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El Real Oviedo enterró su buena racha en Málaga y lo hizo con merecimiento, ya que su muy inferior al equipo rival que contó con numerosas ocasiones. Al final el partido tuvo algo de emoción por el gol en los minutos finales de Ibra.
El equipo de Rozada ofreció este sábado una imagen muy distinta de la que solía y no fue capaz de meterse en el partido en ninguna fase del juego. No acertó en la presión y tampoco atacó como venía haciendo.
La derrota devuelve a los carbayones a la zona de descenso y corta una racha de cinco encuentros sin perder.
Tuvieron que pasar trece jornadas para que se repitiera una alineación. Las últimas actuaciones del equipo invitaban a ello y sin bajas entre los que ganaron al Girona, Rozada apostó de inicio por los mismos.
Los dos equipos llegaban al partido en la zona baja de la tabla, pero ambos después de ganar en la jornada anterior. Los locales, con la grada enfadada con el jeque Al Thani, pero volcada con el equipo, tuvieron un comienzo prometedor sin dejar salir a los azules de su campo y dispusieron de las primerasa ocasiones antes de los diez munutos, las más claras para Pacheco ySadiku.
El Málaga superaba bien la presión inicial de los azules y llegaba por ambos costados y también por el centro. El equipo azul estaba roto en el centro del campo, con mucha distancia entre las líneas para la presión. Los locales llegaban una y otra vez a la portería de Champagne, pero no estaba acertado en el remate. Las ocasiones se sucedían y además, los azules apenas eran capaces de conservar el balón.
El equipo no tuvo la verticalidad de los partidos anteriores y no pudo correr, además a la hora de combinar, los de Rozada caían una y otra vez en la tela de araña que tejían los de Víctor Sánchez en el centro del campo. Lolo era más libre que mediocentro y despejaba una y otra vez como podía los balones al área y Tejera no acababa de encontrar salida al juego.
El mejor recurso azul venía estando en las alas, pero ayer no era el día. Saúl no encontraba socios y Sangalli no empezó bien y a los 22 minutos dio un susto al tirarse al suelo. El club confirmó que se trataba de una indisposición, pero hubo unos momentos de tensión hasta que el jugador se recuperó ya en el vestuario. Su puesto en la banda derecha fue para Bárcenas que salió frío y tardó en meterse en el encuentro.
Lo único bueno era que el equipo, al menos, no cometía errores en defensa, pese a que el balón casi no salía del área de Champagne, que combinó algunas dudas con aciertos. En un saque de esquina cerrado los locales pidieron un gol que el árbitro, tras pedir la revisión del VAR, no concedió.
Algún balón largo a Ortuño y un par de internadas por la derecha, con un incisivo Nieto, fueron las únicas aproximaciones de los azules, que achicaban agua como podían ante el aluvión andaluz.
El pitido al descanso fue de alivio, ya que el Málaga, por ocasiones hubiera merecido irse por delante al vestuario. Los azules respiraban y lo dejaban todo para la segunda parte, que empezó con cambio de sistema.
Málaga
Munir; Cifuentes, Luis Hernández, Lombán, Mikel; Keidi Bare, Adrián, Renato Santos, Pacheco (Juanpi, min.66); Antoñín (Hicham, min.73) y Sadiku (Lorenzo González, min.90+1).
2
-
1
Real Oviedo
Champagne; Nieto (Ibra, min.78), Carlos Hernández, Christian Fernández, Mossa; Lolo, Tejera; Sangalli (Bárcenas, min.23), Borja Sánchez (Joselu, min.70), Saúl Berjón; y Ortuño.
goles 1-0, min.54: Antoñín; 2-0, min.62: Adrián de penalti; 2-1, min.83: Ibra
árbitro Galech Apezteguía, del Comité Navarro. Mostró tarjetas amarillas a Keidi Baré, Renato Santos, Sadiku, Mikel, Antoñín, Munir y Lorenzo González y expulsó a Víctor Sánchez por protestar, por parte de los locales, y a los visitantes Nieto, Mossa y Lolo en dos ocasiones por lo que fue expulsado en el 90+6.
incidencias Tarde agradable, con terreno de juego en buenas condiciones. Adrián González y Saúl fueron los capitanes.
Rozada apostó por un 4-1-4-1 en el inicio de la segunda mitad, con Lolo por delante de la defensa y Tejera y Borja como mediocentros.
Las primeras sensaciones fueron que el equipo cortaba la hemorragia y dificultaba mucho la salida del balón . Sin embargo, tras todo lo perdonado antes, en la primera aproximación Antoñín se deshizo de Carlos Hernández y batió a Champagne. La cosa empeoró poco después cuando el árbitro sancionó con penalti un derribo de Nieto sobre Antoñín que Adrián transformó.
Todo lo que había fallado el conjunto local en la primera mitad lo acertó en el inicio de la segunda, cuando necesitó mucho menos para ponerse claramente por delante en el marcador y encarrilar el partido.
A la desesperada, con tres delanteros en el campo, Ortuño, Joselu e Ibra, con Bárcenas de lateral derecho, el equipo azul buscaba meterse en el partido. El juego no le daba para ello, pero tuvo la fortuna de encontrarse con un regalo. El portero local no atrapó un balón, e Ibra, muy atento, de espuela, le robó la cartera para marcar el gol que ponía algo de emoción a los minutos finales del encuentro.
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