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El 4 de junio de 1988, el desaparecido Luis Sitjar acogía el partido de vuelta de la promoción de permanencia/ascenso entre el Mallorca y el Oviedo. Los azules llegaban con un gol de ventaja gracias al 2-1 de la semana anterior en el Carlos Tartiere. Sabino Zubeldia defendía la portería carbayona y logró dejarla a cero. 13.168 días más tarde, Leo Román afrontará el mismo reto en Cornellá, ante el Espanyol. Si el meta ibicenco no encaja, el equipo habrá certificado su ascenso a Primera División. Ambos protagonistas se conocieron personalmente en El Requexón y los dos coincidieron en la ilusión porque la historia se repita.
Zubeldia llegó a Oviedo en 1985. Su formación había comenzado en la Real Sociedad y llegó a jugar en el 'Sanse' antes de fichar por el Zaragoza. Estuvo dos temporadas en La Romareda y de allí se fue al Palencia. Una campaña en tierras castellanas y cogió las maletas con rumbo al Mallorca, donde estuvo dos campañas y desde donde llegó al Oviedo. En la capital asturiana fueron siete temporadas, hasta 1992. Al colgar los guantes se quedó a trabajar en el club y se puso al frente del área comercial que comenzaba a desarrollarse y permaneció en el cargo hasta 2002, cuando emprendió nuevos retos profesionales ya alejado del fútbol.
Cuando Zubeldia pisa El Requexón regresan a su cabeza recuerdos de la etapa de futbolista. «Aquellos postes altos con las redes los mandó poner Miera para evitar que los balones cayesen al río», rememora y le añade una anécdota: «Había unos que eran muy bajos y mandó subirlos, no le hacían caso y un día llegamos a entrenar y dijo que había que disparar por encima de la red y que cuando se acabasen los balones dejábamos de entrenar, después de eso se cambiaron».
Las instalaciones se parecen poco a las que había en aquellos años 80 y por la puerta de los vestuarios aparece Leo Román que saluda a Zubeldia. El ibicenco no conoce al ex portero azul y éste le explica que jugó en el Mallorca, club al que pertenece el actual guardameta azul y eso sirve para romper el hielo entre ellos que siguen conversando unos minutos, antes de posar para la foto y despedirse deseando que el siguiente encuentro sea con el quipo en Primera.
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Zubeldia mira a aquel partido de 1988 y reconoce que sigue muy fresco en su memoria: «Fue especial porque había jugado allí dos años y veníamos de jugar la ida con un resultado favorable y con una expectativa halagüeña, por eso no quería decir nada porque el Mallorca era un equipazo». En ese sentido, lo de este fin de semana puede tener ciertas similitudes: «Los momentos son diferentes pero el Oviedo ya demostró su capacidad en la Liga allí y debe darle confianza, pero la justa porque esto es una final».
Las cargas emocionales sí que son similares. El Mallorca era el gran favorito para quedarse en Primera y muy pocos apostaban por los azules, ahora pasa algo similar: «Ellos tienen la obligación de ganar y eso le puede pesar, el Oviedo sabe a que juega toda la segunda vuelta y tiene que volver a hacer lo mismo».
Zubeldia tiene claro el peso de Carrión en lo que está pasando: «La figura del entrenador tiene mucha influencia porque está manejando muy bien al equipo». Por ese lado también encuentra paralelismos con la figura de Vicente Miera: «Durante todo el año marcó un antes y después del equipo, nos profesionalizó y cuando estábamos un poco subiditos nos bajaba enseguida».
Como portero que fue, Zubeldia mira a Leo Román y no se cansa de elogiarle: «En los primeros partidos ya se le notó esa capacidad y esas condiciones, me gusta la sobriedad que tiene, el juego con los pies, que es fundamental, se fue aposentando y ha ganado muchos puntos durante toda la temporada». El meta ibicenco tiene mucho que ver en la solidez que exhibe el equipo: «La seguridad la tiene toda la defensa y están dando una confianza tremenda al resto del equipo, funcionan como un todo». Además, los mecanismos fueron engrasándose: «Al principio, al equipo le costó encajar algún por pérdidas, pero se fueron subsanando y ahora hay una confianza total». El único consejo que le da Zubeldia a Leo Román es claro: «Que sea él, nada más».
Lo que sí que está sorprendiendo a Zubeldia es el ambiente que está rodeando al equipo: «Los que vivimos el acenso del 88 siempre nos referimos a lo que se vivió a la llegada del equipo, pero este ambiente lo tenemos desde febrero o marzo». Una de las claves puede estar en que: «La gente ya estaba necesitando este ambiente, triunfos y buen fútbol, cada domingo transmite la sintonía con el equipo y de ahí los recibimientos y todo lo que está pasando».
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