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De todos los lugares amados, visitados, recomendados y característicos de Asturias, Covadonga –con su Basílica, su Santuario en una cueva, su ubicación privilegiada y su leyenda- es, sin duda, uno de los que más atrae.
Cualquier asturiano y cualquier visitante de esta tierra pasa por Covadonga, al menos, una vez, admirando la grandiosidad de su piedra rosa labrada, la belleza de su Santa Cueva, o el paisaje que la rodea.
Horario: 3h30' - 4 h (aprox)
Altitud máxima: 712 metros
Desnivel positivo: 660 metros
Distancia horizontal: 10 kilómetros
Tipo de recorrido: lineal (sólo ida)
Ahora bien, si somos amantes del senderismo, hay otra forma de llegar a este sagrado lugar: a través de los montes, atravesando caminos y ascendiendo hasta una cruz, la de Priena, desde dónde podremos obtener una panorámica excelente de todo Covadonga y todo el entorno que la rodea.
Se trata ésta de una excursión sencilla, apta para todos los públicos: desde niños hasta personas sin experiencia en el senderismo que tengan ganas de visitar Covadonga desde otro ángulo y disfrutar de un día de caminata por la montaña de Asturias.
Y, aunque hay varias formas de ascender hasta la cruz de Priena (desde Teleña, desde Covadonga, desde Cangas de Onís…) aquí vamos a describir una de ellas: la que parte desde la aldea de Corao (Cangas de Onís) y asciende hasta Priena para luego descender, por el otro lado de la ladera, llegando a los pies mismos del Santuario de Covadonga.
Esta ruta recorre un total aproximado de 10kms, con unos 700m de subida y otros tantos de bajada por la vertiente opuesta, y puede hacerse en poco más de 3 horas caminando a un paso cómodo, sin prisas y sin afanarse, disfrutando del trayecto.
Además, es una bonita travesía que permite conocer las dos vertientes del cordal y que aúna las vistas panorámicas del Cornión y de todo el valle del río Güeña con la vista aérea, preciosa, frente al Real Sitio: ideal para fotografiar y sentir Covadonga desde una perspectiva de altura.
Eso sí, para poder hacer la ruta Corao - Cruz de Priena- Covadonga, se necesitará un coche de apoyo (ya que no se trata de un recorrido circular).
Si no tenemos quién nos recoja en Covadonga, también existe la opción de descender dando la vuelta, reandando el camino desde la cruz hasta Corao, sin bajar a Covadonga desde la cima (de cualquier manera, la vista es excelente); o, si se quiere y hay ánimos, podemos bajar hasta Covadonga y, desde allí, regresar caminando hasta Corao por la carretera (lo que añade a la caminata unos 90 minutos más de duración, aproximadamente).
Para llegar al inicio de esta sencilla ruta, tenemos que acercarnos hasta Cangas de Onís y, desde allí, continuar por la AS-114 hasta Corao, un pequeño pueblo en el que podemos dejar aparcado el coche.
Desde aquí, y ya bastones en mano y mochila a la espalda, empezamos a caminar por una pista asfaltada y ancha que se ubica junto al mercado de ganado del pueblo, muy famoso por su feria ganadera («La Feriona») que se celebra en mayo.
A los pocos metros, cruzaremos un pequeño puente sobre el río Güeña e iremos comprobando como el asfalto y el camino de pista va dando paso a un camino de tierra que comienza a empinarse ligeramente y nos conduce hasta una preciosa iglesia románica, Santa Eulalia de Abamia, en la que permanecieron sepultados los restos mortales de Don Pelayo y los de su esposa, Gaudiosa, durante varios siglos.
Merece la pena pararse un rato en este lugar, adornado por un texu centenario, y contemplar de cerca las viejas piedras que moldean el templo, algunas con interesantes relieves grabados. Además, está situada sobre una zona dolménica y se tiene constancia de que este lugar, ya desde tiempos antiquísimos, fue venerado y considerado sacro.
Teniendo en cuenta que nos dirigimos a Covadonga, esta preciosa y pequeña iglesia resulta una antesala preciosa para introducirnos en la historia de Asturias y de estas montañas.
Seguimos ruta dejando atrás Santa Eulalia de Abamia y salvando una pendiente más que nos lleva hasta Cuetu Abamia, un pequeño lugar con numerosas casas, gallinas y huertas desde dónde -mirando atrás- podemos observar la rápida subida ya salvada y el pueblo de Corao en la distancia.
Toca seguir ascendiendo tramos: paso a paso llegaremos a la zona conocida como Derroncambo, boscosa y tendente a estar embarrada (aquí mejor transitar por los bordes del camino para evitar «accidentes» con el barro).
Sin salirnos del sendero, avanzaremos fácilmente hasta un paso canadiense para el ganado y, luego, tras una subida, alcanzaremos una zona de cabañas que dejaremos atrás para encontrar una bifurcación: señala que hacia la izquierda, se va hasta los Lagos de Covadonga (esta es la conocida como Senda Frasinelli, pero no es la ruta que hoy nos ocupa). Giramos, pues, a la derecha: dirección Cruz de Priena.
Nada más tomar el desvío, aparecen inmediatas las praderas y alcanzamos un collado desde el que se ve claro el destino de altura de esta ruta: la cruz de Priena. Nos observa desde arriba, guardando una vista de postal como premio a los esfuerzos de la ascensión final, moderada pero ligeramente larga.
Además, las vistas a los Picos de Europa también ayudan a serenar la pendiente que nos queda por delante.
Sólo resta escoger un camino de entre todos los posibles (se puede subir por la derecha, cresteando, o por las praderas de la izquierda) y seguir poniendo un pie delante de otro sin perder la cruz de vista. No hay pérdida posible.
Ya en la cumbre, marcada con una enorme cruz que recuerda que estamos cercanos a un lugar santo, la vista sobre Covadonga y el valle del Auseva, espléndida, bien merece una buena parada, dejando que los músculos descansen y estómago y corazón se repongan a base de bocadillo, agua y una panorámica exquisita.
Para descender (y a no ser que pretendamos volver al coche por el mismo sendero que hemos recorrido) se ha de tomar la ladera contraria a la subida, alcanzando un collado donde encontraremos rápido el camino que baja, haciendo zigzag hacia la izquierda, y que ofrece siempre una vista perfecta de Covadonga, a la cual ya nos acercamos: sólo resta seguir bajando hasta alcanzar la carretera, justo debajo del santuario.
Aquí finaliza este trayecto a la Cruz de Priena: una ruta senderista accesible a todas las edades y niveles, salpicada de buen paisaje, que nos acerca, a vista de pájaro, a otra mirada de Covadonga distinta y muy recomendable.
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