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El «Roblón» de Bustiellos, ubicado en el bosque de Peloñu, es un ejemplar de roble albar que tiene una altura de 30 metros y un tronco de 8 metros de diámetro M.ll.
Roblón Bustiellos Ponga Peloñu Asturias
PONGA

Al Roblón de Bustiellos: un baño de bosque en pleno Parque Natural de Ponga

Hoy caminamos por una reserva de la Biosfera, cruzando admirados el precioso bosque de Peloñu para conocer un ejemplar de roble tan vetusto y enorme que ni cinco personas abarcan a abrazarlo completo: el «Roblón» de Bustiellos

Jueves, 21 de abril 2022

No todos los caminos por la montaña tienen que acabar en una cima. Y este es el caso de nuestra ruta de hoy, que transita de forma cómoda por un amplio y marcado sendero con carácter de pista forestal y nos lleva, a través del bellísimo bosque de Peloñu y acompañados de inmejorables vistas, hasta el Roblón de Bustiellos, un ejemplar de roble albar de enormes dimensiones que es todo un tesoro natural digno de conocer.

AL ROBLÓN DE BUSTIELLOS DESDE LES BEDULES (PONGA)

  • Tipo de ruta: Ida y Vuelta

  • Distancia: 13 kilómetros

  • Dificultad: Fácil

  • Tiempo: 4-5 horas

  • Lugar de salida y llegada: Les Bedules (San Juan de Beleñu) AS-261

  • A tener en cuenta: Ruta perfecta para todo tipo de senderistas y para hacer con niños. Buen firme para recorrerla también en bicicleta de montaña

Nuestros pasos para la excursión de hoy se inician en pleno parque Natural de Ponga (reserva de la Biosfera), en el conocido como Mirador de Les Bedules, una collada a la que se llega por firme asfaltado desde San Juan de Beleñu (capital del concejo pongueto) y en la que podemos dejar el vehículo sin problemas.

En la collada de les Bedules hay una pequeña pasarela de madera que merece la pena recorrer antes de emprender camino, ya que nos permite disfrutar de preciosas vistas. Aunque, sin ni siquiera recorrerla, ya desde la zona misma donde dejamos el coche y comenzamos a andar, la altura del lugar nos regala una panorámica montañosa en todas las direcciones: el Pierzu, el Carriá y el Tiatordos («la montaña perfecta») compiten en espectacularidad con los Picos de Europa, que se dibujan al este majestuosos.

Desde esta collada, cogemos una pista bien marcada (con enorme cartel informativo al inicio) que nos lleva, primero, entre cabañas y, despacio, nos va metiendo en el bosque de Peloñu.

Accedemos a Peloñu por una pista forestal cómoda y ancha que comienza en el mirador de Les Bedules M.LL

Este que andamos es un camino lleno de posibilidades senderistas, ya que esta misma pista entre el bosque puede seguirse recta, sin coger desvíos, para llegar hasta la majada de Arcenoriu, una antigua vega de pastores de carácter montaraz cargada de belleza y simbología. También podemos seguir la pista y acceder a algunos de sus desvíos (todos bien señalizados) que entroncan con caminos que conducen a cimas altas, muy populares en estas zonas, como Peña Salón o el Sen de los Mulos, dos cumbres bien merecedoras de una excursión que se elevan sobre el paisaje circundante asomándose al horizonte de los Picos de Europa y los cordales montañosos de Amieva y Ponga.

Por la pista de Peloñu, las posibilidades senderistas son varias. El Sen de los Mulos, los paseos a caballo y los cruces de caminos bien indicados son otras alternativas para disfrutar este bosque M.LL
Imagen principal - Por la pista de Peloñu, las posibilidades senderistas son varias. El Sen de los Mulos, los paseos a caballo y los cruces de caminos bien indicados son otras alternativas para disfrutar este bosque
Imagen secundaria 1 - Por la pista de Peloñu, las posibilidades senderistas son varias. El Sen de los Mulos, los paseos a caballo y los cruces de caminos bien indicados son otras alternativas para disfrutar este bosque
Imagen secundaria 2 - Por la pista de Peloñu, las posibilidades senderistas son varias. El Sen de los Mulos, los paseos a caballo y los cruces de caminos bien indicados son otras alternativas para disfrutar este bosque

Para llegar a nuestro objetivo de hoy no tenemos que coger desvío alguno: sólo seguir la pista, adentrándonos cada vez más en el magnífico entorno que regala el bosque de Peloñu, un lugar de enorme valor ecológico plagado de hayas, abedules, avellanos y acebos.

Los saltos de agua van acompañando el recorrido, siempre por pista cómoda y asomándose, entre árboles y pequeñas subidas y bajadas, al horizonte de los Picos de Europa.

Los claros del bosque de Peloñu nos obsequian con exquisitas vistas de los Picos de Europa M.LL

Tras poco más de cuatro kilómetros andados alcanzaremos la Collada de Granceno. No es difícil darse cuenta de que hemos llegado a este punto: aquí las vistas se abren, agrandándose, y el camino se encuentra con un entorno de amplia pradera que- a la izquierda- señala un desvío, con un enorme panel, que nos lleva dirección Sen de los Mulos.

Ignoramos el desvío de Granceno y seguimos el rumbo inicial, por la pista marcada que cogimos en Les Bedules, que ahora se desvía ligeramente a la derecha y comienza a descender, adentrándose de nuevo en el bosque de forma más profunda y cerrada.

La pista por la que arrancamos continúa hasta el Roblón de Bustiellos, adentrándose en el bosque a la vez que permite un cómodo caminar M.LL

Tras unos pocos minutos de sencilla caminata, un pequeño poste nos señala que nuestro destino final de hoy está cercano. Sólo tenemos que virar nuestros pasos a la izquierda y descender por un pequeño camino (abandonando la pista inicial por primera vez) que se introduce aún más en el bosque y, a los pocos metros, lo encontraremos: el Roblón de Bustiellos destaca entre la muchedumbre de hayas, rectas y escarpadas, y entre tímidos restos de cabañas que son sólo ya montones de piedras con forma circular.

Los hayedos predominan en Peloñu y, precisamente, en medio de uno de ellos encontramos el vetusto roble de Bustiellos que es hoy nuestro destino senderista M.LL

Con 30 metros de altura y 8 metros de diámetro, este precioso ejemplar de roble es perfecto como «cumbre» para el día de hoy. Además, el lugar en que se ubica tiene ese toque mágico, de cuento de hadas, que siempre riega los sentidos y las emociones de paz y tranquilidad. Y aunque ya es primavera, el otoño parece aún enganchado a estos lares, que aparece impaciente y a punto de explotar con brotes verdes y hojas incipientes.

El roblón de Bustiellos, aún desnudo tras el paso invernal, impresiona por su altura, diametro e imponente belleza en medio del bosque M.LL

Para volver, sólo tenemos que reandar el camino que nos trajo, para llegar de nuevo hasta Les Bedules, el mismo mirador desde el que partimos con perfecta visión de las montañas y los picos circundantes.

Una excursión perfecta para hacer en primavera, disfrutando de la explosión única de la flora del bosque y del centenar de trinos, alegres y ocupados, que hacen de banda sonora. El ruido del agua (cruzando en pequeñas riegas y cascadas todo el recorrido) y las magníficas vistas de los Picos de Europa y del cordal montañoso de Ponga hacen que el trayecto de ida y vuelta al roblón de Bustiellos sea una experiencia terapéutica, apta para toda la familia, sin ningún tipo de pérdida y estupenda para desconectar de los ruidos estresantes propios de la rutina y el día a día, conectando con la música y la luz natural beneficiosas y características de los buenos bosques.

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