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Decía el periodista Constantino Cabal que el paisaje asturiano está vivo y canta. Que, si se escucha atentamente, puede percibirse un murmullo de dioses en los ríos, en las rocas, en los árboles, en las fuentes…
Xulio Concepción Suarez entiende perfectamente esta afirmación de Cabal porque él conoce bien ese murmullo. Lo escuchó por primera vez allá por los años 50 del pasado siglo, siendo un niño de 6 o 7 años, mientras se ponía la chaqueta obligado por la sombra y el frío que ya cubría su pueblo al tiempo que observaba cómo la aldea de enfrente, ubicada en el monte vecino, disfrutaba aún del calor agradable que siempre proporciona el sol de invierno.
«¿Por qué unos pueblos aquí y otros allí?» cuenta que – más o menos- se preguntó. «¿Por qué construir pueblos en un lugar sombrío si un poco más allá había lugares soleyeros disponibles?». Preguntas inocentes y hasta simples, que le hicieron tirar de la cuerda de los porqués hasta llegar a la toponimia y la etimología, dos disciplinas que marcaron su vida, sus estudios, su profesión, su manera de enseñar y su forma de sentir y percibir los lugares.
Han pasado más de 60 años desde que aquel niño que era Xulio reflexionase por primera vez sobre el paisaje y, desde entonces, nunca ha dejado de hacerlo. 6 décadas largas aprendiendo los porqués y descifrando los murmullos de Asturias; mirando, escuchando, sintiendo, oliendo, tocando y saboreando los paisajes asturianos hasta el punto de descifrar un lenguaje muy antiguo presente en ellos que habla de sus esencias, de sus secretos, de sus formas y su evolución… Un lenguaje que emana de los paisajes y que, para muchas personas, pasa desapercibido.
«No es lo mismo mirar que ver, oír que escuchar… hay un matiz importante. Si ponemos los 5 sentidos cuando salimos a caminar, el paisaje mismo se convierte en mapa, en guía, en maestro, en diccionario», asevera convencido Xulio, dejando ver de manera clara su enamoramiento incurable por el murmullo de los paisajes y por las palabras que lo describen, mostrando su convencimiento férreo de que el monte y los senderos son lugares que hay que recorrer con los sentidos bien despiertos.
«Si vas a la montaña y la recorres hablando o pensando en tus problemas de la oficina, no serás capaz de entenderla. Pero si te fijas, si la escuchas, la miras, la acaricias, la hueles… entonces el placer de la montaña se multiplica y supone un enorme aprendizaje» dice, férreamente convencido de que hay un mapa detrás de todo lo que vemos y nombramos de los paisajes: un mapa capaz de hacernos sentir y comprender, más y mejor, los lugares que recorremos.
Ahora, para acercar esta visión sintiente del paisaje de Asturias, y para que cualquiera que lo desee pueda entender los murmullos de las montañas, Xulio Concepción ha editado –junto con la asociación Vindonnus- un pequeño gran libro de 200 páginas titulado «Por el paisaje asturiano con los cinco sentidos», un manual ideado para consultar durante paseos, rutas, excursiones y caminatas, perfecto para cargarlo en la mochila senderista y tenerlo de apoyo si se desea abrir las ventanas de los sentidos, y de los significados, de par en par.
«Todo procede de una visión, un sonido, una forma… incluso de un fruto, una emoción, una metáfora… El nombre que llevan los lugares nos habla en profundidad de ellos, de sus características, de los peligros que entrañan o de los tesoros que esconden», sentencia sonriente, añadiendo ejemplos sencillos para ilustrar sus afirmaciones y ahondando en la idea de que toda caminata, sea de la índole que sea y vaya por dónde vaya, puede ser una ocasión para encontrar nuevos detalles en el paisaje: «para sentir y disfrutar un poco más de la andadura e incluso, simplemente, para no comerse el tarro con ideas y preocupaciones, para desconectar y hacer frente disimulado al estrés».
El libro, además, tiene alma de buen compañero de rutas y está cargado de preguntas, tipo acertijos, «para hacerse a uno mismo o para lanzarle a otro en forma de juego», todas con el denominador común de tener detrás una moraleja oculta, una estrategia e –incluso-posibles varias respuestas. Y todas ellas son un compendio de preguntas que el autor fue apuntando (de niños de primaria, de chavales de instituto, de compañeros de excursiones…) durante sus numerosas salidas para andar, y enseñar a otros a hacerlo, por el paisaje de Asturias con todos los sentidos.
En definitiva: hay libros, porqués y reflexiones que son imprescindibles. «Por el paisaje asturiano con los cinco sentidos» tiene un poco de todo ello y es, por tanto, un imprescindible para caminar aprendiendo y sintiendo. Y no trata sólo de saber el origen de las palabras, sino de desvelar la leyenda, la historia, las bondades y los motivos que se esconden tras los paisajes y que, como si fuera magia, los amplían, acrecentando también las buenas sensaciones y el paisaje interior de cada uno.
Un libro necesario y con enorme corazón hecho por un profesor indispensable que un día escuchó murmullar el paisaje y quiso traducir ese idioma. Un manual asequible a todo tipo de público y pensado para que todos aquellos que aman recorrer senderos, caminos, montañas y majadas, puedan aprender a descifrar el lenguaje oculto en todas las esquinas de los montes y los paisajes asturianos.
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