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Iván Ania celebra uno de los goles anotados en la ida en el Carlos Tartiere. E. C.
Otra final para el Oviedo en Gran Canaria

Otra final para el Oviedo en Gran Canaria

El club carbayón ya sabe lo que es ganar una final en Las Palmas: fue hace 24 años y los de Tabárez evitaron entonces el descenso a Segunda

MARÍA SUÁREZ

OVIEDO.

Jueves, 19 de mayo 2022, 01:13

El Real Oviedo vive su momento más ilusionante de los últimos siete años en este final de temporada: en las dos últimas décadas, el club carbayón nunca ha estado más cerca de volver a Primera División de lo que está ahora, con Cuco Ziganda a los mandos del conjunto azul.

La afición empuja no solo con fe, sino también con convicción, a un equipo que va Las Palmas con argumentos más que de sobra para seguir dependiendo de sí mismo en la lucha por el play off. Ganar, e incluso empatar, pondría la promoción al alcance de la mano en el último partido de liga, ante el Ibiza y con el Carlos Tartiere detrás.

Esa antesala del play off va a vivirse en el estadio de Gran Canaria, donde Las Palmas quemará su bala para colarse entre los seis primeros ante los azules. Un partido, con halo de final, que no es la primera vez que se juega. La casualidad ha querido que este fin de semana se cumplan 24 años de aquella promoción de descenso de 1998 que los azules tuvieron que dirimir en la isla. Lo hacían dirigidos por el mítico Óscar Tabárez, con jugadores como Duvobsky, Iván Ania, Paulo Bento y Dely Valdés en sus filas, y contra una UD Las Palmas que, al contrario que los azules, se jugaba el ascenso a Primera.

«El partido de ida fue casi perfecto, pero luego se complicó: si nos llegan a levantar la eliminatoria no podemos volver a Oviedo»

El resultado en el viejo Tartiere jugaba a favor de los azules y auguraba una vuelta tranquila: 3-0. Sin embargo, ni adelantarse en el marcador al poco de arrancar el partido en el Insular sirvió para tener una eliminatoria sin sobresaltos. «El partido de ida fue una fiesta, salió casi perfecto: nadie quería cruzarse con aquel rival, pero nosotros íbamos a su estadio, con toda la presión que eso conllevaba, con un resultado muy favorable», recuerda Joyce Moreno, titular en el centro de la defensa carbayona en ambos partidos.

El ambiente de final había empezado ya la noche antes, con las charangas, trompetas y bombos de los aficionados locales 'amenizando' la noche a la plantilla azul a las puertas de su hotel. «Luego el ambiente del Insular fue muy fuerte, pero era lo normal en partidos así», apostilla Rivas. Tal fue así, que del 0-1 marcado por Gamboa que silenció a todo el estadio, se pasó a un 3-1 a veinte minutos del final que hizo corear su famoso «¡pío, pio!» a toda la afición canaria. «Si nos llegan a levantar esa eliminatoria no podemos volver a Asturias, y con razón», reconoce Moreno, poniendo en valor también la capacidad de sufrimiento que mostró durante toda la temporada aquel Oviedo. También en ese último partido.

Rivas tiene claro que esta temporada el Oviedo que llega a Las Palmas es «un equipo muy estable». «Nos favorecen dos de los tres resultados que se pueden dar, y hay que llevar la misma línea que nos ha traído hasta aquí: confiar en tus propias posibilidades y saber qué tienes qué hacer para ganar», relata el ex jugador azul. Moreno coincide con su ex compañero de vestuario, y es que el panameño tiene claro que el de este sábado es «el partido que todo futbolista querría jugar». «Y también el que todo carbayón quiere que su equipo dispute», apostilla al tiempo que reconoce que «las islas nunca son fáciles» pero que la clave está «en mantener la confianza en el equipo».

Rivas no teme a la ilusión que despierta este Oviedo, y aboga por tirar de orgullo después del trabajo realizado. «Hay que disfrutar, aceptar el escenario tal y cómo es, y afrontar la importancia que tiene el partido. Este equipo tiene hechuras para hacer todo eso: no será fácil, pero debe encarar el partido con tranquilidad», aseveró el responsable de El Requexón.

El ciudadrrealeño sabe bien lo que es sufrir un duelo de esta entidad como suplente, y es que él vivió dicha final del 98 desde el banquillo del Insular. Para el oviedista cada jugador que salga este sábado a aportar en la segunda mitad será más importante si cabe de lo que lo eran entonces los tres efectivos que podían saltar al campo desde el banco. «A día de hoy esos cinco cambios a disposición de un técnico son fundamentales, no se juegan partidos de once contra once: esta final la juegan equipos de dieciséis y quienes salgan desde el banquillo pueden ser trascendentales», advirtió Rivas, consciente de que el Oviedo tiene a su afición cerca aunque juegue lejos y, también una segunda unidad envidiada por muchos.

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