crece enganchada ... de ella y llenando el aire, todo el ambiente, de una agradable humedad helada… de paz y tranquilidad reverberantes.
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Todo esto, en plena Cordillera Cantábrica, en el corazón de Asturias, en un pequeño recodo cargado de enorme magia y autenticidad, adornado de múltiples verdes y bien nutrido por ríos helados montaraces.
La cascada de Xurbeo no defrauda: es uno de esos lugares dignos de postal y de respeto. Mucho más si se visita tras época de lluvias, o en pleno deshielo: los momentos más idóneos para disfrutar de un caudal crecido que, bien engordado por el Nuberu, entona sin cansarse cánticos muy añejos, hipnóticos y rebeldes, nacidos de nubes negras, nieves, precipitaciones y fina escarcha.
Tipo de ruta: Circular
Dificultad: Fácil
Distancia: 12,24 km
Tiempo aproximado: 3h30
Desnivel positivo: 350 metros
Murias, a los pies del pico Curiellos, es un pequeño lugar lleno de encantos rurales y de silencios largos en el concejo de Aller. Desde aquí se parte, desde la parte baja del pueblo, cruzando la carretera y siguiendo las señales que muestran el camino hacia la cascada de Xurbeo.
No hay pérdida. Las marcas del PR-AS 295 se ven de forma clara. Todo lo que hay que hacer es seguirlas, dejándose envolver por un camino precioso que comienza en una pista, descendente y bien arreglada. Luego, el trayecto cruza el río (de aguas negras, frías y rápidas) antes de enfrentarse a una fuerte y pronunciada pendiente que, a la sombra de los árboles, sube decidida en busca del salto de agua.
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En este paseo la constante presencia del agua (en el río, las fuentes, los lavaderos, las canalizaciones…) se combina a la perfección con el agradable camino, casi un tubo entre los árboles y las montañas, y con el cuidado entorno de la localidad de Murias. Todo junto conforma un circuito sencillo que, además de la cascada, visita también la Minicentral de la zona, recorriendo pequeños senderos rurales muy fáciles de andar y de agradable presencia.
Un recorrido apto para todos los públicos, de poco más de 10 kilómetros, que puede marcarse como cita obligada si lo que se pretende es empaparse, sin demasiados esfuerzos y hasta la médula misma, de esa esencia única por la que llaman «paraíso» a Asturias.
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El tramo de subida no es largo, pero sí muy entornado: requiere armarse de paciencia, respirar con calma e ir paso a paso, para salvarlo sin ahogarse y sin agobios, así como sin perderse el espectáculo que se despliega alrededor, en medio de un bosque viejo que no deja de bailar.
Una vez arriba, toca enfrentarse a un tramo de descenso también muy pronunciado. La pendiente se recubre de escalones de madera, que ayudan a evitar resbalones y a avanzar más cómodamente. Y, tras ella, la cascada de Xurbeo, escandalosa y exuberante, lanzando destellos de agua por doquier y dejándose caer con un salto que es todo un espectáculo.
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Desde la cascada, una vez colmada la sed de espectáculo acuático, se retoma el camino andado regresando de nuevo a Murias. Desde allí, para evitar los tramos de carretera, hay que remontar la pendiente del pueblo, llegando a las afueras del mismo para coger una senda marcada como PR-AS 133 (Ruta de las Fuentes), un camino bien cuidado por los vecinos en el que la riqueza del agua se pone en valor constante, adornada de mitología, tradición y zonas de cabañas.
Al poco de andar, ya se empiezan a encontrar las fuentes que dan nombre al sendero, adornadas con geranios y macetas coloridas, así como con duendes que van hablando del entorno y las costumbres.
Tras la zona de fuentes, se continua por una senda en la que las protagonistas son las cabañas, la mayoría en desuso. A la altura de Arnizo, se abandona el sendero en un cruce señalizado para, muy poco después, virar a mano izquierda y encontrar la carretera, cerca ya de la minicentral.
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Desde aquí, cruzando la carretera para tomar una pista ancha, se vuelve a cruzar el río Negro antes de ir a dar a una gran tubería, responsable de llevar el agua canalizada hasta las turbinas. Sin abandonar la pista, enseguida el camino se viste de losas: bajo ellas va la canal de agua, sobre la que se camina cómodamente, faldeando las montañas y llaneando, hasta la cámara de agua.
Tras el periplo acuático, la ruta continúa avanzando por terrenos más verdes y amplios, salvando distintas majadas bien cerradas que lucen pasos laterales para los caminantes. En total, se pasa por cuatro lugares de braña: Praotierra, Tercias, Casanueva y Cochain, todas tendidas tranquilas sobre el fértil terreno, mirando embelesadas estos rincones de montaña.
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Caminando un trecho más, sin dificultad ninguna ni grandes repechos verticales, aparece ruidosa la reguera de Jurvea: cauce del que se nutre la cascada de Xurbeo, a la que se siente bramar entre la arboleda, como anunciando su cercanía. Un camino a mano izquierda deposita enseguida en el sendero de acceso a la cascada, que se queda rugiendo a pocos metros mientras que –para cerrar ya el periplo- todo lo que queda es regresar a Murias de nuevo, concluyendo así una circular muy bella y accesible, perfecta para disfrutar –sin cansarse- de los encantos de Aller.
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