A veces el camino para llegar a un destino soñado es más largo y sinuoso de lo que se espera y por eso cuando ... se alcanza el final se disfruta más. Eso le pasó a Saúl Berjón Pérez (Oviedo, 1986) cuando el ocho de enero de 2017 debutó con la camiseta del primer equipo del Real Oviedo a los 30 años. Una lesión le ha impedido ahora despedirse del fútbol como le hubiera gustado, pero repasa con EL COMERCIO una larga trayectoria que le llevó a Primera y le permitió regresar para disfrutar del Carlos Tartiere, donde asegura fue más feliz. De la cantera del conjunto azul pasó por El Berrón, Lealtad, Langreo, Pájara Playas, Las Palmas, Barcelona B, Alcorcón, Murcia, Eibar, Pumas UNAM, Real Oviedo y, finalmente, Burgos, al que considera su segunda casa.
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–¿Cómo se dio cuenta de que el fútbol se había acabado?
–Fue con el tiempo porque, justo unos días antes de salir de Burgos, tuve una lesión que al final resultó ser muy grave. El tiempo iba pasando y yo veía que no recuperaba. Así estuve hasta el día de hoy, porque, tras operarme, las cosas parece que no salieron como deseábamos. Fue un mazazo, pero, bueno, hay que asumirlo.
–¿Y qué sintió al saber no va a volver a pisar un campo?
–Impotencia, porque es verdad que pensé que me quedaba más tiempo. Quería disfrutar más del fútbol al nivel que fuera porque después de tanto tiempo parado no vas a jugar al nivel que estabas. Pero quería seguir disfrutando hasta que pudiera y es verdad que llegó antes de lo deseado. Es muy triste, pero hay que asumir las cosas como vienen.
–¿Y qué balance hace cuando echa la vista atrás?
–Estoy muy, muy, orgulloso de la carrera que tuve. Me faltó lo que consiguió este último año el Oviedo, que era jugar un 'play off' y, sobre todo, ascender, porque esa era la idea con la que vine aquí. En general, tengo la conciencia muy tranquila porque hice todo lo que estuvo en mi mano siempre. Di el máximo y oiga, pues mira, no nos dio. También la última etapa en Burgos fue espectacular. Conseguimos el ascenso, logramos disfrutar y la verdad que estoy muy contento. Si miro más atrás aún, en toda mi carrera conseguí cosas que nunca había imaginado. Jugar en Primera, que cuando salí del Oviedo de crío era una cosa inimaginable. No pensé que fuera a llegar y al final con trabajo lo conseguí.
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–¿Cómo fue aquella salida del Real Oviedo?
–Quizás fue un poco por la situación que había en mi club. Era muy difícil, no había un filial, el equipo estaba entre Tercera y Segunda B y era muy complicado dar el salto. Tuve buscarme la vida y acabé en Segunda B en el Pájaras Playa. Fue una buena temporada y me surge la opción de ir a Las Palmas a Segunda. Hay que saber que al final al fútbol profesional llegan muy pocos y a veces queremos que lleguen todos. No somos conscientes que entre Primera y Segunda hay unos mil profesionales y son pocos para la gente que lo intenta. Desde ese año en Las Palmas y salvo la primera temporada en el Burgos, que logramos el ascenso, fueron catorce temporadas en el fútbol profesional y eso es algo que me enorgullece mucho.
–¿Guarda muchos momentos especiales?
–El primer gol que meto en Segunda con Las Palmas, el primer gol en Primera... Pero debutar con el Real Oviedo creo que es el sueño de todos. Todos los momentos son muy bonitos, pero el día que te pones la camiseta del Oviedo y saltas al campo es especial. También tengo un gran recuerdo del gol del ascenso en Burgos. Probablemente sea el más importante de todos los goles y fue en Segunda B, no fue en Primera ni en Segunda. Pero fue muy especial.
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–Fueron muchos años en LFP.
–Empiezo en Las Palmas y hay jugadores espectaculares. Termina esa temporada y vienen futbolistas aún mejores (Javier Guerrero, Guayre, Jorge Larena...), gente espectacular. Luego me firma el Barcelona B, me llama Luis Enrique con jugadores que se interpreta que van a ser futuras estrellas. Algunos lo fueron (Thiago Alcántara, Nolito, Bartra...). Había un nivel que era impresionante. El siguiente paso fue el Alcorcón y conocí a 'Anqueloti´ (Juan Antonio Anquela). Murcia, Eibar en Primera y Pumas UNAM, para volver al Oviedo.
–¿Cambió mucho el fútbol desde que empezó?
–Sí que cambió mucho, sí. Antes creo que se miraba más el futbolista, analizabas más al jugador y ahora directamente hay una plataforma que te mira los datos y mide tu rendimiento por número de cosas que haces, que en cierto modo son reales. A veces es contradictorio que ves cosas que pasan en el fútbol y luego analizas esos números. A mí, por ejemplo, mi hándicap era siempre que perdía muchos balones y se quedan con el dato. No con lo que buscabas o qué podía acontecer después de ese pase, que si era difícil. Pero, y si pasaba, ¿qué?
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–¿Cómo recuerda la vuelta al Real Oviedo?
–El momento más bonito de mi carrera. Fue muy precioso porque yo tenía ganas, estaba en México y en cuanto surgió la opción, aunque había también otra de ir a jugar a Primera, no lo dudé.
–¿Había llegado a pensar que jamas podría jugar en casa?
–Nunca. El deseo siempre estaba ahí, pero no sabes lo que puede pasar. Tenía unas ganas locas de volver y en el momento que se dio la opción de poder hacerlo, vamos ni dudé ni un segundo. No escuche a nadie más.
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–¿Cómo fue el primer año con Hierro y luego Anquela?
–Estuve con Fernando y con Calero desde diciembre. Vienes de seis meses parado, es verdad que cuesta, las cosas como son. No salió como como yo quería, pese a que considero que tampoco salió del todo mal. Hablo a nivel personal porque vas cogiendo ritmo, pero es verdad que no estuve como los siguientes años. Con Anquela probablemente fueron los años que más disfruté.
–Con Ziganda no acabó bien, con el episodio de la camiseta cuando vino con el Burgos.
–Ya reconocí mi error, pero son cosas que pasan, son cosas del momento. Era algo personal entre él y yo, pero no hubo falta de respeto en ningún momento hacia él, aunque la gente pueda opinar que sí. Soy consciente de que me equivoqué, pero a veces actuamos así y ya está. No hay que darle más vueltas. Desearle lo mejor y, aunque no nos entendimos, hay que reconocerle que estuvo a punto de conseguir el objetivo del 'play off'. Un entrenador más que pasó y ya está, no puedes gustarle a todo el mundo.
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–¿Cómo ve ahora al Oviedo?
–Veo un equipo que he cambiado porque es verdad que hay jugadores muy buenos, hay mucho nivel. El año pasado se terminó muy bien y este año le está costando un poco más arrancar. Es un conjunto que sinceramente tiene mucho potencial para crecer. Todavía le falta. Tiene que gente que debe dar un paso al frente, pero es verdad que es muy pronto, acaba de empezar la Liga. Hay gente que se pone físicamente a tope un poco antes, otros un poco después. Hay que tener un poco de paciencia. No dudo que con los jugadores que hay se podrá luchar por algo bonito.
–¿Cree que está pesando mucho la buena temporada del año pasado?
–Bueno, pero no es por la temporada anterior. La gente se ilusiona, hay muy buena plantilla. Ves los jugadores que vienen, los que se quedan. Entonces es normal que la ilusión sea grande por querer estar en la primera jornada líderes. Queremos todos en la primera y en la última. Pero, bueno, el fútbol es así, hay que aguantar y ya vendrá una racha un poco mejor. Tiene muy buena plantilla, pero es que los demás también, por eso hay que ir poco a poco y con calma.
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–¿A todos los oviedistas les gusta volver?
–Porque ves lo que se vive. Lo que más ve la gente de fuera es cuando hay un derbi, cuando un partido importante, pero nosotros lo vemos semana tras semana, ese ambiente que hay con la afición. Creo que mayormente lo que te hace querer volver es sentir el Carlos Tartiere. Lo digo ahora que no estoy jugando. Lo que más echo de menos es jugar en el Carlos Tartiere. No quiero que suene a como quedar bien, pero también El Plantío es un estadio con un ambiente impresionante. Cómo animan, cómo lo viven y arropan al equipo. Lo siento mucho por la gente de Burgos que me tienen un cariño enorme, igual que yo a ellos, pero para mí como el Carlos Tartiere no hay otra cosa. Y lo que vives aquí en un derbi es la hostia. El ambiente es de Primera División.
–A los de casa parece que siempre se les exige más.
–Eso pasa porque tienes mil amigos en el campo, todo el mundo está en las redes y entonces te llegan más cosas que si eres de fuera. Si tú eres de La Rioja igual no te llega lo que diga uno de Vallobín. Yo lo interpreto que es por ahí, porque creo que apretar se aprieta a todo el mundo. A los de casa hay que apoyarles siempre porque son gente de aquí, gente que quiere al club. Están cumpliendo un sueño de muchos que es jugar en el equipo de su ciudad y no es fácil. No es fácil porque somos muy pocos los que podemos lograrlo. Los que llegan es porque valen y te pueden gustar más o menos, pero sí que hay que apoyarles porque son los primeros que no lo quieren hacer mal.
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