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La primera gran cita de la temporada ya está aquí, en este primero de octubre con un partido que tiene todos los ingredientes posibles para vivir desde las cinco de la tarde un ambiente de gala en el Román Suárez Puerta y un Real Avilés ... Industrial-Unión Popular de Langreo a la altura de la expectación que ha levantado el derbi regional del escalón intermedio del fútbol asturiano, con dos clásicos que necesitan y pelearán con la mayor intensidad por tres puntos de trascendencia para ambos.
A efectos emocionales también encontramos argumentos con la presencia en el campo de varios futbolistas que son amigos personales y rivales en el campo.
La rivalidad suele igualar fuerzas en estos partidos, pero la mayoría cuelga el cartel de favorito al Avilés por el trazo de su proyecto, de club y deportivo. La necesidad de no distanciarse más o de empezar a reducir la diferencia con el líder Zamora, posición que se marca como objetivo, obliga al equipo de Emilio Cañedo a sumar de tres y encadenar una serie seguida de victorias después de enderezar su errático inicio liguero hace siete días en Pucela.
Los blanquiazules quieren ahora romper la dinámica en casa y tras un empate y una derrota, solo se piensa en estrenar el casillero de triunfos locales, y nada mejor que hacerlo ante el eterno rival para poner el Suárez Puerta patas arriba.
El Langreo tampoco se puede descuidar en sus objetivos para poner algo de distancia con el descenso, en el que está clasificado antes de arrancar la cuarta fecha del campeonato. Si el Avilés tiene en mente ganar por primera vez en su campo, el conjunto que dirige Javi Vázquez necesita ponerse las pilas a domicilio después de perder en Guijuelo y sobre todo en Pasarón, donde el portero langreano Adrián Torre tuvo que sacar seis goles de sus redes. Un accidente que el técnico azulgrana espera reparar con unos ajustes que él mismo reconocía haber trabajado en ese aspecto y teniendo también en consideración el estilo de juego del Avilés de Cañedo.
Como en todo derbi que se precie, la gestión de la ansiedad, de los nervios por unas gradas llenas de pasión, será una de las claves para decantar el partido, sin olvidar los consabidos detalles, el aprovechamiento de oportunidades y la reducción al mínimo de los errores defensivos.
En ese aspecto ambos equipos tienen un debe por corregir: los avilesinos dejar por primera vez la puerta a cero y los langreanos cerrar el grifo a domicilio tras recibir ocho goles, los seis de Pontevedra y dos en Guijuelo.
A nivel de efectivos sale perdiendo de salida el Avilés, sin dos de sus piezas fundamentales, el pivote Edu Cortina y el extremo Davo Fernández. En el Langreo están todos salvo Alain, inédito como Valcarce en las filas locales. Emilio Cañedo y Javi Vázquez no adelantan sus planes, pero en el equipo blanquiazul Mecerreyes dirigirá desde el pivote e Isma Cerro o Joel en banda. Tampoco hay que descartar que Orfila tenga opciones de entrar en el centro de la defensa.
En el Langreo la duda podría estar en la medular con el avilesino Joselu ya recuperado de una fractura en el tabique nasal, aunque quizás tenga que esperar su turno en el banquillo.
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