Soler, el jugador del Real Avilés obligado a jugar con casco: «Da mucho calor»

El 26 de enero de 2025 no fue un día más en la carrera de José Antonio Soler (Atzeneta d'Albaida, Valencia, 1995). Tras un fuerte choque cabeza con cabeza con un futbolista del Llanera, el jugador del Real Avilés sintió un 'crac' premonitorio. Acabó el partido como pudo, con dolor, que finalmente pareció desaparecer.

Sin embargo, dos días después empezaron los mareos y las pruebas médicas mostraron que había sufrido una fractura craneal. «Tuve que estar 21 días sin realizar nada de ejercicio físico y fue lo más difícil. El dolor se me pasó rápido y yo me encontraba bien, así que fueron días de mucho aburrimiento y de muchas ganas por volver a entrenar y a jugar con el equipo», recuerda.

Lo cierto es que, desde fuera, la recuperación fue rapidísima. Apenas cuatro partidos alejado de los terrenos de juego. «Llevaba ya unos días entrenando con el equipo con el casco después de que en el TAC se viese que no había rastro de la fractura y la verdad es que he vuelto en cuanto he podido. Tengo que agradecer la confianza del 'míster', apunta, tras disputar ante el Valladolid Promesas 22 minutos en la segunda mitad».

Obligado, pues «todavía tengo la zona de la fractura algo blanda», Soler se hizo con un casco de rugby Canterbury, con el que tendrá que acabar seguro la temporada. «Estos meses lo tengo que llevar obligatoriamente. Después, ya veremos, si nos da suerte igual me planteo mantenerlo más tiempo», bromea, siempre con su sentido del humor habitual por bandera.

Lo cierto es que «es bastante incómodo. A nivel de visión no hay problema, y puedo rematar de cabeza perfectamente, pero da muchísimo calor. Sudo mucho todo el rato y no quiero pensar cuando se acerquen los partidos con mucho sol a final de temporada... Pero bueno, no queda otra que adaptarse».

Cuando se lesionó, Soler tenía como principal competidor para el lateral derecho a Èric Callís. Ahora, también se unió a la terna Arlantz Palacín, que por ahora no está contando demasiado con la confianza de Javi Rozada. «Bueno, así es el fútbol. Es positivo que haya competencia y creo que es muy sana. Èric es un gran chico que lo está haciendo muy bien y Palacín también tiene muy buenas condiciones. Lo principal es que se lo pongamos difícil al 'míster' y que todos ayudemos al equipo como sea».

A sus 29 años, Soler suma 246 partidos entre Segunda B, Primera y Segunda RFEF, por lo que ha estado en muchos equipos y vestuarios de la categoría. Con todo, y cuando se le pregunta si ve al Real Avilés con equipo para pelear por el ascenso, no duda al afirmar que «sí, sobre todo por el vestuario que tenemos. Tenemos un día a día muy bueno, hemos conseguido hacer una familia en la que todo el mundo mira por todos, hay mucha cohesión entre los jugadores y el cuerpo técnico y eso es lo más importante», asegura.

Además, de cara a un hipotético ascenso a Primera RFEF, categoría que él ya conoce, «soy una persona de ilusiones y lo último que me van a quitar a mí es la ilusión», sonríe. «Ahora lo primero es asegurar el 'play off' de ascenso, creo que tenemos posibilidades de luchar hasta el final por la tercera posición y a partir de ahí veremos lo que pasa. Estamos recuperando a la gente lesionada, hemos pasado por momentos difíciles a lo largo de la temporada y ahora queda lo más bonito».Soler tratará ahora de recuperar cuanto antes su mejor versión y volver a ser ese cohete por banda que pone 'caramelos' a los atacantes, una de sus principales características como futbolista, lo que le valió su fichaje este verano por el Real Avilés.

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