Sanz Ovies y Mangas junto a Juan Andrés, jugador del Genuine que trabajó junto a ellos en la muestra. Á. PIÑA

El trabajo tras el «año Marianín» del Real Oviedo

Leyenda azul. En 2003 donó sus botas para salvar a un club que no olvida a su último pichichi: de admirar en el verde a Marianín a rendirle el tributo más personal

MARÍA SUÁREZ

Jueves, 23 de febrero 2023, 02:05

Un par de siglos antes de que Marianín debutase con el Real Oviedo, el poeta escocés Robert Burns reflexionaba sobre el pasado y dejaba escrito para los anales de la historia que, sin él, «estaríamos desprovistos de la impresión que define nuestro ser». Sin saberlo, ... establecía una analogía más que válida para entender el sentimiento que hay detrás de todos los recuerdos, y del trabajo de quienes, cuan guardianes de esas emociones, luchan por conservar y reconstruir el pasado. O lo que es lo mismo, lo que define nuestro ser.

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Eso es lo que mueve al área de Patrimonio Histórico de la Fundación del Real Oviedo en general, y al historiador José Ángel Muñiz Mangas en particular. Fue él quien, como comisionista y junto al responsable del área Social Miguel Sanz, dio forma a la primera de una serie de actividades que conmemoran los 50 años del 'Pichichi' logrado por Marianín como oviedista. «Imagina la satisfacción que supuso para mí homenajearle. Cuando llegó a Oviedo yo solo tenía 13 años y a él se le caían los goles cada jornada: se convirtió en mi ídolo y nunca dejé de coleccionar cosas suyas», explica el propio Mangas, que preservó gran parte de los testimonios de la época que conforman la muestra. Una exposición que se pudo disfrutar en la capital en el arranque del mes de febrero y por la cual pasaron cerca de 3.000 aficionados. La emoción y el trabajo se mezclaron por partes iguales en un evento que empezó a coger forma hace más de un año. «No podía ser de otro modo, porque este es el 'Año Marianín': se cumplen 50 años desde que se estrenara con el Oviedo y con la Selección, y no solo ganó el Pichichi, sino que también marcó el gol 1.000 de nuestra historia», recuerdan ambos. Esos dos trofeos fueron la estrella de una exposición de gran valor, pero, si de simbolismo se trata, las botas con las que se alzó en el aire para marcar ese gol al Atlético de Madrid son las que se llevan la palma. «Las compró en la subasta de 2003 un oviedista que nos las cedió para la exposición. Fue el propio Marianín quien las había regalado entonces con la intención de salvar al que había sido su equipo», cuenta Sanz Ovies.

Su mérito, añade, es incalculable. Sanz pone sobre la mesa la dificultad de ganar un Pichichi, pero más aún de hacerlo jugando en un Oviedo que luchaba entonces por la permanencia. «Era la temporada 72-73, y se impuso a Aragonés. Es de justicia reivindicar su figura ya que hay jugadores de la talla de Santillana (Real Madrid) que no pudieron hacerse con ese trofeo nunca», recalca el ovetense al tiempo que bromea con cómo «le marchamos con media casa» para dar forma a la muestra. «Él estaba encantado, y emocionado a la vez. Mucha gente que le había visto jugar se pasó por allí a trasladarle su admiración, y él siempre ha estado muy agradecido al oviedismo», añade Mangas.

Sanz va más allá y bromea con esta nueva juventud que vive el fútbol de antaño. «Se hizo más fotos que cuando era jugador, por aquel entonces, sin móviles, era mucho más complicado», apostilla.

La exposición irá ahora a Ponferrada, la tierra de Marianín, y pronto tendrá más capítulos en Oviedo porque el libro con su historia está ya en camino.

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