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Recorremos hoy territorios vaqueiros para alcanzar no una, sino dos cimas, muy cercanas la una de la otra, muy bellas y muy emblemáticas por ser techos de los montes de Somiedo y del concejo, asomadas a la parte occidental del Parque Natural del mismo nombre. Nos vamos al Cornón (2188 m) y al Penouta (1978) ubicados en la sierra del Cornón, sobre un paisaje con multitud de cimas, bosques, pastos, frutos, fauna, ríos y lagunas que -por razones de peso- fue catalogado por la Unesco como Reserva de la Biosfera hace ya más de 20 años.
Tipo de ruta: Ida y vuelta
Distancia: 18 kilómetros
Dificultad: Moderada
Tiempo: 6 horas (aprox.)
Para comenzar nuestra excursión debemos de acercarnos hasta Santa María del Puerto, a poco más de 10 kilómetros de Pola de Somiedo. Una vez en el pueblo, comenzamos a andar hacia la salida del mismo buscando un cartel indicador marcado como PR AS10 (Ruta del Cornón) que coloca nuestros pasos sobre un sendero bien marcado que va dejando atrás las calles del lugar y, luego, cruza un pequeño puente sobre un arroyo para continuar avanzando.
Siempre por senda bien distinguible y señalizada, vamos a parar a la conocida como Vega Cimera, donde el camino continua por la orilla de un río: debemos seguir hacia la derecha, alcanzando sin mucho esfuerzo una pequeña explanada que vamos atravesando mientras, en el horizonte y a mano derecha, contemplamos ya la silueta inconfundible del Penouta, nuestro segundo destino cimero del día.
No obstante, el camino hacia el Cornón es claro, bien dibujado sobre el suelo, y asciende despacio por la Vega hasta encontrar de frente la silueta del pico al que nos dirigimos, de forma cónica, plantada sobre cuarcita blanca y salpicada por decenas de tipos de verdes vegetales que se extienden alrededor.
A través de praderías y siempre siguiendo las indicaciones del PR AS10 que cogimos al inicio, pasamos junto a un manantial para seguir avanzando mientras el camino empieza a desdibujarse y a internarse, poco a poco y sin prisas, en la cadena montañosa que queremos conquistar, aún lejana pero bien clara en nuestra panorámica. Mientras el sendero juega a marcarse y desmarcarse, sin variar su rumbo, bordeamos el valle por su derecha y por la cabeza del mismo, sobre cómoda hierba, internándonos en una zona de pequeños desniveles caprichosos que debemos superar y que nos deposita, de nuevo, sobre un terreno llano y húmedo en el que es fácil encontrar charcas, charcos y pequeños laberintos de agua que buscan salida hacia el río Trabanco.
Desde aquí, toca empezar la subida e ir buscando el camino, que va perdiéndose con el avance pero que se imagina y se hace a través de los pasos, ahora caminando ya por una pendiente salpicada de maleza baja y rocas: este tramo representa el mayor esfuerzo del día de hoy hasta el momento, con una acusada pendiente en la que se intuye perfecto el resto de trayecto hasta nuestra primera cima de hoy: la del Cornón, inconfundible por estar señalizada con un buzón de cumbres al que acompañan jitos de piedra y un vértice geodésico.
Hemos llegado a nuestro primer destino de altura del día y, desde su cumbre, la panorámica se abre con singular belleza a todos los lados: Peña Bermeja domina al norte mientras que, al sur, contemplamos picos ya ubicados en la provincia vecina de León, como Peña Rubia. Si el día es claro, desde la atalaya del Cornón podremos observar también lugares tan singulares como las Ubiñas, dominando en el horizonte lejano, e incluso el mar cantábrico señalándonos el horizonte acuático y norteño donde mueren las montañas asturianas y comienzan a crecer las cumbres invertidas sumergidas en sus tripas.
Desde aquí, y tras una larga contemplación de la belleza de los montes y los paisajes circundantes del occidente y el centro de Asturias, sólo tenemos que fijar nuestra vista hacia la prolongación de la sierra, al noroeste: muy cercano, tras una cresta afilada que vamos a esquivar y que nos obliga a bajar y volver a subir, el Penouta nos espera.
Desandamos el camino, volviendo a bajar y -sin un sendero marcado que nos guíe- tomamos como referencia la figura de nuestra segunda cima de hoy para volver a andar: primero alternando una bajada ligera y algunos pasos de piedra hasta, sin dificultad, encontrar el paso natural que vuelve a elevarnos, de nuevo por pradería y sin sendero marcado, hasta la atalaya del Penouta, cercano y escarpado vecino del Cornón que vuelve a desafiarnos con una fuerte pendiente antes de dejarnos pisar su punto más elevado, nuevo balcón y nueva perspectiva sobre el territorio somedano.
Para regresar, la opción más sencilla es reandar los pasos que nos han traído hasta la cumbre pedregosa del Penouta (hay otros caminos pero son más técnicos, peligrosos y no recomendados si no se tiene amplia experiencia por montaña) y volver a situarnos sobre el sendero inicial, regresando así limpiamente y sin complicaciones hasta el lugar del que partimos, Santa María del Puerto, donde termina nuestra ruta de dos cimas del día de hoy.
Una excursión sencilla de dificultad moderada, con algunos desafíos muy salvables, que nos regala panorámicas memorables sobre Somiedo y toda la extensión que abarca su Parque Natural y que, además, nos permite presumir, una vez concluida, de haber conquistado dos cimas simbólicas que son techo, símbolo y emblema de un lugar que es un tesoro natural y un emblema, a su vez, de toda la riqueza natural que caracteriza Asturias.
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