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Vistas hacia las principales cumbres del Macizo del Cornión desde el alto de Gurbiñales, a 1500 metros y en plenas tripas de los Picos de Europa M.LL
Un paseo por los confines norteños del macizo del Cornión
PICOS DE EUROPA-CANGAS DE ONÍS

Un paseo por los confines norteños del macizo del Cornión

Partiendo de los Lagos de Covadonga, esta ruta asciende hasta el alto de los Gurbiñales por el Camín de la Madera y regresa, dibujando una circular, por las veredas del Junjumia, bajando por Vegarredonda y Vega la Piedra

Viernes, 14 de abril 2023

Al frente, las más altas cumbres de Picos de Europa. Sus agujas desafiantes se aprecian cercanas, nítidas y poderosas. Atrás, cientos, miles de pasos a través de un territorio de roca y verde. El curso de un río, poderosos hayedos, un camino antiguo, pasos estrechos, piedra caliza, precipicios imposibles… un trayecto enrevesado y duro a través de un laberinto kárstico; una caminata preciosa por las entrañas del macizo del Cornión.

Estamos en el punto más alto de la sierra de Gurbiñales, cordal delimitado por tres ríos que aquí, en su cota más alta, toma forma de púlpito privilegiado para observar, muy cerca, el fabuloso espectáculo que conforman las reinas de los Picos de Europa. Este es su hogar, los límites norteños más cercanos a sus puertas, y ellas (la Peñasanta, Santa María de Enol, las Torres de Cebolleda…) se muestran sin tapujos, mostrando carácter, belleza y poderío.

Panorama de crestas, verdes y calizas llegando al valle del río Junjumia M.LL

Ahora bien, no es este –precisamente- un balcón ni un recorrido precisamente accesible. Para llegar aquí hay que transitar un sendero que se desdibuja y que, a modo montaña rusa (con constantes subidas y bajadas) avanza por un terreno enrevesado, caótico, multiforme… que podría calificarse de «rompe piernas» a pesar de no superar los 900 metros de desnivel acumulado.

CIRCULAR AL ALTO GURBIÑALES POR EL CAMÍN DE LA MADERA, VEGARREDONDA Y VEGA LA PIEDRA (P.N.PICOS DE EUROPA)

  • Tipo de ruta: Circular

  • Dificultad: Dificil

  • Distancia: 14 km (aprox.)

  • Tiempo aproximado: 6-7 horas

  • Altitud máxima: 1500m (aprox)

  • Desnivel aproximado: 900m

Además, la zona no está exenta de peligros: numerosos jous y profundos agujeros horadados por las aguas convierten el camino en una excursión dura y con cierto riesgo, si no se tiene bastante experiencia. Lo mejor, hacerla acompañado por alguien que conozca bien la zona y sus especiales características geográficas. O recurrir a la profesionalidad de un guía de montaña. Porque sí, merece la pena adentrarse en estos confines al oeste de Picos, pero sin la seguridad adecuada (ni experiencia en alta montaña) no es recomendable arriesgarse.

Nos vamos, pues, a pasear el Cornión, ese extenso macizo occidental de los Picos de Europa que –dicen- tiene forma de cuerno y guarda paisajes únicos, espectaculares, de los que alimentan (y bien) las buenas emociones montañeras.

M.LL
Imagen principal - Un paseo por los confines norteños del macizo del Cornión
Imagen secundaria 1 - Un paseo por los confines norteños del macizo del Cornión
Imagen secundaria 2 - Un paseo por los confines norteños del macizo del Cornión

Descripción de la ruta:

Los primeros pasos se dan desde Pandecarmen, un aparcamiento ubicado en los lagos de Covadonga desde el que se observa, grandiosa, la Sierra de Gurbiñales y también el primer tramo del camino a seguir, que es el que lleva al refugio de Vegarredonda. Pero no hay que seguirlo mucho rato: tras medio kilómetro aproximado de pasos, debemos dejarlo para coger otro sendero. Un cartel señalizador del Parque Nacional sirve de referencia para encontrar el desvío, que se interna en una zona que va encajonándose, en busca de las aguas del río Pomperi.

Al encontrar este cartel del Parque, se encuentra también el desvío por el que abandonamos el camino que asciende a Vegarredonda M.LL

Una vez encontrado el río, hay que cruzarlo, para empezar a subir de forma leve (y siempre con tendencia a mano derecha) hasta alcanzar los Llanos del Burdio, zona que hace honor a su nombre y permite al caminante llanear por pradería hasta alcanzar, de nuevo, la traza de un sendero. Se dirige a un hayedo y es conocido con el nombre de «Camín de la Madera» porque servía como vía para sacar la madera del bosque, allá por los años 50 del pasado siglo.

El sendero, de firme empedrado y huella nítida en la mayor parte de tramos, asciende durante un pequeño trecho para luego, repentino, comenzar a perder metros a través de enormes manchas de bosque en las que mandan las hayas. Los obstáculos en forma de piedra caliza, dispersos por toda la rodeada, obligan a un serpenteo que no deja de descender mientras se interna en el monte.

Tras el descenso, se emprende una subida cómoda y leve y se alcanza la Vega los Corrales, otro llano en medio de estos profundos desniveles. En ella, un cierre siempre abierto marca la continuación del camino, que se lanza de nuevo a perder metros, ladera abajo y bien custodiado por la arboleda. En el horizonte cercano, asoma el bosque de Pome, otra de las alhajas del Cornión.

Preciosas vistas hacia la hermosa joya natural que es el bosque de Pome, otro destino perfecto para excursiones con ilusión por conocer las esencias del Cornión M.LL

Y así, descendiendo y mirando extasiados alrededor, se alcanza el Jortigalón. Se identifica fácilmente por ser una especie de muralla natural en mitad del bosque. Acercándose, para mirar desde ella como si de un balcón se tratara, impresiona el profundo tajo por el que -allá abajo- discurre el río Pomperi.

Zona del Jortigalón, muralla caliza en medio de bosques que se asoma a verticalidades tajantes y al río Pomperi, afluente del río Dobra y, luego, del Sella M.LL

Dejando atrás el muro de roca que es el Jortigalón, el sendero pierde otros pocos metros, rumbo izquierda, hasta que –sin más- se cansa de bajar y decide volver a subir, como obcecado por recuperar toda la altura que descartó primero.

Tras un tramo de subida, se alcanza otro sitio característico: el Pasu del Escaleru. Una especie de puerta natural hecha de piedra que hace de pequeña canal para acceder al Hayedo de Ciarda, acogedor bosque que es la antesala del collado de Cabritales.

Tras el estrecho paso, la masa forestal recibe al caminante con cariño, obsequiando con un sendero en suave pendiente que contrasta con los desniveles y saltos salvados hasta este punto y que, de manera agradable, atraviesa el bosque. El paseo por el hayedo resulta espectacular, y muy cómodo, y termina justo en el collado Cabritales, otro tesoro del Cornión que en su vertiente izquierda se asoma a espectaculares vistas sobre los valles y meceduras del Pelabarda y el Junjumia, ambos en busca del río Dobra, que ya tienen muy cerca.

Vistas desde el collau Cabritales, mirando hacia el Redondu, el Priniellu, el Tiatordos y el Maciedome M.LL

Desde Cabritales, las huellas del caminante deben avanza ahora por un sendero –poco marcado- que en dirección sudeste comienza a subir, de nuevo, bosque arriba, atravesando el hayedo de Ciarda en sentido ascendente. La traza se va estrechando y desapareciendo, dejando lugar a los jitos como guías del camino. Siguiéndolos, y tras un profundo zigzagueo que parece tener prisa por ganar altura, nos llevan hasta la vega de Ciarda, un oasis de verdes y amplias camperas en medio de este enrevesado terreno

Vega de Ciarda M.LL

Desde la vega, dirección izquierda se avanza por senderos pegados a los murallones norteños de la sierra, cuesta arriba. Un repecho que va dejando atrás vegas y que termina con una recompensa gustosa: las principales cumbres del Cornión comienzan a aparecerse en la distancia cercana.

Continuando camino, siempre con tendencia a la izquierda y contemplando hermosos gigantes de piedra, se alcanza un collado de impresionantes vistas. Abajo, el lago Enol reluce. Enfrente, Santa Maria de Enol y las Cebolledas presumen. Desde aquí, la ruta nos obliga a descender un centenar de metros para ganar la campera Fuentes, una gran pradera que se extiende paralela a la línea de cumbres. Ya queda muy poco para alcanzar el alto de Gurbiñales.

Las cumbres del Cornión emergen y los pasos ya están cercanos a ganar el alto buscado M.LL
Vistas al lago Enol M.LL

Tras otro pequeño repecho, la ruta alcanza una nueva campera. Está ubicada justo sobre el camino que sube desde Vega la Piedra a Vegarredonda y hay que atravesarla. En su último tramo, se divisan dos grandes rocas que recuerdan la joroba de un dromedario: hay que pasar por ellas. Un paso que nos sitúa justo al frente del alto de Gurmiñales.

En frente, cercano, el alto que buscamos. Más alante, y mucho más altas, las reinas de los Picos de Europa M.LL

A partir de este punto, el camino se vuelve mucho más incómodo. La caliza y las grietas se apoderan del suelo, que se pinta también de pradera y hondos agujeros. Conviene extremar precauciones y, sin prisa, conquistar seguros el impresionante mirador con forma de cresta oscura que es el alto de Gurbiñales.

Vistas desde el alto de Gurbiñales, cuya arista vamos a seguir para alcanzar un collado y una canal que nos llevan hasta el cauce del río Junjumia. Las torres santas de los Picos de Europa dominan la estampa M.LL
Imagen principal - Vistas desde el alto de Gurbiñales, cuya arista vamos a seguir para alcanzar un collado y una canal que nos llevan hasta el cauce del río Junjumia. Las torres santas de los Picos de Europa dominan la estampa
Imagen secundaria 1 - Vistas desde el alto de Gurbiñales, cuya arista vamos a seguir para alcanzar un collado y una canal que nos llevan hasta el cauce del río Junjumia. Las torres santas de los Picos de Europa dominan la estampa
Imagen secundaria 2 - Vistas desde el alto de Gurbiñales, cuya arista vamos a seguir para alcanzar un collado y una canal que nos llevan hasta el cauce del río Junjumia. Las torres santas de los Picos de Europa dominan la estampa

Desde el alto de Gurbiñales a Vegarredonda y Vega la Piedra

Ya en la cima, y tras quedar colmados de mirar, toca seguir marcha y comienza uno de los tramos más complicados de esta larga excursión. De frente, se abre una larga cresta y el refugio de Vegarredonda, muy pequeño, asoma entre las montañas. El trayecto para avanzar pasa por caminar la arista montañosa y, hacia la mitad de ella, coger una salida que baja a las camperas y es la opción más segura. Si se continúa avanzando, la parte final de la cresta obliga a cruzar estrechos pasos colgados sobre grandes e impresionantes caídas hacia el río Junjumia.

Una vez en el collado, el sendero pasa ahora por la canal de la Ingesta las Fuentes. Aunque sería más apropiado decir que el sendero se lanza por la canal, con una importante pendiente que se debe de salvar para alcanzar el fondo del valle del Junjumia.

Superada la canal, aparece en escena el Junjumia, ataviado de aguas heladas esmeraldas. El dibujo estriado que el curso del agua ha ido dibujando, durante años, en las rocas guardianas del caudal conmueve y atrapa. Para continuar avanzando, hay que buscar una zona para saltar de orilla y comenzar a subir por su margen izquierda, en busca ya de Vegarredonda y su refugio.

Cruzando el río, se sube por la margen izquierda del Junjumia hasta alcanzar Vegarredonda. Las gradas creadas por el río y el color de las aguas, sumado a las vistas de fondo, convierten esta zona en un paso bellísimo de esta excursión M.LL
Imagen principal - Cruzando el río, se sube por la margen izquierda del Junjumia hasta alcanzar Vegarredonda. Las gradas creadas por el río y el color de las aguas, sumado a las vistas de fondo, convierten esta zona en un paso bellísimo de esta excursión
Imagen secundaria 1 - Cruzando el río, se sube por la margen izquierda del Junjumia hasta alcanzar Vegarredonda. Las gradas creadas por el río y el color de las aguas, sumado a las vistas de fondo, convierten esta zona en un paso bellísimo de esta excursión
Imagen secundaria 2 - Cruzando el río, se sube por la margen izquierda del Junjumia hasta alcanzar Vegarredonda. Las gradas creadas por el río y el color de las aguas, sumado a las vistas de fondo, convierten esta zona en un paso bellísimo de esta excursión

Una vez alcanzada la majada de Vegarredonda, todo lo que resta (que no es poco todavía) es seguir el sendero habitual que, pasando por Vega la Piedra, une este refugio con Pandecarmen, lugar del que se partió en busca de la visión cercana del Cornión, sus relieves más suaves y la contemplación de las reinas más altas y bellas de Picos.

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