Secciones
Servicios
Destacamos
Ya no hay quien frene la ilusión del oviedismo. La victoria en Ipurúa y la forma de conseguirla ha desatado la locura en la capital y en toda la Asturias oviedista. Da igual el tiempo que haya que estar en la cola para conseguir una entrada. «Merece la pena» es la frase que se repetía ayer de forma machacona mientras se hacía tiempo comentando el partido ante el Eibar en las inmediaciones de las taquillas del Carlos Tartiere. La media de espera estuvo toda la jornada por encima de las dos horas y media, pero todo vale si se trata de apoyar en el regreso a Primera 23 años después.
Fernando Campal es natural de Pola de Siero y aprovechó su día de descanso en el trabajo para acercarse al Tartiere en busca de su entrada para el partido del sábado. Se coloca el último en la fila y mira su reloj para hacer un cálculo de lo que le espera hasta poder conseguir su entrada. «Después de 23 años ya toca volver, el ambiente lo merece y hay que estar todos juntos para subir a Primera», reflexiona, mientras consulta los mensajes que le llegan a su móvil.
Noticia relacionada
A la hora en la que se produce la espera, aún no se conoce el nombre del rival pero tampoco parece preocuparle en exceso porque espera dos asaltos «difíciles, sea contra quien sea». Pero Campal tiene un mensaje que suena mucho en los últimos tiempos entre los seguidores azules y es que «las finales no se juegan, se ganan».
Un poco más adelante en la cola está Luis del Valle, natural de Oviedo. Su veteranía como seguidor la acredita la camiseta editada por Symmachiarii en 2003 que lucía en su espalda el lema legendario de 'Yo no abandoné al Oviedo en Tercera'. 21 años después, tiene más vigencia que nunca. Su único disgusto llega por la gestión en el despacho de entradas. «La organización es mala, en la primera eliminatoria ya estuvimos cinco horas y ahora están las oficinas cerradas», explica. Hecha esta matización, Del Valle saca su vena más positiva. «Ahora, ya soy más optimista, antes no lo tenía claro, pero ahora a ver si subimos», comenta.
El hecho de que las taquillas de las oficinas del club en el propio estadio Carlos Tartiere estuviesen cerradas provocó un lamento generalizado entre los seguidores, que se quejaban que únicamente hubiese abiertas dos ventanillas para despachar entradas. Esto ralentizaba la venta de localidades, ya que eran muchos los que aprovechaban la cola para adquirir la propia y la de más compañeros de grada.
La ovetense Sandra González apenas tenía un año la última vez que el Oviedo jugó en Primera. Ella también fue de las que hizo cinco horas y media de cola para comprar su entrada en las semifinales y ayer ya llevaba dos esperando. «No es justo que tenga ventaja la gente que puede comprar 'online'», se quejaba. «Pusieron a la venta las entradas de acompañante sin que hubiese opción de comprarlas en la taquilla y sin saber quién iba a ser el rival, eso no me parece que esté bien», añadía. Aunque pueda doler el quedarse sin esa opción, lo que no va cambiar es su deseo. «Espero que el Oviedo gane, la esperanza no hay que perderla», afirmaba.
Dese Pola de Laviana llegó al Tartiere Jesús Ángel Prieto, 'Penón'. «Llevo como una hora y todavía me queda otro tanto o más», comentaba, pero cualquier sacrificio que exija estar con el Oviedo es bien encajado por un peñista histórico que fue de los destacados colaboradores del club en los años del barro. «Con el Oviedo soy optimista siempre y este año pienso celebrar el ascenso en El Molinón y eso que siempre digo que yo allí no voy», comenta. En el partido del miércoles hubo mucha felicidad, pero también tensión. «¡Sufrimos mucho, va a darme algo!», recuerda.
Guillermo Alonso ponía la dosis de experiencia entre los oviedistas que esperaban su entrada. «Son 50 años de socio y otros 20 más siguiendo al equipo, a ver si subimos de esta porque sería maravilloso», deseó en voz alta. Fijo también en los partidos del barro, Alonso no pudo con la tensión del miércoles. «Lo escuché por la radio porque estoy más tranquilo que viéndolo por la tele», dice. En su cabeza sólo está poder celebrar el que sería su cuarto ascenso a Primera, a los que hay que sumar los dos desde Tercera y el de 2015 en Cádiz a Segunda División.
Justo detrás de él, estaba la ovetense Lucía Fernández que reconoció haberlo pasado «muy mal» durante el encuentro de Ipurúa y que quiere hacer un canto a la ilusión por algunos motivos concretos. «Soy muy optimista, el equipo nos hace creer a todos y desde que vino Cazorla nos dio suerte», asegura.
A Luis Alberto González apenas le quedaban dos compañeros de grada por delante para obtener su entrada. Él, que en su juventud jugó al fútbol en Tercera División, cree que es el año del Oviedo. «Hay mucho optimismo, hicimos lo más difícil y no podemos fallar ahora», comenta. «El 'míster' está muy centrado y los cambios dan mucho y eso nos diferencia del resto», analiza.
Para Pedro Soto la espera se había acabado y abandonaba el Tartiere con sus entradas a buen recaudo. «Estuve dos horas y media, pero merece la pena», aseguró este ovetense que era un fijo en el fondo del viejo Tartiere a finales de los 80 y en la década de los 90. Ahora quiere revivir esos años dorados. «Ganamos fijo, es el equipo que más confianza me da desde hace muchísimos años, además Carrión es un máquina y los jugadores están muy comprometidos», explica.
Todos tienen la misma ilusión y el mismo sueño, volver a ver a su Oviedo en Primera y nunca han estado tan cerca como ahora en las dos últimas décadas.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.