Mateo, junto a Rama, tras el partido de Copa. E. C.

Detalles que valen su peso en oro

Reyes Magos todo el año. Si algo aviva la ilusión por el equipo, más allá de los puntos, es la forma en la que sus jugadores miman los anhelos de los más pequeños

MARÍA SUÁREZ

Lunes, 2 de enero 2023, 00:57

Aunque en estas fechas los protagonistas debieran ser quienes se encargan de procurar regalos a los más pequeños, lo cierto es que no en todos los sitios es del todo así. Melchor, Gaspar y Baltasar -como ya le ocurrió a Papá Noel- están cansados de ... leer los nombres de futbolistas en las cartas que les escriben los más pequeños. Son, en parte, sus modelos a seguir, y no solo por cómo juegan sino también por cómo son en las distancias cortas. Cada año natural se cierra con alguna despedida, también en lo deportivo, pero jugadores sumamente cercanos y dispuestos como Linares, Ibra, Mossa o Pombo siempre acaban encontrando alguien que les coja el relevo. Y es que no es sencillo jugar en el Real Oviedo y mostrarse ajeno al cariño y la pasión que se despiertan por ello entre su gente. Y no solo entre los más pequeños.

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Marina, con su camiseta de Tomeu Nadal. m. s.

Hugo 'Rey Mago' Rama

Lo sabe bien Clara, que desde el pasado partido de Copa ante el Granada, mira con mayor admiración aún a Hugo Rama. No le hizo falta hablar con él, solo ver en primera fila como el gallego hacía enormemente feliz a su hijo Mateo. «Al final de los partidos siempre bajo a la esquina del córner a aplaudir a los jugadores, a ver si con suerte se acerca alguno. Aquel día todos se fueron al vestuario menos Rama, que estuvo allí haciéndose fotos con todos nosotros», cuenta este pequeño oviedista, de 9 años y socio desde este año después de que sus primos de Cornellana le regalaran su primer abono.

Mateo se fue a casa contentísimo y no dejó de hablar de ello a sus amigos. «Tuvimos que esperar porque éramos muchos, pero incluso se paró a hablar un poco con nosotros», confiesa emocionado, al tiempo que reconoce que antes de eso le parecía «muy difícil poder conocer a un jugador de mi equipo». Que Rama lo haya hecho posible emociona tanto a Mateo como a su madre. «Ya mi abuelo era socio del Oviedo, todos sus hijos, nietos y ahora bisnietos tenemos el corazón azul y para mí el gesto de Hugo es algo maravilloso. Mateo tiene pasión por el fútbol, y ha sido un ejemplo de humanidad. Ahora tiene más ilusión si cabe», añade.

Iván, tras recibir la sorpresa de Braat. m. s.

Martina y Tomeu

Ese mismo sentimiento lo tiene Rosmi, la madre de Martina, para con Tomeu Nadal. El manacorí no solo ha respondido a las expectativas de la joven portera, que empezó jugando en La Fresneda antes de recibir la llamada del femenino azul, sino que las ha superado con creces. «Llevó una pancarta pidiéndole intercambiar los guantes a Ponferrada, pero más como anécdota que como posibilidad. A la salida, se acercó a Martina y no solo le dio sus guantes, sino que le pidió los suyos y la pancarta. Ella pensaba que no los querría para nada y ese día se convirtió en inolvidable para ella», cuenta su madre.

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A Papá Noel le pidió la camiseta del balear, pero eso no siempre es fácil. En ese mismo partido de Copa en el que Hugo hizo tan feliz a Mateo, Tomeu se adelantó a Papá Noel cuando la pequeña menos lo esperaba. «Le hizo otra pancarta para que le firmara su camiseta del Oviedo -pedirle la suya le parecía demasiado-. Él volvió a aparecer a la salida pero para sorprenderla dándole la suya propia. Esa noche durmió abrazada a ella», ilustran los padres de la portera del alevín, cuyo oviedismo le viene en la sangre. «Como padres estamos orgullosos de que su referente no solo destaque como profesional sino también por una calidad humana y unos valores que están por encima de lo deportivo», concluyen ambos.

La sorpresa de Braat

Toñi, abuela de Iván, todavía sigue sorprendida porque esos mismos valores picaran a la ventanilla de su coche en el último entrenamiento del año. Decenas de niños y niñas se hicieron fotos con sus ídolos ese día y su nieto, portero del Covadonga, no fue menos. «Le hizo una cartulina a Braat en la que le decía que era el mejor portero y que le admiraba porque él también lo era», cuenta ella. «Me preguntó que si podía quedársela, le dije que sí y me dio las gracias», añade el nieto.

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Lo que sorprendió a ambos fue lo que ocurrió luego, cuando el meta francés volvió corriendo del vestuario para buscarlos y hacerles entrega de unos guantes nuevos y darle de nuevo las gracias por su apoyo. «Cuando le vi venir corriendo y picar en la ventana del coche quedé alucinada. No vi detalle como este nunca», comenta Toñi, mientras Iván seguía aún sorprendido, mirando sus guantes con el nombre de Quentin grabado.

'Marina de Mallorca'

Ese destello de ilusión que dura minutos, incluso segundos, pero se recuerda para toda la vida, lo vivió también Marina. O, mejor dicho, 'Marina de Mallorca', que es como ya la conocen todos en el vestuario azul. «Llevaba semanas sabiendo que iríamos a Asturias, y quería ir a un entrenamiento para conocer a sus ídolos, Borja Bastón y Borja Sánchez. La primera sorpresa llegó nada más bajarse del coche, cuando Bastón vino a hacerse una foto con ella y empezó a enseñarla con orgullo», comenta Sergio, su padre, natural de Llanera. Tanto le gusta el pichichi azul que Marina no entiende que si a la Selección han de ir los mejores, no vaya el '9' oviedista. «Está decepcionada con eso, porque para ella él es el mejor del mundo», confiesa, muy en serio, su padre.

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El responsable de prensa del club, Jaime Bulnes, se la llevó a la entrada del campo y allí, uno por uno, todos se paraban a saludar a Marina. «Entonces llegó Borja Sánchez, que la cogió de las manos y se puso a hablar con ella como si la conociera de toda la vida. No podía estar más contenta, dice que fue uno de los mejores días de su vida», recuerda. Incluso Cervera, siempre concentrado, se acercó a la grada luego para hacerse una foto con ella al saber que venía desde Mallorca.

«Salió de allí con un ídolo nuevo, Tomeu, que le preguntó dónde vivía y Marina no se podía creer que él supiera dónde era. Tantos nervios tenía que se olvidó de hacerse foto con él», comenta su padre, que ya tiene próximo deseo que cumplir: foto de equipo en el Tartiere. «Para ella ser del Oviedo es compartir afición con su padre y también con su familia, a la que busca entre el público cuando enfocan la grada. Va orgullosa a clase con su camiseta del Oviedo cuando sus amistades las que llevan son las de Mallorca, Barça o Madrid», comenta, orgulloso un Sergio al que su padre llevó de niño a conocer a su ídolo Carlos Muñoz. «Ese recuerdo nunca se borrará de mi cabeza, como imagino que nunca lo hará el de Marina», desea en voz alta su padre.

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También Iris, que comparte nombre con su peña en Posada de Llanera, sabe que lo es llevarse el cariño de vuelta. Ya le pasó con Pombo y de nuevo Rama, ante el Leganés volvió a hacerle sentir «esa mezcla de nervios y felicidad» tan indescriptible. «Vio la pancarta al sacar un saque de esquina, casi al final del partido, y cuando se iba al vestuario dio la vuelta para dármela. Siempre con esa sonrisa», recuerda la joven carbayona.

Si los sueños son las semillas de la realidad, la cosecha de oviedismo está asegurada, un año más y acabe como acabe este 2023.

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