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Puede afirmarse sin equivoco que planear una excursión para subir a Peña Rueda es uno de esos propósitos montañeros dignos de calificar como «completos», cien por cien satisfactorios, que no dejan lugar a la indiferencia.
Es así, Peña Rueda es un icono. Una montaña mítica por encima de los 2000 metros bien distinguible en la masa de crestas que caracterizan el macizo de las Ubiñas: por su inconfundible forma piramidal, por sus marcas como de zarpazos de gigante en su cara norte, por su lugar apartado con respecto al resto de cumbres con las que comparte espacio… y porque desde su punto más alto, sobre los puertos de Agüeria, se contemplan de manera única, privilegiada, las principales crestas que dan fama a las Ubiñas y todo su territorio de Parque Natural.
Además, si la subida a esta cumbre se planea desde Lindes, abordando el Cuchillar de la Rueda para alcanzar su cima, y se cierra bajando por Agüeria y la Foix Grande, el recorrido que obtendremos conformará una circular de gran interés que nos internará en territorios boscosos de hayas vetustas, duras pendientes, restos de trazados de vías romanas y de trincheras, intensas trazas de pastoreo y hermosas atalayas de piedra únicas, alzadas para contemplar los principales picos de un macizo, el de las Ubiñas, que siempre sorprende, halaga y enamora a los caminantes.
Nos vamos, pues, a Peña Rueda: una montaña única, como arañada por un gigante y con reminiscencias de pirámide en sus formas, que va a poner a prueba nuestros músculos con sus pendientes sin tregua y colmará, con creces, nuestras ansías de buen paisaje.
Tipo de ruta: Circular
Distancia: 13,6 km (aprox)
Dificultad: Moderada
Tiempo: 6 horas (aprox.)
Altura: 2152 metros
Peña Rueda: una montaña única, perfectamente visible desde todos los flancos de la Cordillera, enorme –volumétricamente hablando- especial y solitaria. Toda una maravilla de monte, de 2152 metros, que hoy vamos a ascender con tranquilidad, disfrutando del trazado que lleva a su cumbre pedregosa.
Para comenzar a andar hacia nuestro destino, partimos del pueblo de Lindes (en pleno concejo de Quirós) al que llegamos en coche recorriendo el precioso paisaje que caracteriza el puerto de la Cobertoria.
Una vez en Lindes, nuestro primer destino senderista es la Vega de Manín, hasta la cual llegamos, ya, caminando: primero, cruzando el pueblo y siguiendo carteles indicativos; luego, conquistando un camino bien marcado y lleno de revueltas para, finalmente, atravesar un bonito hayedo cargado de contrastes verdes, música de árboles y jitos bien dispuestos que ayudan a no perderse.
Desde los primeros pasos, la pendiente es importante. Y no dará tregua hasta que alcancemos Manín de Arriba, preciosa braña campera que allana un poco el terreno y nos muestra, cercanas, los pies de las Becerreas, primas hermanas de Peña Rueda y barrera de su silueta, ya visible pero aún difusa y lejana para los pies que avanzan.
Continuamos trayecto atravesando los prados de Manín de Arriba, siempre con las paredes de Peña Rueda como objetivo y desviando nuestro andar hacia la derecha para conquistar ahora el siguiente punto del camino a nuestra cima: una canal ancha a la que se llega por sendero evidente y que está marcada con numerosos jitos. La llaman Vallina Grande.
Es fácil de distinguir: es el único punto sin paredes para superar la muralla de roca. La alcanzamos sin prisa, subiendo en fuerte pendiente por la ladera, llegando a su zona más estrecha y cruzando un enorme prado que nos abre nuevos horizontes montañosos ante los ojos. Peña Rueda está más cerca pero aún nos queda terreno por andar.
El terreno cambia sustancialmente a medida que ganamos altura: de las enormes praderías con intensos verdes pasamos ahora a caminar una zona llena de restos kársticos pedregosos, de todos los tamaños, que nos indica que estamos ya en alta montaña, nos advierte para extremar precauciones y nos lleva, por fuerte pendiente, hasta la cresta norte de nuestra cumbre de hoy: el Cuchillar de la Rueda, enorme arista que asciende sin piedad abriéndose a los impresionantes paisajes del parque Natural de Las Ubiñas- La Mesa, todo un regalo para la vista y las emociones del caminante.
Sólo resta seguir el cresteo, sin dificultades técnicas salvo el fuerte desnivel, para alcanzar de manera sencilla, triunfantes, la característica cima de Peña Rueda, que se alza orgullosa mirando la Cordillera y abrazando las Ubiñas: tan cerca, que da la sensación que de un salto intenso puede alcanzarse la cumbre de los Fontanes, o que con un pequeño vuelo –ligero y sin esfuerzos- podría aterrizarse en las míticas cumbres de Ubiña, la grande y la pequeña.
Los Huertos del Diablu, el Fariñentu, el Gorrión, el Ranchón… la contemplación desde esta cima señera resulta perfecta. Más abajo, el verde intenso y los tramos de bosque de los puertos de Agüeria adornan de verdes el paisaje y, a vista de pájaro, dibujan el sendero que habremos de tomar en nuestro regreso.
Emprendemos la vuelta mirando de frente los Huertos del Diablu y tomando dirección hacia una zona de trincheras, sencilla de localizar, ubicada entre Peña Rueda y el Vaso de Peña Rueda, lugar donde encontraremos jitos indicadores del camino a seguir para nuestro descenso hacia Lindes.
Así, bajando ya por pradería ancha, decimos adiós a nuestra cumbre y alcanzamos la Cardosina, preciosa braña salpicada de cabañas de piedra que duermen bajo la sombra enorme de las paredes de roca. Desde aquí, tomamos rumbo a la Foix Grande, adentrándonos en los tuétanos del puerto, primero por zona boscosa y luego por la orilla izquierda del río hasta llegar a la Foix, pedregosa y sombría, donde el camino cruza el cauce de agua y sigue marcha ahora por su margen derecha.
Como último trecho, dejamos atrás la Foix Grande, alcanzando un hayedo que hemos de atravesar: estamos en las Escolmenas, el tramo final del día, planicie de calma en el bosque que baja -sin prisa, bien señalizado y sin complicaciones- dirección Lindes, donde finalizamos esta preciosa y entretenida ruta a Peña Rueda
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