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Aguas de tonos verdes cambiantes al pie de los Paredones de Albo: el lago de las Moñetas es un espectáculo paisajístico escondido en lo profundo de los Picos de Europa M.LL
Ruta al Lago de las Moñetas, Parque Nacional Picos de Europa
P.N.PICOS DE EUROPA

Las Moñetas: un lago de aguas turquesa a los pies del Paredón de Albo

Un sendero abrupto entre caliza y hierba nos lleva a conquistar una cumbre invertida, vestida de aguas brillantes, a más de 1700 metros de altura, en el macizo de los Urrieles: el lago de las Moñetas

Jueves, 20 de octubre 2022

En el Parque Nacional de los Picos de Europa, existe un lago cristalino, cercado por cumbres, que no se llama Enol ni Ercina.

Arriba, mucho más arriba de los lagos de Covadonga, a 1730 metros de altitud, hay un redondo hoyo relleno de aguas turquesas que duerme a los pies mismos del Paredón de Albo, en la zona más oriental de ese mágico macizo al que llaman los Urrieles, envuelto en un silencio de montaña profunda, como antiguo, y en reflejos acuáticos caleidoscópicos.

El camino que lleva hasta él es abrupto y empinado. Discurre serpenteando, primero por pista y luego marcado por jitos, adentrándose por laberintos calizos, camperas, majadas, vegas y canales, siempre con vistas privilegiadas hacia los imponentes macizos oriental y central, avanzando por un paisaje alpino, cautivador, empedrado y cuesta arriba que suma belleza a cada paso.

Vistas a Peña Castil, preciosa montaña ubicada en punto estratégico que se contampla cercana durante buena parte de esta ruta a las Moñetas M.LL

Y aunque la subida es dura, ganando altura por orografía caprichosa, la ruta no tiene complicaciones técnicas, está bien marcada por jitos y en los tramos más confusos dibuja un terroso y estrecho sendero, gastado de pasos, que avanza entre rocas y hierba, siempre hacia arriba. El esfuerzo de andarlo lleva hasta un paisaje de postal y de altura: el lago de las Moñetas, impresionante anfiteatro natural relleno de aguas brillantes turquesa, redondo como una moneda, privilegiadamente situado a los pies de un vertical paredón blanco que muere, lamiendo nubes, 400 metros más arriba.

El reflejo de los Paredones de Albo en las aguas de las Moñetas le da al lugar un aspecto de cumbre invertida y cielo en los pies M.LL

RUTA AL LAGO DE LAS MOÑETAS DESDE LA CURVONA DE SOTRES

  • Tipo de ruta: Lineal: ida y vuelta

  • Distancia: 14 kilómetros

  • Tiempo aproximado: 6 horas

  • Altitud máxima: 1730 metros

  • Dificultad: Moderada

  • Precauciones: Con niebla, cielos cubiertos y/o nieve en los altos mucho cuidado las personas sin experiencia

Descripción de la ruta al lago de las Moñetas:

Este camino tiene dos tramos: uno transcurre por pista, sobre un sendero marcado como GR-PNPE 202 «Ruta de la Reconquista» y el otro avanza por caótico terreno calizo, cruzando majadas y vegas, en constante pendiente, por los característicos paisajes de apariencia alpina de los Picos de Europa, siempre con vistas de impactantes e imponentes montañas que alzan la cabeza por encima de los 2000 metros de altura.

Para comenzar la ruta, debemos acercarnos hasta Sotres, acogedor pueblo cabraliego de poco más de cien habitantes al que se llega a través de estrecha y sinuosa carretera de montaña. Unos metros antes de la citada población, encontraremos el lugar conocido como la Curvona. Desde ahí, cogiendo una buena pista, comenzamos a caminar -en sutil descenso y durante un kilómetro aproximado- hasta recabar a una preciosa y amplia majada: los invernales del Texu, hogar de ganado y pastores cabraliegos que luce numerosas cabañas y es puerta de entrada hacia lo profundo de estas montañas.

Invernales del Texu, amplia majada poblada por numerosas cabañas y cuadras, cuna de quesos, pastores y rebaños M.LL

En los Invernales del Texu encontramos un cruce de caminos en el que se señalan las direcciones de la conocida como Ruta de la Reconquista, un recorrido de 60 kilómetros que une Asturias y Cantabria atravesando bellísimos paisajes de los tres macizos. Nuestros pasos por esta pista deben tomar la dirección que indica el camino hacia los Puertos de Áliva, el cual cruza ascendiendo preciosas vegas asomadas a las orillas del Duje.

Las moles rocosas de Ándara y los Urrieles adornan las vistas, y los pasos suben en suave pendiente durante algo más de 3 kilómetros para conquistar otra importante y bella majada: las Vegas del Toro, donde las vistas se abren y donde el recorrido abandona la pista marcada que nos trajo hasta aquí.

En este punto, debemos desviarnos a la derecha dejando ya el sendero de la Ruta de la Reconquista para internarnos entre cabañas y, siguiendo marcas de jitos, avanzar por una campera ascendente que se interna, sin prisa y con espectacularidad, en una canal abierta adornada por la silueta –al fondo- de Peña Castil.

Llegando a las vegas de Toro (o vega de Sotres) majada en la que abandonamos la pista por la que va el GR para virar hacia la derecha, dirección la canal de Fresnedal M.LL

Remontando altura a través de pastos, llegamos a la zona de la riega de Camburero y seguimos un sendero terroso que avanza hacia la izquierda, con el macizo Oriental ahora a nuestras espaldas, hasta encontrar una nueva bifurcación estratégica: a mano derecha, el sendero continúa rumbo al Collado de Camburero y, después, hasta Peña Castil. Nosotros debemos desviarnos a mano izquierda, una dirección que nos va a ir internando en el valle de las Moñetas, imponente, ascendente y plagado de belleza.

Las continuas guías de los jitos (pequeños montones de piedras que marcan el recorrido) señalan nuestra dirección a la izquierda. Por la derecha se accede a las bases de Peña Castil M.LL

Los montículos de piedras en equilibrio hacen de discretos guías mientras el caminante cruza y gana altura por el valle. Al fondo de la caprichosa orografía, ya se distinguen las murallas rocosas del Paredón de Albo, preciosa montaña con cumbre a 2129 metros de altitud en cuyos pies se encuentra el lago al que nos dirigimos.

Sin embargo, aún queda camino por delante y está cargado de cuestas hacia arriba a través de este enrevesado territorio de roca y hierba, avanzando entre piedras que parecen una desordenada escalera. Prestando atención a los jitos, veremos que su rumbo sigue siendo hacia la izquierda.

Con tendencia siempre hacia la izquierda en los pasos, el paisaje se va convirtiendo en una especie de escalera natural de roca caliza que nos va elevando hacia las Moñetas M.LL

El abrupto y singular terreno va elevándonos y pronto nos dejará ante una canal estrecha que concluye en un espacio abierto de pastos de altura: estamos en la conocida como Vega de Carnazoso, impresionante y salvaje. Para salir de ella debemos llegar hasta sus bordes, buscando una pequeña canal de rocas desordenadas que vamos a atravesar. Tras ella, hallamos- de nuevo- el sendero, que ahora vira hacia la derecha repentino para subir y subir por un suelo que cada vez es menos cómodo y que se acerca, de frente, al Paredón de Albo.

Todo alrededor parece enorme: los afilados y presumidos dosmiles, la subida que toca conquistar, el paisaje inmenso que nos rodea… Sólo resta permanecer atentos a las marcas e ir ganando altura, nivel a nivel, por esta escalera natural de piedra caliza y verde que no da tregua a las piernas ni deja de impresionar por su belleza circundante.

Tras muchos pasos ascendentes, alcanzamos de manera repentina una enorme depresión rellena de piedras, profunda y seca: es el «Viejo», un gran hoyo que en su día fue también un lago y que hoy hace de antesala del de las Moñetas, sorprendiendo por su hermosura a pesar de estar desnudo de agua. Desde aquí, queda un último y duro tramo que salvar, bordeando el antiguo lago seco y afrontando una fuerte pendiente a través de una inclinada vereda color clorofila que, súbita, termina al borde mismo del destino que buscábamos: las verticales paredes del Paredón de Albo y el pequeño, bello y sorprendente Lago de las Moñetas, un lugar donde reinan el silencio y los reflejos acuáticos turquesas, que cambian al ritmo que marcan las nubes y están hechos de aguas heladas nacidas de escarcha, nieve y deshielo.

Lago de las Moñetas M.LL

La belleza del lugar, el conjunto que forman la alta montaña y el diminuto lago resplandeciente, parece estar parada en tiempos remotos. En este sitio escondido en las alturas quedan lejos el bullicio y las prisas que reinan en el mundo cotidiano. El reflejo en el agua parada de la caliza y las nubes resulta un espejo hipnótico, ideal para descansos contemplativos, inspiración y recargas energéticas del alma.

Un lugar sumamente agradable, lleno de paz y de ecos silenciosos, del que cuesta despedirse y que compensa de sobra el esfuerzo de la subida. Para el regreso, reconquistamos el sendero que nos trajo hasta aquí en dirección inversa, pasando de nuevo por todas las encrucijadas, descendiendo la escalera natural de piedra y césped que nos fue elevando en el ascenso y que, ahora, se entorna hacia abajo, dejando atrás la silueta cercana de Peña Castil, hasta llegar a las vegas de Toro y retomar la pista que nos llevará de vuelta a Sotres, sitio en el que concluye esta intensa y bella excursión para conocer el lago de las Moñetas, uno de esos tesoros escondidos en los Picos.

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