Dos corveranos en lo más alto de España

Aitor Izquierdo ya se escapaba a escondidas a la montaña cuando era un prometedor piloto de motociclismo que recorría toda España. «Tenía afición desde pequeño, a mi padre le gustaba la montaña. Cuando competía en motos lo utilizaba como entrenamiento, porque por contrato no podías hacer deportes de riesgo», recuerda. Pero la liberación de esas obligaciones le llegó en 2011 al dejar las motos y entregarse a su otra pasión, la montaña.

Él y Raquel Espiñeira -de 33 y 30 años de edad, respectivamente- ya se conocían del mundo del motor y Aitor le contagió su afición a subir cumbres. De estudiar cada circuito de motos pasó a buscar en los libros nuevos retos, y de ahí surgieron los más grandes. «Tenía en casa libros y leyendo apareció uno de muchos años de los techos de los concejos de Asturias. Le dije a Raquel que ya habíamos hecho unos cuantos y que si completábamos el proyecto». Dicho y hecho. Con ese libro, mapas actuales e internet recopilaron y encontraron información perdida, cogieron la mochila y en poco más de un año habían encumbrado 78 montañas, unas en pareja y otras junto a familiares o miembros del club ADN Astur, que suma cerca de cien socios en Corvera.

No contentos con la gesta, extendieron su proyecto al resto de España. «Habíamos hecho algunas cumbres de Picos de Europa que están en Cantabria, Asturias y León, y otras en viajes, decidimos hacer las 50 cumbres de las provincias españolas, y finalizamos el año pasado en el Teide», recuerda. En total, tres años en los que los montañeros corveranos añadieron «Andorra y Portugal continental».

Pero la lista de retos conseguidos de Aitor y Raquel no se queda ahí, porque en su mochila suman también las cien montañas más guapas de Asturias y están en proceso de visitar los vértices geodésicos del Principado con lo que se triangulaban antiguamente las coordenadas desde las 256 cimas más altas. «Llevamos cerca de doscientas», enumera Aitor, que cada fin de semana coge su furgoneta y se lanza a la montaña junto a su mujer.

«Moriré y no conoceremos la mitad», pronostica el joven corverano. Porque su afición no tiene límites, ni siquiera en España. La cima más alta de Madeira, Dolomitas, las diez montañas más altas de Ecuador... «Ya avisé que si muero, lleven mis cenizas al Cervino si no lo subo antes», añade en broma este montañero que, siempre que pueda, quiere ver la vida «desde lo más alto».