R. J. GARCÍA
OVIEDO.
Martes, 25 de mayo 2021, 03:03
Pocas veces un ausente estuvo tan presente en un partido como en el de ayer en el Carlos Tartiere. La cabeza del oviedismo se centró en el recuerdo de Francesc Arnau, fallecido el pasado sábado. El dolor se notó en el ambiente y ... convirtió en un mero trámite lo que ocurrió en los noventa minutos de juego.
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La tristeza se sintió en el ambiente y pronto quedó patente que para los jugadores resultaba difícil afrontar un partido bajo esas circunstancias. Ni la celebración del gol fue efusiva, ni al final del partido permanecieron mucho tiempo en el campo. Es más, la sensación fue la de querer que todo se acabara cuanto antes.
El emotivo minuto de silencio que guardaron los protagonistas antes del encuentro fue el preludio de un encuentro en el que los jugadores querían brindar una victoria al que fue director deportivo, pero no se pudo. En buena medida porque siempre dio la sensación que les costaba meterse en el partido después de la dureza de lo vivido en las últimas horas por parte de todos los componentes del club.
En el vídeomarcador, una imagen de Arnau y una camiseta con ese número '1' que en tantas ocasiones lució el catalán. En varios momentos del encuentro se pudo observar esa imagen en blanco y negro. También el club tuvo otro recuerdo especial, ya que depositó un ramo de flores en uno de los palcos vips del estadio. Concretamente, el que habitualmente el director deportivo solía seguir los partidos del equipo desde su llegada al club ovetense en noviembre de 2019.
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Las ganas del equipo de homenajear a Arnau quedaron especialmente patentes cuanto Tejera marcó el gol azul a los cuatro minutos. Un buen gol del centrocampista catalán que dirigió la mirada y sus brazos al en un claro gesto de dedicatoria al exportero de Barcelona y Málaga.
Pero no fue lo único ya que estaba preparada otra celebración especial, con todos los jugadores dirigiéndose al fondo, donde uno de los recogepelotas tenía un par de guantes de portero que le entregó al capitán y goleador para que, junto al resto de compañeros, tuvieran un último recuerdo al catalán.
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Las últimas horas fueron de una importante carga emocional para todo el equipo. El sábado se suspendió el entrenamiento, mientras que en el de ayer se guardó un minuto de silencio y por la tarde hubo un homenaje íntimo en el Carlos Tartiere.
Al equipo le falta ahora un encuentro, el sábado ante el Tenerife, que ya era intrascendente por que ninguno de los dos equipos se juega nada. En el caso de los azules, volverá a ser un duro trago antes de poner el punto final a una temporada en la que lo deportivo ha pasado a un segundo plano.
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