MARÍA SUÁREZ
OVIEDO.
Jueves, 16 de febrero 2023, 01:30
El Álvaro Cervera que compareció ayer ante los medios para hablar del partido ante el Cartagena (viernes, 21 horas) fue igual de franco que siempre y realista como nunca antes. El técnico no se anduvo con rodeos tras las dos últimas derrotas cosechadas en el ... Carlos Tartiere y recalcó que el objetivo que debe plantearse como entrenador del Real Oviedo pasa por los 50 puntos, que, a priori, van a asegurar la permanencia en la categoría. «Lo que hay que hacer es salvar a este equipo y prepararlo para que el año que viene sea mejor y pueda aspirar a algo más de lo que parece que aspiramos esta temporada», afirmó el titular del banquillo del Real Oviedo, que calificó el salvar al equipo como «lo fundamental» a estas alturas de temporada.
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Cervera argumentó su postura, una que siempre había dejado latente, pero que nunca había mostrado con tanta rotundidad, y puso como ejemplo para defenderla algo que lleva toda la temporada sobre la mesa: la incapacidad de los oviedistas para aprovechar las oportunidades que se le han presentado de cara a asaltar la zona alta de la tabla. «Cuando vine aquí me encomendaron una misión clara por parte del club, lo que pasa que luego ves el equipo que se forma y las posibilidades que tienes, y te haces ilusiones. Sin embargo, lo cierto es que, siempre que hemos tenido opción de mirar hacia arriba, hemos fallado en el resultado. Es triste, porque no necesariamente se ha fallado en el juego, pero en el resultado sí», destacó el ecuatoguineano ayer, reflexionando en voz alta sobre la trayectoria reciente de los suyos.
De hecho, reconoció que, si algo le sigue escociendo no es tanto el 0-1 contra el Villarreal, sino la derrota, por ese mismo resultado, ante un Burgos que no fue mejor que los oviedistas. «La que no me deja dormir es esa, porque no fueron mejores. Solo que acabó ganando el que menos errores cometió. Los partidos que se juegan bien hay que ganarlos y los que no, no hay que perderlos. Nosotros jugamos mal y perdimos. Dimos sensación de equipo que pierde el norte y eso no somos nosotros», lamentó el oviedista.
El míster también habló sobre cómo ha gestionado en las últimas horas la expulsión por protestar de Enrich, baja que se fraguó en solo unos segundos tras ver dos amarillas seguidas y que deja al conjunto azul con un solo delantero disponible de cara a Cartagena. «Se acercó a mí hoy al salir a entrenar. Sabe que cometió un error y, si fuese un jugador reincidente, había que tomar decisiones. Yo al menos las tomaría en lo deportivo. No lo es, es un error puntual y así me lo voy a tomar», explicó. «Pero claro que es grave y lo sabe. Si vuelve a pasar, tengo claro qué postura tomaría al respecto», dijo el propio entrenador.
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Tras ese choque, en el que con diez hombres por detrás del balón los mecanismos del Oviedo «no eran los más apropiados», llega ahora una visita a Cartagena que a Cervera se le antoja «complicada de prever». «Son dinámicos y eso los hace difíciles de manejar porque tienen muchas alternativas diferentes y es complicado saber qué es lo que van a hacer cuando te enfrentas a ellos. Vienen de ganar al Eibar 0-3 y son peligrosos, es un partido complicado», advirtió Cervera, que tiene a uno de sus exfutbolistas, Miguelón, en las filas del conjunto cartagenero.
Lo que sigue siendo un verdadero quebradero de cabeza para el oviedista son las lesiones. El último en caer ha sido un Carlos Pomares que no está teniendo suerte esta temporada y que sigue acumulando recaídas de la manera más infortunada. Fue el propio Cervera el que confirmó ayer su rotura de fibras en la parte posterior de la pierna, lesión que se produjo en el entrenamiento de activación de los suplentes tras el partido ante el Burgos.
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Y fue Cervera también el que, además de confirmar el diagnóstico, quiso romper una lanza en favor de su futbolista. «Está fastidiado y cabizbajo. Carlos es muy buen profesional. Así como otros son buenos chicos -pero más dispersos-, él es de los que se cuida mucho. Te lo encuentras en el gimnasio antes y después de cada sesión. Le están pasando cosas que normalmente no le ocurrían, como a todos. Está fastidiado porque una rotura son dos o tres semanas parado más luego el tiempo que requiere volver al nivel del resto», concluyó un Cervera ligeramente apagado.
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