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Nuestros pasos para hoy se adentran en un camino con trasfondo histórico y trazado cómodo de andar: la pista de Wamba, un sendero diseñado para salvar los desniveles de la Cordillera Cantábrica y comunicar el centro de Asturias con la meseta que –en su día- representó un camino alternativo, moderno incluso, a los itinerarios más importantes y concurridos que iban a cruzar por los puertos de San Isidro o de Tarna.
Su nombre (Wamba) está heredado de un rey visigodo que reinó entre los años 672 y 680 y que ostentó la corona a regañadientes, pues ya estaba retirado y se dedicaba a cultivar las tierras y descansar, pero acabó aceptando el cargo y adentrándose en la Cordillera Cantábrica para sofocar –o intentarlo- las numerosas revueltas entre astures, cántabros y vascos.
No obstante, lo que nos interesa hoy de este camino no es su toponimia sino el destino al que nos conduce: el precioso Lago Ubales, de origen glaciar y situado a 1690 metros de altitud en la ladera norte del Pico Cascayón, una pequeña gran montaña que-aunque no alcanza los 2000 metros- domina un horizonte amplio que alcanza a contemplar parajes tan destacados y distantes entre sí como las Ubiñas y los Picos de Europa. Una pequeña gran montaña que habita un entorno maravilloso de andar y que hoy vamos a rodear, sin coronarla, para adentrarnos y conocer los valles, las colladas, el lago y los arroyos que viven en torno a ella y que, unidos como puntos en el mapa de esta zona, configuran un sendero de honda belleza y cómodo andar perfecto para una excursión estival tranquila.
Tipo de ruta: Circular
Distancia: 13,5 kilómetros (aprox)
Dificultad: Moderada/Baja (con buena forma)
Tiempo: 4 horas (aprox.)
Para comenzar a andar debemos allegarnos a San Isidro. Una vez allí, y a menos de medio kilómetro de la urbanización homónima (con suficiente sitio habilitado como aparcamiento) encontramos, a la izquierda y bien señalizado, el camino de Wamba: un firme de tierra ancho imposible de confundir.
El sendero, muy agradable de andar desde el inicio, trascurre primero por la vega de los Fornos y va ganando altura de manera paulatina contemplando el Cascayón en el horizonte cercano.
Al final de esta vega, tras cruzar el arroyo de los Fornos y superar un ligero repecho, el camino de Wamba nos deposita rápidamente en el conocido como valle de los Pozos, lugar en el que la pista continua su ascensión, ganando altura de manera lenta, hasta alcanzar el collado del Acebal tras, aproximadamente, una hora de caminata.
Desde la preciosa collada del Acebal, y si seguimos a la derecha, la pista desciende hacia la majada de Mericueria. Pero nosotros vamos a continuar de frente, llegando a la altura de una pequeña cabaña-refugio a los pies mismos del Cascayón.
Desde este lugar las vistas son estupendas: el Cantu´l Osu, el Tiatordos y los Picos de Europa nos regalan un panorama digno de breve descanso, contemplación y fotos para el recuerdo.
Una vez estemos satisfechos con la contemplación en quietud, volvemos a iniciar caminata cogiendo ahora un sendero bien marcado que sale por detrás de la cabaña y que nos lleva, paso a paso y de manera agradable, hasta la ladera sureste del Cascayón, la cual distinguiremos por encontrar en ella señales indicativas para llegar al lago Ubales.
Seguimos, pues, avanzando en la dirección que marcan las señales, ganando altura de manera ligera, avanzando a media ladera del Cascayón y acompañados siempre de estupendas vistas en las que destacan, imponentes como siempre, los tres macizos de los Picos de Europa y «la montaña perfecta» a la que llaman Tiatordos.
Ahora, los pasos se tornan ascendentes siguiendo el curso del sendero que pasa primero por la fuente la Xara, que alimenta con sus aguas el arroyo del Acebal que ya habíamos cruzado más abajo y que, tras un viaje intrincado de sus aguas, acaba derramándose en el Nalón, padre de todos los ríos asturianos.
Tras pasar la fuente, pegada al sendero y con bastante agua, rápidamente llegamos a la collaina la Xara, un lugar en el que nos encontramos –de frente- con los pedreros de la cara noreste del Cascayón: debemos descenderlos.
El descenso de los pedreros es sencillo: un pequeño camino cargado de revueltas baja hacia ellos por una zona terrosa que presume de pendiente para luego llanear un poco más y llevarnos, sin dificultad ni sufrimientos musculares, hasta el inconfundible y precioso entorno en el que se ubica el lago Ubales, de impresionante belleza y aguas frías y cristalinas.
Desde la orilla norte del lago, partimos de nuevo y lo hacemos poniendo los pies sobre un sendero que va a la collada de Ubales, la cual se alcanza rápido y regala la contemplación de la figura del pico Torres, cargado de nieves insistentes a pesar de que el verano está a la vuelta de la esquina.
En este punto encontramos indicaciones para bajar hacia la Felguerina o Bragañones y, si miramos en otra dirección, el camino que asciende al Cascayón por su ladera norte. Nosotros seguimos rumbo oeste, por un sendero marcado y señalizado como PR AS-16, hacia la majada de Moyones, nuestro siguiente destino del día.
Este tramo de camino es muy cómodo y está bien definido, avanzando por la ladera del Cascayón y remarcado con jitos y marcas PR, por un terreno abierto y limpio en el que el Pico Torres no deja de destacar. Mientras, a nuestra espalda, va quedando lejana la collada de Ubales.
Conquistamos la majada de los Moyones tras superar una cuesta corta pero empinada. Distiguiremos la majada por ser un lugar lleno de cabañas, con algunas construcciones que resisten al paso del tiempo y otras de las que sólo quedan ruinas y piedras amontonadas, tratando de guardar en su desbarajuste la memoria de aquellos que las habitaron.
En esta vega hay también un pequeño arroyo, atravesándola: para proseguir nuestra marcha debemos cruzarlo, buscando ahora un sendero que –a su derecha- va ganando altura hasta alcanzar una collada que abre el paso hacia el valle de la Becerrera el Fueyu, con salida natural por el collado Trave (lugar al que se dirige el sendero que venimos andando desde los Moyones).
Llega el momento de los pasos más duros: toca ascender, de manera diagonal y por la izquierda, hasta dar con el collado Trave. Este tramo conviene tomarlo con calma, apurando el fuerte desnivel a pequeños sorbos para que no se nos haga costoso y desagradable.
Superada la fuerte ascensión, y ya en el collado, debemos buscar el trazado que nos lleva al siguiente destino (casi final) del día: el collado Acebal, bien distinguible en nuestro horizonte y con un marcado sendero que nos lleva hasta él. Sabremos que hemos llegado porque, en pleno collado y en un silencio casi mágico, encontramos una solitaria cabaña asomada a preciosas vistas de los Picos de Europa: esta es nuestra «cumbre» de hoy.
Toca regresar: aproximadamente una hora de marcha que comenzamos desandando la pista de tierra que nos acogió en el inicio de esta excursión y que nos conduce al valle de los Fornos, dejando atrás el pico Cascayón y divisando el pico Toneo al frente.
Sólo resta continuar por la pista Wamba que, sin dificultad y sin posibilidad de pérdida, vuelve a llevarnos al punto donde iniciamos la ruta y donde hoy terminamos, satisfechos, esta singular circular rodeando el Cascayón y conociendo el entorno, único y precioso, del lago Ubales y sus collados.
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