MARÍA SUÁREZ
OVIEDO.
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 01:13
El Carlos Tartiere será a las ocho de esta noche el escenario del Real Oviedo-Deportivo Alavés de Copa de la Reina, y el objetivo del club azul es que, más pronto que tarde, eso deje de ser noticia. El Tartiere, desde sus entrañas ... hasta la última fila de sus gradas, es también la casa de las futbolistas de Álex Rodríguez, y así lo ha hecho saber desde el primer día el presidente del Oviedo, Martín Peláez. Lo sabe bien Isabel Peláez, pieza clave de la directiva que encabeza José Moro. «Tradicionalmente, el fútbol femenino siempre ha tenido que pedir y rogar, y Pachuca es un concepto totalmente distinto. Martín es quien nos dice 'vamos a hacer esto, adelante, hay que luchar por el femenino'. Se están portando de maravilla y su implicación es tal que en solo unos meses han pasado cosas que no ocurrieron en años», ilustra la responsable azul.
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Quien habla es también una de esas mujeres que, cogiendo la mochila de su hija al hombro, ha recorrido infinidad de pistas y campos. Lo hace desde que Isina -capitana y emblema del equipo- tenía tres años, y lo sigue haciendo ahora que las deportistas oviedistas como su hija van ocupando el lugar que merecen. «Todavía queda mucho, y lo sabemos, pero la evolución ha sido grande. Cuando empecé con Isina, hace 23 años, no imaginaba que íbamos a acabar así. De hecho, muchas tuvieron que dejarlo, pero aquí estamos y esto sigue yendo para arriba», comenta la madre de la futbolista azul, que lleva trece años vistiendo la misma camiseta.
Con los ojos bien abiertos la escucha Lucía Béjar. Tiene 12 años y juega en el Infantil B, pero su madurez es impropia de su edad. «Me recuerda mucho a Isina», reconoce Isabel. La atacante, pese a su juventud, sabe también lo que es la brecha de género y no porqué se lo hayan contado. «Jugaba en el equipo del colegio y estuve a punto de dejarlo porque la gente me decía que no podía jugar al fútbol siendo chica. El Oviedo apareció justo a tiempo para evitar que dejase de hacer lo que tanto me gustaba. Ahora lo pienso y a cualquier niña que se viese en esa misma situación le diría que no se rendiese: siempre hay alguna opción, y si algo te gusta no pueden lograr que lo dejes», apostilla la oviedista.
Con los ojos bien abiertos, empapándose de cada detalle y respirando cada paso que da en las entrañas del Tartiere, Lucía es la que más disfruta. «¿Te imaginas, Lucía? Con lo que ellas están logrando ahora, quizá tú mañana puedas jugar aquí cada fin de semana», comenta Isabel, intercambiando confidencias con la más joven del grupo.
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Lucía sonríe solo con imaginarlo y pone a las mayores de ejemplo «por cómo trabajan y cómo se esfuerzan para cubrirse unas a otras en el campo». «Es emocionante para mí poder verlas jugando aquí, sobre todo porque todavía no está normalizado del todo. Si uno compara verá que hay mucha desigualdad, pero el sueño del fútbol es común para chicos y chicas, y en un futuro ya nos veo aquí», responde la pequeña futbolista azul.
No está sola. Le acompañan por la grada Sara y Rebeca. Sara Ezquerro camina con el poso que dan la experiencia y su serenidad bajo palos. Su carrera es ya dilatada y escucha con media sonrisa a Lucía, rememorando quizá sus propias vivencias a esa edad. Se pondrá los guantes hoy para medirse a las 'gloriosas', pero para ella no es la primera vez en un escenario así: defendió la portería del Tacón, también en la Copa de la Reina, ante todo un Athletic y en San Mamés. «Perdimos, pero estará siempre entre mis mejores recuerdos. La impresión y el hormigueo es muy diferente al de otro escenario. No es lo mismo salir a un campo más pequeño, con la gente de siempre alrededor, que hacerlo en un campo como San Mamés o el Tartiere. Todas las generaciones van abriendo camino: si nosotras ya vivimos cosas que no imaginamos cuando empezamos, quién sabe lo que veremos de aquí a cinco años», comenta, esperanzada, porque las niñas de ahora «se levantan cada día sabiendo que, si tienen suerte y trabajan mucho, podrán ser futbolistas».
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La madrileña sabe que son ellas las que tienen que seguir haciendo camino, pero también que «sin el paso al frente del resto de estamentos, no se crece de verdad». Quien ha crecido y sigue creciendo dentro del club es Rebeca. Esta canterana vivió desde fuera la primera vez del Oviedo en el Tartiere -hace dos años y en Liga-, pero ahora se imagina viviéndolo en primera persona. «Ojalá tenga la suerte de ir convocada, sería un premio increíble porque aún me sigue flipando pensar que la gente pueda venir a verme jugar en un campo como este. Yo de niña no tenía referentes en los que mirarme, y ahora hasta mis amigos están pendientes: ¿vas a jugar? ¿a qué hora es? ¿dónde compramos las entradas? Todo cambia», concluye la oviedista. Queda mucho, pero siempre queda un poco menos gracias a todas ellas y a todas esas personas que esta noche las arroparán en el Carlos Tartiere.
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