Un partido en memoria de Arnau

Ziganda volvió al once de 'gala', con el regreso de la mayoría de los titulares habituales, que habían descansado el pasado jueves en Vallecas. Solo se mantuvieron en la alineación Femenías, Arribas y Édgar González.

El comienzo del partido no pudo ser mejor para los locales, ya que casi en la primera ocasión que pasaron del centro del campo se adelantaron en el marcador. Fue una falta a la frontal que, tras cabecear Borja Sánchez, cayó a los pies de Tejera, que ajustó al poste de la portería de Limones. La celebración fue dedicada a Arnau, todo el equipo fue a por unos guantes y señaló al cielo.

Las cosas se ponían de cara en un partido en el que solo estaba en juego brindarle el mejor homenaje posible a Arnau y quedar por encima del rival de ayer en la clasificación, con la correspondiente mejora en los ingresos del club la próxima temporada.

El Mirandés dio síntomas de querer reaccionar y se estiró algo, empezando a merodear la portería de Femenías, que se llevó un buen susto en un disparo desde el borde del área de Pablo Martínez que se estrelló en el poste. Antes habían tenido la oportunidad para hacer el segundo Nahuel, primero, tras un buen paso de Tejera, y luego Borja Sánchez, en un disparo que Limones mandó a saque de esquina.

Los visitantes tenían el balón y alcanzaban con relativa facilidad las proximidades del área carbayona, pero ahí morían todos sus intentos, ya que no acertaban en el último pase y la defensa estaba atenta para desbaratar cualquier intento de sorprender a Femenías.

La intensidad del encuentro era la propia de lo que estaba en juego y de estas alturas de temporada, en la que ya se está pensando más en un futuro que en cualquier otra cosa. Aunque la posesión era claramente para los visitantes, parecía llevar más peligro el equipo de Ziganda cuando era capaz de desplegarse con velocidad. En cualquier caso, el juego seguía siendo insulso y con poca profundidad.

Por parte de los de Ziganda el principal recurso era tratar de ganar la espalda de la defensa, bastante adelantada ya, con balones largos sobre los desmarques de Rodri o las incorporaciones de Sangalli, Nahuel o Borja Sánchez, pero pocas veces alcanzaban el objetivo final. En el juego combinativo los avances eran nulos y el equipo acababa perdiendo la posesión una y otra vez ante la poblada defensa de los de José Alberto.

El marcador no se movió hasta el descanso y los ovetenses se fueron al vestuario con la renta del madrugador tanto de Tejera, que fue prácticamente lo único reseñable que ocurrió en la primera mitad.

Los visitantes salieron mejor en la reanudación, favorecidos por el conformismo de los azules, que salieron sin la tensión necesaria. El equipo de José Alberto aceptó la invitación y comenzó volcado sobre el área de Femenías. Un balón en profundidad, con error defensivo incluido, dejó a Djouahra solo ante el potero, al que batió sobre su salida.

Las tablas volvían al marcador y eso animó a los azules que pusieron más interés que el Mirandés en deshacerlas, aunque fueron los visitantes los que tuvieron la primera oportunidad en un mano a mano de Cristo, del que salió victorioso el portero, que mandó a córner.

Ziganda cambió el frente de ataque, dando entrada a Obeng y Borja Valle por Rodri y Nahuel, además de meter a Jimmy por Tejera en el centro. El dominio de los locales se iba incrementando, pero las ocasiones no llegaban. Un par de balones perdidos en el centro del campo pudieron costar un disgusto a los de Ziganda.

La imprecisión en los centros era una constante, en especial por parte de Nieto que no tenía su tarde. Tampoco Borja Sánchez era capaz de desbordar y poner balones al área, donde no se producía ni un remate.

Los dos técnicos agotaron los cambios y eso acabó de cortar el ritmo del partido, que transcurría entre el dominio improductivo de los locales y las peligrosas contras de los visitantes. Sin embargo, la falta de acierto en el área contraria era igual para ambos contendientes.