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La de ayer pintaba a tarde de las grandes en el Carlos Tartiere y lo fue más en la grada que sobre el terreno de juego. El ambiente del encuentro fue intenso y con un protagonista para los aficionados azules, el árbitro Quintero González, que fue muy criticado de principio a fin.
El estadio, con más camisetas azules que nunca y muchas de ellas de Santi Cazorla, vibró desde una hora antes del partido cuando las gradas ya presentaban una buena entrada. Los oviedistas no escatimaron el esfuerzo por hacer sentir su apoyo a los jugadores en todo momento.
Actuaciones musicales, bufandeo, tifo, cánticos, todo un despliegue para tratar de apoyar al equipo azul en su primer asalto por el ascenso, que acabó en tablas.
De los primeros en llegar al estadio fue el presidente del grupo Pachuca, Jesús Martínez, aterrizado el viernes desde México. A pie de campo junto al presidente, Martín Peláez, y el director general, Agustín Lleida. Charlaron a la puerta del túnel de vestuarios hasta que los jugadores saltaron al campo a calentar.
Posteriormente ocupó su localidad en la grada, como ya hiciera en el otro partido que presenció en el Carlos Tartiere. Martínez ocupó la localidad que corresponde a su abono y estuvo acompañado por algunos miembros del club azul.
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Mario Rojas
La afición se mostraba animosa desde la previa y esperaba el partido vitoreando a su equpo y cantando. El Fondo Norte desplegó su tifo, con símbolos de la ciudad y el lema 'Guardianes del tesoro y del lugar' .
La cosa se iba animando y el campo tiñéndose de azul a medida que se acercaba la hora.
El cantoautor Javi Robles interpretó desde el centro del campo su canción 'Vamos Real Oviedo', que desde hace unos meses se ha convertido en uno de los temas musicales del conjunto ovetense. La afición ya se la sabe y los más de 20.000 que ya habían ocupado sus asientos le acompañaron calentando las gargantas para lo que venía.
El capítulo musical los cerró Guti interpretando a la gaita el himno oficial del club, este ya cantado al unísono por un estadio que rozaba el lleno. En el fondo sur los aficionados del Eibar, unos 600 apenas se escuchaban, aunque sí lo hicieron cuando su equipo salió a calentar.
El lanzamiento de papeles al campo hizo que el árbitro pidiera al delegado de campo que se advirtiera por marcadores y megafonía que cesaran. Eso le costó una bronca de la grada de Quintero González, que desde el calentamiento ya comprobó que la afición azul está de uñas con los arbitrajes que esta recibiendo esta temporada. Las decisiones arbitrales fueron muy protestadas todo el partido y las brocas se sucedían e iban en incremento a medida que avanzaban los minutos.
La traca final fue cuando hizo repetir tres veces a Leo Román y Oier Luengo un saque de falta y cuando el balón estaba en juego pito el final, con lo que se ganó la última bronca de las muchas de la tarde.
Pese a que el resultado no fue el esperado, hubo 'haka' entre jugadores y afición y despedida con aplausos de ánimo al equipo para el compromiso del próximo miércoles.
En las gradas mucha gente de fútbol, como directores deportivos. En el palco presidencial se pudo ver al entrenador del Valladolid, el controvertido Paulo Pezzolano, uno de los equipos que ascendió esta temporada a Primera.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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