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Francisco Blanco afrontando un paso de boulder en Cabo Negro (Asturias). Foto de Toni Montes visuals cedida por Francisco blanco
Historia de la escalada en Asturias

Francisco Blanco: «Elegir el camino del disfrute en la escalada es crucial para evolucionar»

Francisco Blanco es uno de los grandes protagonistas en los comienzos de la escalada deportiva en Asturias, un asturiano y avilesino que a sus 56 años puede decir que lleva toda una vida dedicado a un deporte que le ha llevado a superar retos por medio mundo

Domingo, 20 de junio 2021, 20:00

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Impulsor de la escalada deportiva en Asturias en la gran década de los 80, aficionado a la roca desde los 16 años, creador de más de 150 vías de escalada solo en Asturias, primer equipador de Asturias en Competiciones internacionales, amante de los desafíos en la roca y de desafiar los límites de este deporte incluso fuera de nuestras fronteras, ese es Francisco Blanco. Un escalador avilesino y bombero de profesión, que lleva media vida enganchado a la roca, aunque ahora esté más centrado en escalar y equipar en competiciones a nivel nacional y en Asturias.

Con él hablamos sobre sus inicios en este deporte, sobre las experiencias vividas en muchos de sus viajes, de sus logros en algunas de las grandes paredes como El Capitán en Yosemite, en el Cerro Torre, en Madagascar o en el mismísimo Picu Urriellu, donde este asturiano y junto a Nacho Orviz, consiguió la primera doble ascensión en un solo día de su cara Oeste.

- Fuiste una de las figuras clave en la escalada deportiva en Asturias. ¿Cómo fueron esos inicios en la roca?

- Empecé a escalar en el 80 y con 16 años junto con otros escaladores más veteranos de Avilés y concretamente en la escuela de Arnao. Allí hay una pequeña cantera o escuela de escalada a la que solíamos ir los de Avilés. A los dos meses de empezar a escalar en Arnao, me llevaron a Quirós, que era la escuela por excelencia en Asturias en aquel momento y poco a poco me fui enganchando más a este deporte. Por suerte tenía una base física muy buena porque había hecho piragüismo de los 12 a los 16 años, así que tenía unas buenas condiciones físicas. Solo tuve que coger un poco de técnica y adaptarla a lo que era la escalada. Empecé a escalar poco a poco con otros escaladores como Javier «el Cura», José Manuel Suárez Pingüi y Nacho Orviz y como a los dos o tres años después de empezar con la escalada, hicimos los primeros viajes a las escuelas importantes de Francia. De ahí precisamente fue de donde trajimos la escalada deportiva a Asturias.

- La visión de la escalada en roca por aquel entonces era muy distinta a la de ahora, ¿Cómo consigue integrarse en Asturias el concepto de escalada deportiva?

- Sí, la escalada en roca se practicaba por aquel entonces en la escuela de escalada de Quirós y más bien como trampolín para otros fines, como podía ser hacer por ejemplo una Peña Santa en los Picos de Europa o el Picu Urriellu. El objetivo para mucha gente en aquel momento era hacer la cara Oeste del Picu Urriellu, así que quienes querían hacerla se iban directamente a Quirós a entrenar. Pero la gran diferencia, es que en aquel momento no existía la escalada deportiva, así que si te cansabas te colgabas de un clavo o de una chapa para descansar y no hacía falta que hicieses el largo de un tirón entero como en el caso de la deportiva. Así que se podría decir que en aquel momento la gente pensaba en subir a la cumbre del Urriellu por la cara Oeste pero los medios daban un poco igual, así que si había un tramo difícil te cogías a los clavos con la mano o a los estribos, lo que se denomina hacer acero o artificial. La escalada deportiva la trajimos en aquel momento de Francia y por eso de trasladó a la roca el concepto de que lo bueno era hacer el largo entero sin descansar en los clavos y mucho menos sin cogerte a ellos o a las chapas para progresar, así es como empezó la escalada deportiva, que hasta ese momento no se aplicaba en Asturias.

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Francisco Blanco escalando en Asturias. Foto cedida por Francisco Blanco

- Después de venir de un deporte como el piragüismo ¿Qué fue lo que más te enganchó de este deporte?

- Al venir de un deporte como es el piragüismo, que es un deporte más disciplinar en el que compites contra otros deportistas, la escalada me enganchó y más aún la deportiva porque es un deporte en la naturaleza muy libre, en el que había una competición pero contra tí mismo para ver si podías encadenar una vía hasta la reunión (el punto más alto) sin caerte o sin cogerte a un clavo, sin descansar en ellos… Me enganchó esa falta de competitividad que había. En aquel momento todavía no había competiciones de escalada, así que la única competición era contra uno mismo. En la escalada en roca además cambian los escenarios, los paisajes, el tipo de roca, el estilo de escalada y todo eso unido a la variedad que hay en las más de 1000 escuelas de escalada que tenemos solo en España o las que hay en Asturias.

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- La escuela de escalada de Quirós fue uno de los primeros escenarios clave en lo que respecta a los comienzos de escalada deportiva en Asturias ¿Y Teverga? ¿Cómo evoluciona en esa escuela la escalada deportiva hasta el punto de convertirse en una de las escuelas de referencia en Asturias?

- En Teverga sólo había vías clásicas, la deportiva la llevamos a Teverga cuando se nos acabó el escenario de roca de Quirós. Cuando trajimos la escalada deportiva de Francia a Quirós, empezamos a explotar los muros más inaccesibles, lo más liso y antinatural de Quirós y de ahí salieron vías como Rosa de Mayo, la Placa del John… La roca se fue acabando llegando a más de 200 vías en Quirós, así que explorando lugares nuevos y por cantidad de roca decidimos que el futuro estaba en Teverga. Empezamos a equipar y abrir vías y se hizo la primera competición en el año 1988 para la inauguración de la zona de El Tunelín, fue una competición que organizamos Valeriano Martin, Eduardo Velasco y yo. A partir de ahí ya se empezaron abrir otros sectores de escalada como es Entrecampos y vías como el Capitán Garfio, California… Ahora se puede decir que es la escuela preferente de Asturias con cerca de 1000 vías de escalada.

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- ¿La graduación en la dificultad de las vías era como la que se conoce ahora?

- No, cuando empecé existía el grado UIAA con dificultades como sexto más o séptimo menos, pero no había grados de dificultad como el 6A, 6B o el 6B+ de ahora. Eso se denomina grado francés, también lo trajimos con la escalada deportiva y lo implantamos nosotros en Asturias. Aunque al principio los escaladores más conservadores fueron algo reticentes al cambio, conseguimos que se quedara.

- Por aquel momento fuisteis unos visionarios en lo que se refiere a la apertura de vías de escalada deportiva en Asturias ¿Cómo afrontasteis esas primeras aperturas y en qué diferían a las de hoy en día?

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- Al principio y sobre todo en los años 1985 y 1986 pasaba mucho que las vías de escalada deportiva se abrían desde abajo, como se había heredado del alpinismo. Luego para la deportiva vimos que abrir desde abajo no era necesario, si lo que querías era liberar una placa. Para conseguirlo entonces íbamos por un lateral por el que tuviéramos acceso a la pared, enganchabas la cuerda a una rama, bajabas por esa cuerda y empezabas a meter los spits o buriles, como se llamaban de aquella y desde arriba. Esto también generó algo de polémica y José Pingüi fue uno de los grandes impulsores en abrir las vías desde arriba, junto con Javier «el Cura», Eduardo Velasco, Nacho Orviz y yo. Este método te daba acceso a unas placas lisas increíbles, que desde abajo parecían más complicadas de abrir. Pero una cosa es abrir y otra liberar la vía y por en aquellos comienzos Jose Manuel Suárez Pingüi abrió muchas de las grandes rutas que luego liberé yo. Era un visionario en ese sentido, pero por aquel entonces no había ese afán de si yo hago una vía yo la libero, no lo hubo hasta tiempo después.

- ¿Disfrutas más escalando o equipando?

- Disfruto mucho más escalando las vías que he equipado o escalando las vías que están sin liberar y en las que todavía hay que desarrollar e inventar los movimientos para superar y liberar esa vía de escalada, aunque no la haya abierto yo.

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- El capitán en Yosemite, tu ascensión al Cerro Torre, luego Madagascar… Se puede decir que has llevado esa pasión por la escalada a muchos rincones del planeta ¿Qué puedes contar de todas esas experiencias fuera de tu tierra? ¿Cuál ha sido sido la que más te ha marcado?

- El viaje que más me ha marcado de todos los que he hecho sin ninguna duda fue Yosemite, allí fui siete veces. Pero en uno de esos viajes estuvimos allí un año entero, así que ese fue el viaje que más me marcó. Porque Celso Martínez «Finuco» y yo ganamos una competición, porque hicimos el Capitán en el día, porque hicimos cinco rutas al Capitán por rutas diferentes y porque al fin y al cabo vivimos una experiencia inmejorable en la mejor edad.

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Francisco Blanco escalando en el día 'The Nose' en El Capitán (Yosemite). Foto cedida por Francisco Blanco

Ahora no sentiría lo mismo, pero en aquel momento tenía 21 años. Madagascar también me marcó mucho porque es una vía muy potente que salió con una dificultad de 8c y de 700 m, 150 más que la Oeste del Naranjo y es una vía que abrí yo. Puedo decir que me marcaron muchos viajes, como el de Patagonia, el del Cerro Torre y otros por ahí que he hecho como Mexico, Chile, Nepal, India.. Pero el que más, sin duda Yosemite.

Francisco Blanco junto a otros escaladores en el Parque Nacional Joshua Tree, en California.

- ¿Has vivido algún momento de tensión en alguna de estas grandes aventuras?

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- Siempre hemos sabido a lo que nos enfrentábamos así que tensión como tal en ninguno. Cuando hicimos 'The Nose' el 21 de junio de 1986 en el día, nos convertimos en los primeros españoles en hacer El Capitán y para ello tuvimos que arriesgar, pero sabíamos que teníamos que arriesgar para conseguirlo. Eso significa no llevar sacos de dormir, significa llevar agua y comida para un día solo. Pero si luego no lo logras, te quedas a dormir a pelo y a más de 3.000 metros de altura, que es donde está la cumbre. Y ahí si te arriesgas a pasar hambre y frío. Eso son riesgos que corres, pero teníamos bastante claro que lo íbamos a conseguir. Empezamos a las doce de la noche, a las seis de la mañana estábamos casi a mitad de la pared y a las cinco de la tarde en la cumbre. Diecisiete horas de escalada ininterrumpidas.

Pero eso no se acabó ahí, cuando estábamos en Yosemite también vino Orviz, con quien ya había escalado en Francia. Y después de más de seis meses allí puede decirse que andábamos por el granito como quien anda por la calle Uría de Oviedo de compras (risas), así que pensamos hacer El Capitan en el día otra vez, pero por una ruta más difícil todavía y que en aquel momento solo tenía una ascensión: la Triple Directa. Empezamos a las doce y llegamos a las doce menos cuarto a la cumbre. Nos llevó 23 horas y 45 minutos escalando.

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Francisco Blanco en el Cerro Torre (Patagonia). Foto cedida por Francisco Blanco

El momento más comprometido al que nos enfrentamos fue bajando del Cerro Torre. Allí hicimos cumbre y llegando arriba fue cuando empezaron las tormentas y cuando empezó a nevar. Hicimos cumbre y tardamos más en bajar rapelando, que en subir escalando del tormentón que nos cayó. Tuvimos que estar en la Cueva de Hielo tres días enteros metidos y sin poder salir. Ahí sí que nos quedamos sin comida, intentamos bajar un día y no pudimos porque no se veían las reuniones porque las paredes estaban cubiertas con 30 cm de nieve. Tuvimos que volver a subir a la Cueva de Hielo y volver a estar en ella otros dos días más. Hicimos cumbre el 31 de diciembre casi a las doce de la noche y llegamos al campamento donde están todos los escaladores el día 4 de enero. Ahí fue donde sí que las pasamos un poco feas.

- También llegasteis a hacer las dos caras del Picu Urriellu en un solo día ¿Cómo fue esa aventura?

- Orviz y yo lo hicimos como entrenamiento para ir a Yosemite porque nadie había hecho dos Oestes en un mismo día. De aquella todavía había gente que tardaba dos días en hacer esa cara y nosotros en un día logramos hacer dos. Nos metimos en la Leiva sobre las ocho de la mañana, la hicimos, rapelamos por la Cara Sur y en vez de ir para el refugio, volvimos otra vez para la Cara Oeste e hicimos La Murciana. En aquel momento no habíamos dicho nada a nadie no sé si por no quitar la sorpresa o por miedo a fracasar. A las diez de la noche estábamos otra vez en el refugio. Desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche y en el año 1984. Ese fue el primer doblete a la cara oeste del Urriellu.

- Actualmente combinas tu pasión por la escalada en roca con la equipación en competiciones y rocódromos. Este es un terreno en el que la competición gana protagonismo por encima de ese desafío con uno mismo que comentabas que te enganchó de la escalada en la roca ¿Cómo ves tú esa evolución actual de la escalada?

- Aunque lo que más me guste sea liberar vías de escalada y abrirlas en espacios naturales, como comentaba el espacio natural se agota y al agotarse una buena forma de dejar crear a tu mente es en los rocódromos. En estos espacios de escalada no existe límite, porque al igual que lo desmontas, luego vuelves a crear una y mil veces todo tipo de pasos y movimientos. Aunque no es tan bonito como la escalada en la naturaleza, también creas movimiento, el cuerpo no lo diferencia (a excepción de los dedos), lo único que lo diferencia es la mente.

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- ¿Qué es lo que buscas cuando ideas un bloque?

- En una competición de bloque hay que meter todo tipo de estilos, pero a mí lo que me gusta es que el bloque sea muy espectacular sobre todo para el público. Lo mejor es un paso muy espectacular para el público y que además al escalador le parezca bonito de escalar y que a la vez tampoco sea lesivo. Hay que intentar que sean de diferentes estilos, lances, otros movimientos más estáticos, otros más dinámicos, otros más plaqueros y técnicos y otros de fuerza explosiva. Hay que combinar todos esos movimientos para no favorecer solo a un mismo escalador. Tienes que intentar crear todos los estilos que hay escalando en una competición y a la vez que tenga ese toque espectacular y bonito.

- Como escalador veterano sabrás que la motivación en la escalada es una de las partes más importantes para mejorar ¿Hay algún truco para que esa motivación no decaiga?

- Siempre hay que tener en cuenta lo fuerte que cada uno sea mentalmente, pero lo principal es que la escalada es para disfrutar. Lo mejor es que no se frustren porque no salga una vía, todo escalador va subiendo de nivel poco a poco. La escalada realmente es un juego y lo que se va es a divertirse. Conseguir esa desconexión y elegir el camino del disfrute, es crucial para evolucionar y mejorar mucho más en la escalada y conseguir lo que cada uno se proponga.

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