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Miércoles, 3 de junio 2020, 10:51
El mítico y legendario escalador vizcaíno Ángel Landa (Sestao, 1935), falleció este pasado martes en Erandio a los 85 años de edad. Aún así su huella seguirá presente en todas y cada una de las grandes ascensiones que realizó en las montañas ... de nuestro país y también fuera de nuestras fronteras.
Y es que Ángel Landa durante toda su vida supo convertir mejor que nadie las paredes verticales en su pasión y rodeándose para ello de algunos de los grandes pioneros del alpinismo. Entre los que destacan figuras de la talla de Pedro Udaondo (1934-2007) con quien protagonizó una lista de aperturas interminable, entre ellas la primera invernal al Urriellu por la vía Régil en marzo de 1956 y con una cuerda, por aquel entonces, de cáñamo de 100 metros.
Con Udaondo también protagonizó una de las grandes épocas irrepetibles de los Picos de Europa. Coronando las que después de convertirían en grandes clásicas como la Canal del Pájaro Negro a Torre Santa en 1958 o la Sur de los Horcados Rojos, en ese caso junto a José María Régil en 1958. Pero también otras subidas tan destacadas como la primera invernal de la Sur Directa a Torre Santa en 1961.
Su legado también estará siempre presente en otras grandes montañas como Pirineos, en las que realizó ascensiones igual de legendarias como la primera invernal de la norte del Taillón, la noroeste del cilindro del Marboré o la aguja de Serradets, entre otras. Logró también la primera nacional a la cara este del Capuccin, por su vía Bonatti (1962), en unos años de frenética actividad alpina en los que también consiguió la primera invernal absoluta del corredor Gervasutti del Mont Blanc du Tacul, con Ángel Rosen (1966), tras intentar el Croz de las Jorasses, que aún era virgen en invierno.
Más allá de nuestras fronteras, Landa dirigió en 1974 la primera expedición española al Everest, conocida como la 'Tximitst', de la que se quedaron tan solo a 350 metros debido las malas condiciones atmosféricas. También fue director técnico de la expedición vasca a la Cordillera Blanca de 1967 en la que se lograron las primeras nacionales de montañas como el Atunrraju o el Uchurraju.
Pero su huella no quedará solo en esas míticas subidas, sino que Ángel Landa también ha tenido un papel fundamental en lo referente a los accidentes de montaña. Y es que en una época en la que prácticamente no existían los grupos de rescate, este montañero siempre supo estar donde más se necesitaba su ayuda, como en el rescate de Patxi Berrio y Ramón Ortiz cuando quedaron colgados en la pared noroeste del Naranjo, un accidente que tuvo en vilo a la comunidad montañera en 1969. O aquel al que acudió, junto con los hermanos Regil, en un intento de rescate de los cuerpos de Rabadá y Navarro en la norte del Eiger, en 1963, un suceso que conmovió también al mundo del alpinismo.
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