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RAMÓN JULIO GARCÍA
OVIEDO.
Martes, 11 de octubre 2022
La imagen del Real Oviedo en La Romareda se acercó a la que quiere el entrenador, sobre todo, en la segunda mitad, cuando el equipo logró empatar y generó ocasiones para poder llevarse el encuentro. La clave para la reacción estuvo en la valentía y ... la velocidad que el equipo exhibió algo que, hasta el domingo, solo se había visto en momentos puntuales.
El partido ante el Zaragoza empezó como una continuación de la contundente derrota ante el Cartagena, ya que a los tres minutos el equipo cometió un error grosero al despistarse en un saque de banda que aprovechó Azón para marcar. Tras unos minutos aturdidos, los azules se recompusieron en la fase final de la primera mitad.
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Sin embargo, la mejor versión de los carbayones llegó en la segunda mitad cuando, además de empatar el encuentro, generaron numerosas ocasiones de gol, las más claras para Borja Bastón, que no acertó en sus intentos de remate.
A la hora de buscar las claves para ese cambio en el equipo, la primera de ellas fue la entrada en el campo del lateral Lucas, en sustitución de David Costas. Eso supuso la vuelta a una defensa de cuatro que, hasta el momento, había dado buenos resultados, con la salvedad del encuentro ante el Cartagena.
El canterano venía siendo titular y ofreciendo buenas actuaciones hasta que fue sustituido por Miguelón en el encuentro de la jornada anterior. Por su parte, David Costas había retornado al once ante el Cartagena, después de estar lesionado desde la pretemporada y evidenció que estaba lejos de su mejor versión.
Ese cambio dio otro aire al equipo que empezó a correr por las bandas y a desbordar a un Zaragoza al que le entraron las dudas y las ocasiones llegaban en centros laterales cada vez con más frecuencia. Las carreras que se pegaron Viti y Betrones por los costados eran más eficientes entonces al tener compañeros que les acompañaban.
Esa verticalidad evitaba uno de los problemas que el equipo había acusado a lo largo de la temporada, que era la poca fluidez en el centro del campo y los recurrentes pases atrás de los medios, algo que daba margen a los rivales para colocarse y evitaba el factor sorpresa.
A medida que el equipo iba ganando metros y era capaz de meter en su campo al Zaragoza llegaba una confianza desconocida hasta ahora. Además, eso se tradujo en valentía para adelantar la presión y, por fin, robar algún balón en el campo contrario y así poder llegar a la portería contraria con más facilidad.
Por todo ello, sin ser un encuentro brillante, el equipo dio un paso adelante y evidenció una mejoría que hizo al entrenador poder ofrecer una rueda de prensa en la que se mostró más satisfecho que hasta ahora, ya que solo frente al Levante el equipo había sido capaz de ofrecer una versión que se parecía a lo que propone el libro de estilo de Bolo.
En la sala de prensa de La Romareda, Bolo pudo mudar el gesto de sus últimas comparecencias y afirmó que «fuimos valientes, presionamos en campo rival y tuvimos llegadas». En su opinión, la mejoría se debe «a esa valentía que en muchos partidos nos está faltando por dudar. Espero que esas dudas se queden atrás».
Ahora, el técnico está en la tarea de hacer ver a los suyos que ese es el camino que les puede llevar a sacar adelante los encuentros y seguir puliendo errores que en los últimos compromisos han costado goles y, sobre todo, ir a remolque en el marcador. Mañana ante el Huesca de Ziganda será la primera oportunidad para comprobar si la mejoría fue puntual o llega para quedarse y el equipo empieza a remontar.
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