Táctico, exigente y didáctico: Fito Mayordomo coge el mando

Este licenciado en INEF compaginó durante muchos años su desarrollo como preparador físico con su otra pasión, la docencia. Fue profesor de educación física en diferentes colegios de la región al tiempo que fraguó su labor en un Racing al que llegó con 26 años y en el que, en 2012, dio el salto a Primera. Ese año, en el último tramo de liga, conoció a Álvaro Cervera. El ahora técnico oviedista llegó al banquillo para intentar obrar un milagro -el de la permanencia- que no llegó, pero se llevó consigo una amistad que aún perdura y que, una década después, ha hecho que Mayordomo se enrole en la aventura de El Requexón.

Cuando recibió la llamada de Cervera, Fito ya no estaba en la rueda del fútbol profesional, sino que había vuelto a los orígenes del fútbol más modesto: el regional. El preparador físico carbayón colaboraba con el Bezana de la Preferente cántabra, donde guardaba amigos a los que no dudó en ayudar. Allí aún recuerdan que hace solo unos meses «tenían al mejor» junto a ellos.

No solo allí la impronta es positiva. En el Racing coincidió con el ex oviedista Kone y con el readaptador físico que acompañó al marfileño a Oviedo, Miguel Pedrajo. «Como persona es un diez; educado, discreto y tranquilo. Y como profesional currante a más no poder. Tiene un don para adaptarse a las necesidades de su entrenador y a su estilo de juego. También a la plantilla, porque con los jugadores es tan exigente como cercano», recalca el cántabro, que da valor a su especial atención al trabajo preventivo. «Siempre trataba de evitar lesiones», apostilla recordando los tiempos en los que coincidían en la ciudad deportiva racinguista. Llegar a un equipo con tantas bajas y recaídas es, sin duda, un hándicap. «Te hace ir con el freno de mano echado para evitar otra recaída. Es un marrón», lamenta el ahora agente de futbolistas.

El jugador gijonés David Miguélez, que lo 'sufrió' como preparador físico en el Racing, no solo guarda buen recuerdo de esa exigencia, sino que da valor a otro aspecto clave de Fito, el táctico. «Era muy buen tipo con nosotros, y no solo era entendido de la preparación física, que es lo esperable en su puesto, sino que también entendía de temas tácticos, y eso ya son cosas mayores en un preparador físico», rememora.

Ahora, cada vez que la plantilla salta al campo, es él quien se enfunda los cortos y las botas para activarlos a todos, casi como uno más en lo que a toque y actitud se refiere. Cervera delega, porque su confianza es toda. Fito toma las riendas y el reto no es fácil: mejorar la condición física del equipo al tiempo que se intenta que no haya más caídos en combate. Su suerte, más que nunca, será la de la plantilla.