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Ocho rutas para conocer los Picos de Europa en AsturiasEs un hecho: el Parque Nacional de los Picos de Europa es, hoy por hoy, uno de los destinos asturianos más codiciados y visitados tanto por turistas como por oriundos.
Su espectacularidad y belleza, su cercanía con la costa, su especial orografía, sus altas y desafiantes cumbres o las vistas que ofrece a quién se encarama por sus caminos, hacen de este pequeño-gran rincón montañoso un lugar digno de visitar y pisar, al menos, una vez en la vida.
Y aunque las grandes cimas de estas tierras (el Urriellu, el Torrecerredo, la Peña Santa…) no estén al alcance de todo el mundo, a lo largo y ancho de este paraíso llamado Picos de Europa existen multitud de rutas asequibles que permiten adentrarse en sus esencias sin necesidad de acumular excesiva experiencia montañera e, incluso, sin alzarse a ninguna cumbre.
Eso sí, aunque la mayoría de rutas aquí recomendadas sean de una jornada y accesibles a casi cualquier caminante, conviene tener en cuenta que estamos en un territorio salvaje, dotado de un microclima y unas características orográficas muy especiales, y que penetrar en sus confines requiere siempre un mínimo de seguridad, información, ropa, calzado adecuado, agua, comida…
Lo mejor, en caso de dudas, es escoger otra ruta o recurrir a los servicios de un guía de montaña que nos ayude a encontrar la excursión y la experiencia más acordes a nuestra forma física, recursos y posibilidades.
En Picos de Europa hay lugar para todos: y siempre es preferible tardar un poco más en encontrar ese lugar y hacerlo con todas las medidas de seguridad y la información adecuada antes que ir a bloque a los sitios más populares o renombrados sin la equipación, la compañía o el bagaje informativo adecuado.
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Subir a la cruz de Priena es todo un paseo lleno de satisfacciones. Se trata de una ruta sencilla, accesible a todo el mundo, de tan sólo 10 kilómetros y algo menos de 700 metros de desnivel, que nos coloca en una atalaya perfecta para otear la mágica montaña de Covadonga, con su Basílica y todos los montes verdes cargados de historia que la rodean.
El sendero a esta cumbre no puede ser más sencillo: parte del pequeño pueblo de Corao, en la localidad de Cangas de Onís, y asciende sin problema ninguno atravesando zonas boscosas, preciosas iglesias y sitios de praderías hasta lo alto de una montaña adornada con una enorme cruz de hierro que se ubica justo encima del Real Sitio de Covadonga.
Además, es una bonita travesía que permite conocer las dos vertientes del cordal y que aúna las vistas panorámicas del Cornión y de todo el valle del río Güeña.
En menos de cuatro horas puede hacerse todo el trayecto de ida y vuelta, con la posibilidad de coronar el día conociendo Covadonga y, luego, la ciudad de Cangas de Onís, su puente viejo y su buena oferta gastronómica.
Una forma estupenda de acercarse al imponente paisaje del Parque Nacional sin correr ningún tipo de riesgo ni tener que implicar enormes esfuerzos.
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No muy lejos de la cruz de Priena, se encuentra la ruta que asciende a la presa de la Jocica, una presa de agua a mas de 1000 metros de altitud que se construyó a mediados del S.XX con el objetivo de aprovechar la fuerza de las impecables aguas del río Dobra para generar energía.
Se trata de una excursión que, aunque no se alza a ninguna gran cumbre, está llena de puntos positivos: un camino precioso, sin pérdida y apto para todo tipo de experiencias senderistas.
Un lugar alejado de masificaciones. Una caminata relajada, aderezada de fuertes pendientes. Y una localización única, de enorme belleza, rodeada de paredones calizos, grandes desfiladeros, exóticos valles, bosques autóctonos de ejemplares impresionantes, profundos cañones… todo ello, acompañado por la cercanía y la música, constante, de las aguas (vírgenes, turquesas, salvajes y limpias) del precioso río Dobra.
El trayecto de ida y vuelta hasta la presa de la Jocica merece (y mucho) la pena: en tan sólo 12 kilómetros y 4 horas tendremos oportunidades de sobra de conocer, un poco más de cerca y desde una perspectiva distinta, muchos de los tesoros menos mencionados que guarda el Parque Nacional de los Picos de Europa
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No podía faltar en un listado de rutas recomendadas en los Picos de Europa: la ruta del Cares es un trayecto hiper conocido y popular que, sin duda, impresiona.
Apta para todos los públicos, la senda del Cares por la conocida como «garganta Divina» va desde Poncebos a Caín (o desde Caín hasta Poncebos) en un tramo de 13 km que discurre a media altura por un agreste desfiladero, entre enormes paredes verticales de caliza gris y atravesando peligrosos e impresionantes precipicios.
El lugar que se transita, un camino que parece imposible, tallado en las piedras, divide el Macizo Occidental y Central y se introduce de forma cómoda en el territorio salvaje de los Picos de Europa.
No puede decirse que sea una ruta alejada de masificaciones, ya que –de hecho- lo común es encontrarse largas «peregrinaciones» de personas recorriéndola casi cada día. Pero eso sucede porque es una ruta completamente accesible, bastante larga pero también muy fácil, indicada para todo tipo de senderistas (incluidos los niños).
Hacerla completa puede llevar alrededor de 6-7 horas, aunque el desnivel a salvar en ella -en total- no supera los 400 metros. También es importante saber que numerosas empresas de la zona ofrecen servicios de taxi para recoger a los senderistas en Caín o en Poncebos, facilitando así el regreso (que, si no, ha de hacerse de vuelta por el mismo lugar y alarga, el doble, la caminata).
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La Ruta de la Reconquista es un itinerario largo que va desde Covadonga a Cosgaya, atravesando los Picos de Europa.
La ruta completa (marcada como GR-202) cubre un total de 60 kilómetros, por lo que no es abordable para hacer en un día, ni mucho menos. La forma más óptima y cómoda de hacerla es por etapas, pudiendo dividirse el total del recorrido en 5 jornadas (de Covadonga a los Lagos- de los Lagos a Poncebos- de Poncebos a Sotres- de Sotres a Espinama- y de Espinama a Cosgaya) aunque también hay quien la realiza en dos o tres días, dependiendo de las condiciones físicas.
En esta ruta recorremos el primero de estos cinco tramos mencionados, siguiendo las señales del GR-202 y partiendo de los pies mismos del Santuario de Covadonga, por un camino empedrado que antaño era el único acceso rodado a los Lagos y que se toma en la misma curva de los leones, dirección al cementerio del lugar.
A lo largo del periplo iremos adentrándonos de forma lenta y acogedora en ese pequeño mundo aparte que es el paisaje de los Picos de Europa, teniendo como meta el lago Ercina, uno de los emblemas de los Lagos de Covadonga.
Pero, antes de eso, el espectáculo visual lo pone el sendero cargado de historia por el que se camina, que sin dificultades de ningún tipo invita a recorrer el paisaje del Parque Nacional de los Picos de Europa por senderos y majadas escondidos, orillas de ríos, bosques y restos de minas.
Una opción excursionista de unos 13 kilómetros de recorrido y un desnivel de 1000 metros que –no obstante- tiene distintas opciones para adaptarla a cada quién: la ruta comienza en Covadonga y concluye en los Lagos. Podemos dejar el coche en Covadonga y hacerla en sentido ascendente, con tramos de dura pendiente e importante desnivel, teniendo que disponer al final de la jornada de un coche que nos recoja, o bien hacer uso de taxi o autobús para regresar al Santuario.
Otra opción es hacerla en sentido descendente, dejando el coche en Covadonga pero subiendo a los lagos en transporte público y empezando desde allí la ruta hacia abajo. Esta segunda opción, igual de bella, es la más recomendada para las personas con poca experiencia en el senderismo.
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Un sendero abrupto entre caliza y hierba nos lleva a conquistar una cumbre invertida, vestida de aguas brillantes, a más de 1700 metros de altura, en el macizo de los Urrieles: el lago de las Moñetas.
El camino que lleva hasta él es rugoso y empinado. Discurre serpenteando, primero por pista y luego marcado por jitos, adentrándose por laberintos calizos, camperas, majadas, vegas y canales, siempre con vistas privilegiadas hacia los imponentes macizos oriental y central, avanzando por un paisaje alpino, cautivador, empedrado y cuesta arriba que suma belleza a cada paso.
Y aunque la subida es dura, ganando altura por orografía caprichosa, la ruta no tiene complicaciones técnicas, está bien marcada por jitos y en los tramos más confusos dibuja un terroso y estrecho sendero, gastado de pasos, que avanza entre rocas y hierba, siempre hacia arriba.
El esfuerzo de andar los 14 kilómetros totales que configuran esta ruta al lago de las Moñetas tiene premio: conocer un paisaje de postal y de altura. Un impresionante anfiteatro natural, relleno de aguas brillantes turquesa y redondo como una moneda, privilegiadamente situado a los pies de un vertical paredón blanco que muere, lamiendo nubes, 400 metros más arriba.
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Con 1030 metros de desnivel de subida y un total de 21 kilómetros en distancia horizontal, la ruta al Mirador de Ordiales es una de esas excursiones más míticas por los Picos de Europa. Y no es para menos, ya que esta gran terraza natural colgada en el vacío ofrece vistas impresionantes del valle de Angón, de Amieva, del cordal de Ponga, de la zona de Sajambre, del Parque Natural de Redes…
Además, el lugar tiene un punto sacro: aquí, en la parte más elevada del Valle de Angón, a 1.691 m. está enterrado el Marqués de Villaviciosa, Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós, precursor de la declaración de este espacio natural como primer Parque Nacional español en 1918 y un enamorado de este enclave.
El punto de partida para acometer la excursión a Ordiales es el lago Enol, en los Lagos de Covadonga. La ruta está señalizada como PR.PNPE-5 y es lineal, lo que significa que hay que regresar por el mismo itinerario después de llegar al Mirador de Ordiales
El recorrido que sigue es, sencillamente, hermoso: desde los lagos de Covadonga se conquista la vega de Enol, el mirador del Rey, Pandecarmen, el guapo pozo del alemán, la majada Rondiella, el refugio de Vegarredonda, la canal de Cueñe cerrada, sierra Pelada, las camperas de Ordiales y, finalmente, el mirador, que haciendo honor a su nombre muestra un paisaje ondulante salpicado de altísimas cumbres y vistas de la mar.
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La ruta de vega de Ario es uno de los senderos clásicos y más hermosos del macizo occidental de los Picos de Europa.
En total, supone caminar unos 13 kilómetros y superar un asequible desnivel de 700metros por un trayecto bien marcado y de intenso paisaje que parte de los Lagos de Covadonga y sigue las señales del PR PNPE-4 perdiéndose por praderías, majadas, peñas y colladas.
El recorrido se adentra sin miramientos en el alma de los Picos de Europa. Y asciende a grandes alturas (el refugio está a más de 1600 metros de altitud) aderezándose de preciosas vistas panorámica del macizo central o de Los Urrielles, separado de nosotros por la Garganta del Cares.
Una vez alcanzado el refugio, y siempre con reserva previa en la página de refugios de Picos de Europa, se puede disfrutar de una comida o incluso pernoctar en este lugar increíble donde (cuentan los montañeros) se comen las mejores lentejas de todo el Parque Nacional de los Picos de Europa.
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Esta ruta puede calificarse como maravillosa e intensa. Su traza asciende al punto más alto de la sierra de Gurbiñales, un cordal delimitado por tres ríos que aquí, en su cota más alta, toma forma de púlpito privilegiado para observar, muy cerca, el fabuloso espectáculo que conforman las reinas de los Picos de Europa. Este es su hogar, los límites norteños más cercanos a sus puertas, y ellas (la Peñasanta, Santa María de Enol, las Torres de Cebolleda…) se muestran sin tapujos, mostrando carácter, belleza y poderío.
Ahora bien, no es este –precisamente- un balcón ni un recorrido precisamente accesible. Para llegar aquí hay que transitar 14 largos kilómetros a través de un sendero que se desdibuja y que, a modo montaña rusa (con constantes subidas y bajadas) avanza por un terreno enrevesado, caótico, multiforme… que podría calificarse de «rompe piernas» a pesar de no superar los 900 metros de desnivel acumulado.
Además, la zona no está exenta de peligros: numerosos jous y profundos agujeros horadados por las aguas convierten el camino en una excursión dura y con cierto riesgo, si no se tiene bastante experiencia. Lo mejor, hacerla acompañado por alguien que conozca bien la zona y sus especiales características geográficas. O recurrir a la profesionalidad de un guía de montaña.
Eso sí, como alternativa para conocer los Picos de Europa esta ruta al alto de los Gurbiñales resulta perfecta: un recorrido que se adentra sin tapujos en los confines al oeste de Picos e invita a pasear el Cornión, ese extenso macizo occidental de los Picos de Europa que –dicen- tiene forma de cuerno y guarda paisajes únicos, espectaculares, de los que alimentan (y bien) las buenas emociones montañeras.
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