Trago amargo con la cabeza alta

La Copa el Rey tiene un regusto amargo para el Real Oviedo, ya que cayó eliminado ante el Atlético de Madrid, pero lo hizo con la cabeza alta, plantando cara y con ocasiones, en una fiesta del fútbol, con 27.303 aficionados en la grada.

Los ovetenses empezaron bien, pero fallaron sus ocasiones, mientras que los colchoneros impusieron su pegada y acertaron antes. La imagen de los ovetenses fue la habitual de equipo sólido y trabajador.

En el debut del argentino Leo Sequeira con la camiseta azul destacaron canteranos como Jimmy, Mangel, Lucas y, sobre todo el extremo Viti.

La apuesta de Álvaro Cervera fue la habitual de la Copa del Rey, ya que el equipo solo presentó dos cambios en relación con el encuentro ante el Granada. La entrada de Rodri Tarín por Oier Luengo y la de Hugo Rama por el lesionado Borja Sánchez, fueron las únicas novedades. Por su parte, Simeone optó por la primera unidad rojiblanca para evitar correr riesgos.

En los cinco primeros minutos los ovetenses dispusieron de una oportunidad clara y un par de saques de esquina. Una puesta en escena que dejaba claro a los madrileños que no se podían relajar. La oportunidad fue en un robo de Viti, tras una buena presión, lo que era una declaración de intenciones.

Los colchoneros eran menos intensos, pero por calidad necesitaban poco para acercarse a la portería de Tomeu Nadal, que pronto empezó a tener algunos problemas. Un disparo de Morata y otros dos de Marcos Llorente y Carrasco avisaban del inminente peligro.

El conjunto ovetense era el mismo de la liga, sometiendo al rival a una fuerte presión y dejándole el balón lo más lejos posible del área propia. El trabajo empezaba en Obeng y Koba y el resto no daban tregua para intentar que los visitantes avanzaran cómodos. Luego, en caso de robo la velocidad de Viti y Bretones eran dos de las principales armas de los ovetenses que lograron tener un par de ocasiones. La más clara en un remate de Obeng por encima del larguero, tras una buena internada de Viti por la banda derecha.

En el centro del campo los azules sujetaban bien a los colchoneros, que únicamente eran capaces de sorprender cuando el balón llegaba a Griezmann, que eran pocas veces. Mangel y Jimmy soltaban pronto el balón.

El partido estaba igualado en juego, pero lo desequilibró la calidad de los visitantes. Un pase de Griezmann dejó solo a Marcos Llorente delante de Tomeu Nadal, al que superó tocando el balón por arriba.

El golpe no restó ímpetu a los ovetenses y relajó algo más a los madrileños que habían demostrado que si aceleraban podían hacer mucho daño. El tramo final del primer tiempo volvió a ser de dominio local, pero nuevamente sin pegada. Las ocasiones seguían llegando, pero faltaba acierto en el remate. Las mejores estuvieron en los pies de Obeng, que no tuvo puntería, pero derrochó esfuerzo y fue una pesadilla para la defensa de los rojiblancos.

En el descanso Álvaro Cervera realizó el primer cambio del encuentro, dando entrada en el campo a Borja Bastón, por Koba Lein, para acompañar a Obeng en el ataque. En el primer balón que tocó disparó ajustado al palo, pero desviado.

El Atlético de Madrid dio la sensación de salir dispuestos a evitar riesgos y buescar el segundo gol para sentenciar el encuentro. El paso al frente no se traducía en oportunidades, pero alejaba a los ovetenses de su campo.

Los azules, al tener más buscaban meter balones al área. Una de las pesadillas para la defensa madrileña era Viti, que robó varios balones peligrosos y fue capaz de sacar algún centro peligroso.

El partido iba poco a poco cayendo en la monotonía y Álvaro Cervera trató de reactivarlo con un par de cambios. El técnico hizo debutar al argentino Leo Sequeira, que entró por Obeng para situarse como segundo delantero. Sangalli reemplazó a Hugo Rama en la banda derecha del centro del campo. Luego Bretones pidió el cambio y entró Oier Luengo. El equipo tuvo que rehacer la defensa, con Lucas en la izquierda y Tarín de lateral derecho.

El partido iba por una senda de tranquilidad, hasta que a falta de diez minutos los azules se desmelenaron y buscaron el empate asumiendo riesgos. Viti era un puñal y además, robaba una y otra vez en el centro del campo, para iniciar los contraataques azules. Sin embargo, el que aprovechó el ida y vuelta del encuentro fue el conjunto colchonero que marcó el segundo en una buena jugada colectiva que culminó Pablo Barrio con un disparo cruzado entre las piernas de Tomeu Nadal.

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