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Santi Cazorla siempre tuvo un hueco reservado en el corazón del oviedismo, pero desde ayer ya es eterno en el Carlos Tartiere. El palco presidencial del municipal ovetense quedó bautizado con su nombre y la ovación de estadio demostró que nadie olvidará jamás el gesto que tuvo de regresar para ayudar en el sueño de regresar a Primera División.
El acto fue tan sencillo como es el propio protagonista es en su vida diaria. Jesús Martínez y Martin Peláez encabezaban la representación oficial del club en el centro del campo. Una vez finalizado el calentamiento del equipo el 8 accionó un dispositivo que iluminó el frontal del palco de autoridades mientras él era abrazado a pie de campo y sus compañeros asistían como testigos de excepción. Pase lo que pase en la temporada y decida lo que decida Cazorla todo habrá valido la pena para el Oviedo y también para el fútbol por la lección de sentimiento en un mundo mercantilizado hasta el extremo.
La noche aún tenía reservado otro episodio emocionante para el capitán. En un día en el que el equipo no era capaz de generar muchas ocasiones de gol, el baló parado ganaba terreno. Cuando Óscar Plano cometió un penalti por unas manos, todas las miradas se giraron a Cazorla. Él cogió el balín uy esperó pacientemente a que el VAR ratificase la decisión de Pérez Hernández y cuando tuvo que ejecutar recordó a aquel joven sin miedo que convirtió una pena máxima frente a Italia en la Eurocopa de 2008. No falló. Engañó a Dituro y su frito de rabia era el de aquel que sabe que cumplía otro sueño como fue marcar ante su gente, en su casa.El ambiente en un partido como el jugado ayer tenía que haber sido muy superior, pero un viernes a las 20.30 horas ya fue un éxito reunir a 18.750 espectadores. El recibimiento organizado para el equipo no pudo llegar a los vividos en ocasiones anteriores, pero empezaron a demostrar que están dispuestos a poner lo que esté en sus manos para seguir vivos en la lucha por el sueño de ascender. Los próximos encuentros en casa se antojan fundamentales para seguir en la pelea y el oviedismo ya ha dado muestras más que suficientes de su compromiso a lo largo de los años.
Hubo también tiempo para el recuerdo al padre de Gabriela Murguia, esposa de Jesús Martínez y se guardó un minuto de silencio antes de arrancar el encuentro y que sirvió de agradecimiento a todo el Grupo Pachuca.
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Alberto Arce | Oviedo, Isabel Gómez | Gijón, Natalia Vivar | Gijón, Alberto Arce, Isabel Gómez, Natalia Vivar, Samantha Acosta y Víctor Coto
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