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Vistas hacia el pico La Senda y Peña Ten desde el cordal en que se asienta el Cantu les Texerines M.LL
Coronando el Cantu les Texerines y un circuito por el Parque Natural de Redes
CASO

Coronando el Cantu les Texerines y un circuito por el Parque Natural de Redes

Esta circular parte de Sotu de Casu y se adentra en los mágicos territorios de Redes para subirse a una estrecha cumbre de 1400 metros con mucho que enseñar

Viernes, 12 de mayo 2023

Allá en la sierra de Cárdenas, en lo profundo del Parque Natural de Redes, hay una discreta pero potente pasarela colgada entre dos valles. Es un puente natural, modelado por agua, siglos y brisas; hecho de piedra, arenisca y hierbas, de traza alargada, anclado al suelo por laderas que tienen sus entrañas plagadas de savia milenaria de tejos.

Camino hacia el Cantu les Texerines, mirando hacia el Retriñón M.LL

Su nombre, el Cantu de les Texerines. Una elevación discreta, de algo más de 1400 metros, que pasa desapercibida entre otras cercanas con más fama, pero que resulta todo un tesoro senderista abundante de caminos verdes, bosques profundos, majadas con historia y vistas de las buenas.

Los hayedos, las majadas, los caminos carreteros y la magia montuna abundan en la excursión hasta el Cantu les Texerines M.LL

CIRCULAR AL CANTU LES TEXERINES DESDE SOTO (CASO)

  • Tipo de ruta: Circular

  • Dificultad: Fácil-Moderada

  • Distancia: 11 km

  • Tiempo aproximado: 4 horas

  • Altitud máxima: 1409m (aprox)

  • Desnivel aproximado: 814m

La excursión que aquí se narra traza un circuito sumamente bello atravesando diferentes entornos del Parque Natural de Redes, cuna de buenos paisajes y magia montuna. Además, no tiene ninguna dificultad técnica más allá de poner un poco de cuidado en los últimos metros de ascensión, en los que el camino se estrecha y transita entre rocas. Por lo demás, es sencilla. Con buenos caminos y buenos rincones de los que ensanchan el alma.

Descripción de la ruta:

La excursión comienza desde Sotu, pequeño pueblo de un centenar de habitantes en el concejo de Caso al que se llega por la carretera AS-117 que sube a Tarna.

Desde ahí, se comienza a caminar por la misma carretera que nos trajo, en dirección Campu Casu.

Al cabo de aproximadamente medio kilómetro, se deja la carretera principal para coger un desvío a mano derecha que nace en una curva y se divide en dos ramales: hay que coger el que discurre paralelo a la calzada principal.

M.LL

El sendero es ancho, de tierra, y avanza con ligera tendencia ascendente hasta dar con una portilla de madera: es el cierre de una finca que hay que cruzar hacia arriba.

Nada más traspasar el cierre, el camino se adentra en una pequeña mancha de pastos y robles en la que se distingue una edificación. Para avanzar en la dirección correcta hay que llegar a la altura de la pequeña caseta y traspasarla, continuando por detrás de ella en dirección izquierda.

Desvío paralelo a la carretera, a unos 500m de Sotu M.LL

La traza que se abre ahora es un sendero, no demasiado marcado, que avanza ladera arriba en diagonal. Aunque su huella es tenue, se distingue perfectamente, abriéndose paso entre matorrales, pastos y rocas más o menos dispersas. Por él, sin prisa y sin excesivo esfuerzo, se van ganando metros por la vertiente sur de la sierra de Cárdenas, ensanchando las vistas con cada metro ganado.

M.LL

El cantu´l Osu y el Cullargayos saludan ya en la lejanía mientras que, al frente, las blancas casas de Campu Casu relucen bajo el Cerru Piqueru. Enseguida, la vereda alfombrada se transforma en una senda de roca caliza labrada que asciende, cual escalera, atravesando una zona de arbustos antes de asomarse a mirar una vaguada entre árboles que destaca en el paisaje: es la majada Cerebián, también conocida como El Soleru, un pequeño paraíso enclavado entre verdes, adornado con una solitaria cabaña .

Vistas hacia El Cantu´l Osu subiendo a la majada Cerebián M.LL

Para continuar, hay que cruzar la majada, pasando ante la puerta de la cabaña, y abandonar el lugar por su extremo superior tomando ahora un camino tapizado de hierba que se pierde en dirección izquierda. Es ancho, de transitar agradable, y a los pocos metros de andarlo se interna en un bosque de avellanos, de esos cercados por antiguas murias. Después, se despide del bosque, saliendo de nuevo a terreno abierto, sin abandonar su subida constante, hasta hallar una nueva majada: Llabayos, ya muy cerca de los 1000 metros de altitud.

En este punto, se abandona el sendero que nos elevó hasta aquí para coger otro a mano derecha: viene de Veneros y va en busca de la cumbrera de la sierra, abriéndose paso en dirección ascendente y rumbo Este.

Majada Cerebián M.LL

Esta es una de las partes más vistosas de la ruta: el firme a andar se vuelve empedrado, convirtiéndose en un camino carretero que avanza en ligero serpenteo y en pendiente,como atraído por el rumor de los pastos de altura. Alrededor, las vistas se amplifican, mientras que al frente ya se observa, casi a tiro de piedra, el inicio del cordal en el que se asienta el Cerru les Texerines.

Llabayos M.LL

Luego, un trecho antes de alcanzar la siguiente majada, el sendero empedrado se adentra, silencioso, en una preciosa zona de hayas y, sólo unos pasos después, sale a Linares, cuidada y acogedora collada con buenas cabañas que miran a montes tan míticos como las Peñas del Casar, la Peña Blanca o el Cuyargayos. Buen lugar para un descanso.

Majada Linares M.LL

Para continuar senda, desde Linares se cruzan las camperas en sentido ascendente y se va superando una fuerte pendiente que culmina en un corte, bien claro, que hay que atravesar. Es un tajo, profundo y rodeado de belleza, que lleva a la ladera opuesta y cambia las perspectivas: un mundo nuevo vestido de nuevos colores y nuevos horizontes que insufla nueva energía.

Preciosas vistas hacia el Retriñón

Y tras el tajo, la magia: el camino, evidente y terroso, se adentra ahora sin remilgos en el corazón de un bosque de hayas, perdiéndose caprichoso entre sus rincones, como buscando atrapar una esencia que aquí palpita fuerte y se siente clara, invisible pero todopoderosa.

Los diferentes tramos por bosques de hayas son unos de los mejores regalos de esta excursión M.LL

La senda, aquí, juega: primero sube y luego desciende, sorteando hayas caídas y algunas rocas para comenzar a subir, de nuevo, ya de forma más brusca. Una portilla metálica y un último tramo de subida son la puerta de salida de este idílico lugar, que acaba en una mullida campera abierta: la majada Quintaniella.

Aquí, de las cabañas que un día dieron vida al lugar ya sólo quedan restos. Y desde las piedras esparcidas que un día dieron cobijo observamos, claros y cercanos, Los Tornos y el Cuetón de les Travieses al tiempo que, al otro lado del valle, aparece imponente el Requexón de Valdunes.

Restos de antiguas cabañas sobre la mullida campera de la majada Quintaniella M.LL

De Quintaniella se sale, de nuevo, recorriendo otro precioso tramo poblado de hayas: un trecho de sendero agradable más, siempre cuesta arriba y salpicado de caliza, que va a dar al Collau Gallegos, puerta de acceso al Cotu Braña, entre el Cantu les Texerines –hacia dónde van nuestros pasos- y el Requexón de Valdunes

Preciosa panorámica desde el Collau Gallegos M.LL

Desde este punto el acceso a la cima buscada es casi inmediato; apenas la separan de este lugar 50 metros de desnivel. Todo lo que queda, pues, es avanzar por la panza herbosa que, a mano derecha del camino, se eleva de forma sutil.

Aunque el acceso al punto más alto del Cantu les Texerines no es complejo, conviene prestar atención en los últimos metros, cuando el declive se allana y el terreno se convierte en una especie de pasarela salpicada de piedras que, estrechándose y dejando una potente caída a mano izquierda, avanza sin miedo para asomarse al valle.

Cantu les Texerines, con Sotu al fondo M.LL

La cima, muy estrecha, resulta un estupendísimo balcón sobre el valle de Sobrecastiellu, dibujado por el Nalón. A la izquierda, cercano, el mítico señor de estos lugares, el Requexón de Valdunes, al que se asciende fácilmente en unos 40 minutos desde el Collau Gallegos, que también se ve desde esta atalaya. Al frente, La Senda, con sus claras formas triangulares. Y abajo, deslumbrantes de verdor, los pastos del Cotu Braña, así como el camino que –a la sombra de las laderas- hay que tomar a continuación para alcanzar la collada Braña.

La Peña el Vientu, el Cascallón, los Tornos de Pandemules, el Cueton de les Travieses, Peña Ten, Pileñes… decenas de montañas destacan, elegantes, haciendo contraste con la verdísima alfombra de pastos y los tramos de bosque sabios. Hay mucho que contemplar desde esta cima

Cueton de les Travieses y los Tornos de Pandemules
La Rapaona, La Rapaina, La Peña del Vientu y el Cascallón

Para regresar, hay que descender de nuevo las laderas curvadas de les Texerines hacia el Collau Gallegos y, una vez allí, coger el pequeño sendero que lleva hasta la collada la Braña. Se localiza enseguida, coqueto, delgado y valiente, cortando los contrafuertes sureños del Requexón. Por él se avanza, de manera gustosa, avanzando en tímida voladera sobre los pastos del Cotu Braña.

Vistas del sendero que avanza hacia la collada La Braña

La senda desciende, da un par de rebrincos en suave ascenso, ensanchando su traza y entrometiéndose por zona de arboleda y, enseguida, alcanza la collada buscada, un lugar perfecto para otear la cima de la que venimos.

Desde la collada Braña ya sólo resta tomar dirección hacia Soto: se coge buscando un sendero en el bosque que primero nos bajará hasta la collada de la Forcada, discreto bastión ganadero con cabaña que se alza a mano derecha.

Collada La Forcada

Desde aquí, sólo queda seguir la estrecha traza de la que se pinta el camino, que ahora avanza por las faldas de la montaña descendiendo veloz, entre matorrales, pastos y árboles, al encuentro –de nuevo- con la aldea de Soto, lugar en el que termina este circuito intenso por los recovecos de Redes.

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